No recordaba dónde quedaba ese lugar, la verdad no le importaba, no quería volver jamás.
Fue un alfa quien se encargó de enseñarle quien manda, su padre.
Fue un alfa al que mató por primera vez.
Pero él fue quien aprendió que no solo podía obedecer, sino también hacer.
Días después que su primer celo terminará, a sus 15 años cuando volvía por la tarde de la escuela sintió un escalofrío al acercarse a su casa y ver la puerta abierta, al entrar lo escucho: la voz de su padre.
Sintió miedo. Todavía podía ver en su cuerpo algunos hematomas producidos por los golpes que su progenitor le propició. Quiso correr a su habitación, sin hacer ruido, no pudo, su padre supo que entró a la casa apenas cruzó la puerta. Solo pudo subir un par de escalones antes de que su padre lo agarrara por el brazo. Sentía que todo estaba mal. Lo sabía, su omega le decía que corra pero ¿A donde?
─ Tenemos algo que hacer, no vamos con Dylan ─ grito el alfa, no sin dejar de hacer fuerza sobre el brazo de su hijo, arrastrándolo hacia la puerta.
─ No quiero ─ dijo Dylan apenas escuchó salir sus palabras de su boca.
Su padre se acercó bien al oído, sintió miedo, tenía olor a sudor, alcohol y tabaco.
─ No me importa lo que quieras, bastardo ─ le respondió sacándolo de su casa. Quiso gritar, llamar a su madre para que lo ayude, aunque sabía que ella no iba a actuar.
Al subir al auto de su padre comenzó a temblar, su olor se sentía mucho más ahí. Cada parte de su cuerpo le decía que tenía que escapar. Solo miro sus piernas temblar, no sabía cuánto había durado el viaje, ni donde estaba. Su padre lo bajo del auto, sin soltar su agarre en ningún momento.
Se sentía mareado. Cómo flotando. Tenía esperanzas pero era inútil negar al lugar donde su padre lo llevó.
Su propio padre entregándolo como si no valiera nada. Sintió náuseas en su estómago. Y odio.
Ese odio no era nuevo. Hace días que venía sospechando de que su padre algo estaba tramando. La forma en que lo miraba cada día cambiaba más sin embargo, aún tenía cierta ilusión o esperanza de que iba a cambiar.
No sabía qué tipo de edificio era, tampoco lo vio demasiado, no le importó. Solo quería escapar aunque no sabía cómo lo iba hacer.
De repente entró en un pasillo con puertas, supo que clase de lugar era, un prostíbulo, ahí estaba pero sus oídos no querían escucharlo, sentía como un pitido en sus oídos de lo mareado que se encontraba. Podía oler a varios alfas y demás cosas que lo desesperaba .
─ Te lo encargo ─ dijo su padre a otro tipo, entregándolo, tirando a su hijo como si fuera basura ─ Llámame cuando termine ─
Vio ir a su padre, este sin mirar atrás yendo hacia la salida, caminando como un alfa todo orgulloso.
─ NO, NO ME DEJES! ─ gritó Dylan en ese momento, quizás su padre tendría lástima y volvería con él, le diría que solo era una broma e irían a casa.
Pero no, de a poco lo vio desaparecer por ese pasillo mal iluminado. Ya no tenía fuerza para pararse, su propio padre lo había vendido como una prostituta.
El otro hombre lo arrastró a una habitación. Dylan forcejeaba tratando de escapar pero era inútil, el beta que lo sostenía lo tiró a la cama. Se abalanzó sobre el, Dylan no lo pudo evitar, de repente sintió un pinchazo en su pierna.
─ Ahora te vas a quedar quiero, maldito ─ dijo el beta ─ Espera a tu cliente tranquilo ─ termino de decir mientras se iba y cerraba la puerta
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Asesino [HIATUS]
General Fiction¿Quien dijo que los omegas eran débiles? ¿Quien dijo que un omega no podía matar para sobrevivir? Esta es la historia de Dylan, un omega que debe matar para vivir, es la historia de un muchacho desesperado quien hará lo que sea para escapar.