Una habitación, una cama, una puerta y ventana. Tres personas dentro de ella. Desde las otras habitaciones nadie iba a interceder frente a los gritos que se habían escuchado más temprano, era normal en ese tipo de lugares.
Ahí estaban. Alfred parado, caminando de un lado a otro mandando mensajes en su teléfono, Dylan sentado el medio de la cama mirando lo que hacía su tío sin terminar de entenderlo. Al costado de la cama, estaba la otra persona, sentada, bien muerta.
─ ¿Qué es lo que va a pasar? ─ preguntó Dylan desconcertado.
─ Por el momento tengo que sacarte de aquí ─ contestó Alfred ─ Y también a él ─ terminó de decir.
Dylan sabía que se estaba refiriendo al cuerpo que estaba al costado de la cama, no lo quería ver.
─ A donde voy a ir ─ pregunto nervioso, recordando que su padre lo había dejado allí.
─ Por ahora a mi departamento ─ contestó su tío.
─ Q-Qué le voy a decir a Roman? ─ dijo Dylan, no quería enfrentar a su padre, seguro lo mataría.
─ No te preocupes por eso ahora, necesito que esto quede entre nosotros ─ contestó ─ Alguien va a venir por el cuerpo, pero por ahora te vienes conmigo.
─ E-esta bien ─ Dylan sabía que debía dudar de su familia, pero por como se estaba comportando su tío no parecía que fuera a traicionarlo, sus ganas de alejarse de ese horrible lugar eran más fuertes por el momento.
Un golpe se escuchó.
Sobresalto al menor que estaba centrado en sus pensamientos, alzó la mirada nervioso pensando que podía ser el hombre beta que lo había tirado en esa habitación. Sin embargo, su tío se encontraba calmado, yendo a abrir la puerta.
─ Señor ─ saludó un hombre desconocido desde la puerta a su tío.
─ Bien, llegaste rápido ─ le dijo Alfred a uno de sus hombres, mientras lo hacía pasar dentro del cuarto, antes que alguien pasara por el pasillo.
El hombre que acababa de llegar, no entendía bien porque su jefe lo había convocado a ese lugar, al entrar vio a un muchacho adolescente temblando en la cama, y al costado de ésta un cuerpo, claramente no entendía qué pasó ahí.
─ Señor... ─ trato de decir.
─ No preguntes, solo deshazte de ese cuerpo, sin que nadie se entere ─ declaró seriamente Alfred ─ Ven, ahora nos vamos ─ le dijo a Dylan.
Dylan solo miraba a esos dos hombres frente a él hablando, cuando su tío le dijo que ya se iban, salto de la cama, quería irse de allí tan pronto como pudiera. Sin más preámbulo se posiciono frente a la puerta y miró a su tío.
─ Vamos ─ le dijo con seguridad.
Alfred casi ríe ante tal actitud, su sobrino había sido vendido por su padre a un prostíbulo, matado a un hombre, y hace minutos temblaba de miedo, ahora con una mirada decidida, le daba órdenes seriamente.
Mocoso, pensó Alfred.
Así salieron del lugar, Alfred le volvió a recordar a su subordinado que nadie debía enterarse que ese tipo estaba muerto y que se encargue de ocultar bien en cuerpo, nadie podía saber lo que había pasado en esa habitación. Y que si preguntaban por el muchacho, se había ido con dinero en la mano y solo.
Dylan camino al lado de su tío hasta la salida, su paso cada vez era más apurado. Cuando por fin salieron de allí, pudo sentir el frío en su rostro, había anochecido, ¿cuanto tiempo paso en ese sitio? Su tío lo guió a su auto, al sentarse y relajar su cuerpo no supo en qué parte del camino se durmió, pero cuando despertó ya se encontraba en el departamento de Alfred. Habían sido pocas la veces que visitó el lugar pero lo recordaba como un departamento pequeño sin mucha decoración, solo una habitación, un baño, una cocina y un living
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Asesino [HIATUS]
Ficción General¿Quien dijo que los omegas eran débiles? ¿Quien dijo que un omega no podía matar para sobrevivir? Esta es la historia de Dylan, un omega que debe matar para vivir, es la historia de un muchacho desesperado quien hará lo que sea para escapar.