IV

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La peli rosa por más que le hubiera gustado quedarse en casa todo el día sin hacer nada, no podía. Tenía un compromiso junto a los chicos y aunque estaba triste por la partida de su Sensei, no quería preocupar a sus amigos. Lo mejor que podía hacer ahora era poner la mejor cara y no amargar el día de ellos. Aunque claro, ver al responsable de la partida de Madara tampoco le animaba tanto, pero no tenía otra opción.

Al terminar sus quehaceres domésticos y de vestirse, salió de la casa para encaminarse a la de su mejor amigo, pero apenas y salió, se tropezó con una piedra provocando que se cayera al piso y se lastimara el tobillo. «Éste día no podría ser peor.» pensó ella, tratando de levantarse pero apenas y pisó firme con ese pie, volvió a caer de culo al piso.

—Hey, ¿Necesitas ayuda? —Escuchó una voz masculina acercarse. La oji jade subió la mirada y se encontró con su otro compañero de equipo mirándole un tanto preocupado. — ¿Que pasó?

—De torpe me tropecé con una piedra y me lastimé el tobillo. —Explicó ella, apenada porque Sasuke la había encontrado en esa situación. — Traté de levantarme pero volví a caer, me duele demasiado.

—No tienes caso. —Él dió un suspiro y le ofrecido la mano la cual ella acepto, pero envés de ayudarla a caminar, éste la jaló y pasó su otra mano por debajo de las piernas de ella, tomándola en sus brazos de forma nupcial. Las mejillas de ella se enrojecieron.

—H-Hey... No es necesario que... —No logró continuar ya que éste la interrumpió.

—No es nada, es mejor apresurarnos, se nos hace tarde. —Dijo éste comenzando a caminar con ella cargada en sus brazos. Ella tuvo que pasar una de sus manos por detrás de la cabeza de él para lograr afirmarse, no es muy normal que la cargasen así por lo que le era normal sentir miedo de que podría caer.

El azabache se apresuró y dió un salto para tomar altura, comenzando a saltar de tejado en tejado saliendo del barrio Uchiha e irse en dirección a la casa del rubio.

En el camino la peli rosa no disimuló al estar mirando al Uchiha, se le hacía raro por parte de él éste tipo de ayuda cuando estaban rodeado de gente, porque normalmente él se comportaba más amable y risueño cuando estaban solos. Para él solo es cosa de mantener su postura de Uchiha honorable, él era como su padre de alguna manera ya que éste la mayor parte del tiempo mantenía una expresión seria en su rostro, apartando el hecho de que él era muy estricto al momento que trataba con sus hijos, sobre todo con Sasuke.

Sakura siempre, desde que tenía memoria, ha estado enamorada de éste chico y aunque pasadamente le hubiera emocionado que éste la cargara de ésta manera, en estos momentos sólamente sentía vacío dentro de ella. Había perdido parte de si misma cuando Madara se fue y cada vez que vea a su compañero usar su habilidad ocular, se acordaría de él.

No demoraron mucho para llegar a la residencia Uzumaki y Namikaze. Como Sasuke aún tenía sus manos ocupadas al traer a Sakura en sus brazos, ésta se encargó de tocar el timbre.

—¡Sasuke, Sakura! —Una mujer de cabellos rojos abrió la puerta, sonriendo con alegría al encontrarse con los amigos de su hijo. Aunque aquella expresión duró poco al ver qué la peli rosa venía en brazos del otro, ahora les dedicaba una miraba más picara. — Creo que no perdieron tiempo en el camino, eh. —El rostro de ambos ninjas enrojecieron como tomates tras aquella insinuación por parte de la madre de su amigo, teniendo claro a lo que se refería.

—N-No, lo que pasa es que ella se torció el tobillo y decidí cargarla hasta acá. —La mujer soltó unas pequeñas risitas dejándolos pasar a la casa.

—Déjala en el sillón, la curaré de inmediato. —Él asintió al momento de ingresar a la vivienda junto a la oji jade y dejarla sobre un sillón en el living. La mujer se arremangó su bluza y se acercó quedando de rodillas frente a ella. Le quitó su calzado y comenzó con su chakra la curación en el tobillo lastimado de la chica.

▲Eres mía▲ 🌸MadaSaku🌸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora