Parte 1

104 2 1
                                    

La forma en la que ocurrían las cosas no importaba. A nadie le molestaba.

Solo a él, aunque no lo iba a admitir nunca por nada del mundo.

No quería abrir los ojos, sabía lo que le esperaba ese día, mientras más tiempo pudiera ignorarlo era mejor. Por eso, solo se permitía odiar unas pocas cosas de su vida, por ejemplo, que la alarma suene. Odiaba el sonido de ese aparato del mal. Así que todos los días despertaba antes. Su sistema biológico ya estaba programado, para su suerte, en despertar y desactivar la alarma antes que esta emita sonido alguno.

Todavía era de noche, no era difícil adivinar si duermes al lado de una ventana sin cortinas, solo tapada con diarios y cinta para evitar el frío. La rutina del día a día no cambiaba, se despertaba y soñaba despierto.

Esos sueños eran imposibles de cumplir, tener una mejor casa, una mejor familia, amigos, cosas que una persona normal podría tener. No podemos nacer pidiendo tener el mundo a nuestros pies. En realidad, siempre se preguntaba, ¿para qué nacer si tenía que sufrir?

Todo lo que conocía en su vida era el dolor y el rechazo: sus padres no lo querían, sus hermanos tampoco y no le iba realmente bien en la escuela, era lo peor del promedio, lo más bajo de todo. No tenía un aspecto admirable en su vida, su rostro era normal, sus notas eran bajas, su familia lo ignoraba. Literalmente no tenía nada que le perteneciera. Solo una cosa había que nadie le podía quitar, su personalidad.

¿Creían que era la vida? No, no era tan egocéntrico. La vida es muy fácil de quitar, cualquiera lo podía hacer, el invocar a la muerte es algo que todos podemos hacer fácilmente, no importa de qué clase social, cuan rico o pobre seas. Todos podían matar. Incluso él.

Sí, claro que sabía muy bien lo que era la muerte, él era quien la llevaba a cabo.

Se podría decir que eso era lo que hacía para no morir. Muy irónico.

A la mierda la vida, él tenía que matar para vivir. No le importaba nada, solo tener un escape y ese trabajo era el escape que encontró.

Personas como los omegas tenían pocas opciones, encontrar un alfa que los mantenga durante toda su vida, o realmente como era común, hasta que el alfa se aburra del omega y lo tiré una vez usado. Un omega con la suerte a su lado, que encontraba un alfa que lo amara y cuidara era casi imposible. Es por eso que la otra opción era la prostitución. Simple y justo, según los estratos sociales más altos. Los omegas no valen nada y nunca lo valdrán, mucho menos un omega hombre. Los omegas hombres eran lo peor de lo peor.

Cuando su familia descubrió que no era un alfa como sus hermanos, fue terrible. La más dolorosa paliza que su padre le dio hasta el momento, claro que cuando volvió a la escuela no faltaron las burlas y los demás golpes. No era la falta de costumbre, pero dolía el triple saber que no era porque era pobre, tonto o feo, sino por su cuerpo, la naturaleza decidió que era un maldito omega, algo que nunca podía cambiar.

Por suerte estaba en su último año de instituto, un año más y los golpes y las burlas por parte de sus compañeros terminarán. Un año más y podría ser libre. El trabajo le permitiría dejar la casa de sus padres y huir lejos, lo más lejos posible de ese lugar.

Ser una familia de puros alfas y betas no era de lo más confortante. Su familia no podía entender como él era un omega cuando su madre era una beta y su padre un alfa.
Sus dos hermanos mayores eran alfas, por lo tanto, pensaron que como mucho él iba a ser un beta, pero no pasó.

En la sociedad no era raro que, entre un alfa y omega, si tienen descendencia estas correspondan al género de algunos de los padres. Pero él fue diferente, cuando tuvo su primer celo, incluso su madre se sorprendió; al momento que su padre terminó de golpearlo por la vergüenza que conlleva tener un hijo omega, los siguientes golpes se los llevó su madre, que no tenía ni la valentía de mirar a su hijo ni mucho menos a su esposo mientras la culpaba de cosas que ella negaba haber hecho. Si no fuera porque sus hermanos estaban, su madre hubiera terminado peor que él.

Qué más podía hacer una pobre mujer beta dominada por el alfa con el que se casó, no es como si ella no supiera de las infidelidades de su esposo, pero eso nunca la llevó a hacerlo. Ella lo amaba. Idiota. Cobarde.

Asesino [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora