Estoy viendo la tele intentando no pensar en que Irene se va a casar y así quitarme de la cabeza las ganas que tengo de ir y pedirle que no lo haga aunque sería egoísta por mi parte. Me llaman al móvil.
— Marco tienes que venir a Valencia. No puedes dejar que se case.
— Carla no pienso ir, tengo que pensar en ella no puedo hacerle eso.
— Si realmente la sigues queriendo ven — y cuelga.
No pienso ir ya está decidido y aunque fuera no creo que llegara a tiempo.
Quien no arriesga no gana. Esa frase se repite desde que Carla me ha llamado, a la mierda todo voy a Valencia.
Cuando llego Carla me espera en la puerta para que nadie me vea y me dice que puedo pasar.— Está en esa habitación — señala, yo asiento y sin pensarlo dos veces abro la puerta.
Cuando abro veo a Irene vestida con una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos, tiene el pelo ondulado pero no recogido, como si se lo hubiera deshecho.— Esta vez no te irás. Irene escucha si te vas a casar con alguien que sea conmigo — le digo, no estoy dispuesto a dejarla ir.
— No pensaba casarme. Mírame acabo de quitarme el vestido, pensaba ir a buscarte. No te he podido sacar de mi cabeza imagínate de mi corazón — me dice y se lanza a darme un beso. — No me voy a volver a separar de ti, así que, vámonos de aquí. Te quiero Marquito.
— Como mande la princesa — le digo y cuando abro la puerta veo que ella mira para todos los lados. — Tranquila, Carla se ha encargado de tus padres para poder fugarnos.
Nos vamos en el AVE ya que si venía con mi coche no llegaba a tiempo. En dos horas estamos en Madrid.
Han pasado varios meses desde que Irene y yo hemos vuelto. Ahora estamos viviendo juntos ya que Carla dejó sola a Irene en el piso y se fue con Isco.
Nos estamos preparando para ir a la Gala del Balón de Oro.
— Estás preciosa amor — le digo a Irene cuando la veo.
— Tú también estás guapísimo.
— Joder Marco, cuanta gente — me dice Irene al bajar del coche y ver a todas las personas gritando que hay al lado de las vayas.
— Espérate a llegar a la parte de los fotógrafos y periodistas — le advierto.
— ¿A qué cámara miro? — me pregunta al ver tanta cámara, se lo explico y cuando nos hacen las fotos entramos para sentarnos.
Llega el momento de anunciar el ganador y cuando oigo mi nombre no me lo creo, le doy un beso a Irene y subo al escenario.
— Quiero dar las gracias a mis compañeros de equipo y de la Selección y también a mi familia que me ha apoyado siempre y gracias a vosotros estoy cumpliendo mi sueño, también dedicárselo a mi madre y sobretodo darle las gracias a Irene que es la que me da fuerza cada día y la mujer por la que vale la pena levantarse cada día. Que te iba a decir, ¿en qué estantería lo ponemos? —digo y todos ríen.— Quería aprovechar este momento, ya que están todos delante, así se enteran todos ya y no hay que contarlo. Irene, cásate conmigo — bajo del escenario para ponerle el anillo y ella no para de llorar, entonces la abrazo. — Te amo — le susurro.