MI NUEVO AMIGO
Pensaba que al igual que en el limbo yo no existía en este mundo. Todos a quienes les pedí ayuda me rechazaron, solo les importaba que tenga dinero para brindarme su apoyo. Ahora me pregunto si hice bien en regresar, por lo menos allá tenía un lugar donde descansar, las personas no me regañaban, no me dolían partes del cuerpo y lo más importante; sentía menos pesar que aquí.
¿Debo regresar?... ¿Cómo?... Si la única manera es a través de la muerte. No soy tan valiente como para hacer eso, además tengo entendido que suicidarse es el pecado más grande que podamos hacer, quitarnos la vida que Dios nos dio es un acto de egoísmo e ingratitud, y en vez de ir hacia nuestro destino final nuestra alma es castigada llevándola a un lugar peor.
Cruzo la calle y veo un auto acercando hacia mí. ¿Será la llave para irme de aquí?, solo cierro mis ojos y espero a que pase lo que sea correcto.
Abro mis ojos y me encuentro acostada sobre una camilla en un cuarto compartido por otros pacientes, veo a una enfermera cerciorándose que el suero que tengo puesto esté bien.
—¿Ya despertaste? —dice la enfermera—. Es un alivio.
—¿Por qué estoy aquí?
—Te desmayaste y te trajo el joven que anda por ahí. ¡Ve!, justo ahí viene.
Volteo a ver quién es mi salvador. Un hombre a mí se acerca, no es tan mayor; un señor no lo es pero tampoco es de mi edad, pero gracias a él aún sigo viva. Mi corazón late muy rápido y no entiendo por qué, a lo mejor es porque me siento agradecida de que alguien me ayude sin pedirme algo a cambio.
—El suero terminará pronto —añade la enfermera y se retira.
—Veo que ya despertaste, te ves mucho mejor. El suero te ayudó —articula él al sentarse en la camilla de alado—. ¿Cómo te llamas?
Me mantengo en silencio sin saber qué decir. Tengo miedo de que cualquier cosa que diga me cause problemas.
—¿Dónde vives?, necesito saber para llevarte. Afuera está lloviendo, será complicado si te vas en bus.
Sigo en silencio sin entender qué pasa.
—¿Dónde vives? —vuelve a preguntar.
—No lo sé —finalmente digo con algo de temor—. No sé donde vivo.
—¿Cómo?, ¿no te sabes la dirección dónde vives? Entonces mejor dame un número teléfono de algún pariente tuyo para que sepa que estas bien y pueda darme la dirección.
Simplemente me quedo viéndolo. ¿Cómo decirle que no recuerdo nada de eso? No puedo decirle sobre mi origen porque eso significa que rompo con una de las condiciones que me puso Carlos.
Él se pone de pie haciéndome asustar, pero lo que saca de su bolsillo un celular.
—No te asustes, no te voy a hacer daño. Dame el número para llamar.
Me quedo pensando qué hacer, él me mira esperando a que le diga algún número, entonces le contesto:
—Yo... yo no recuerdo nada.
—¿Cómo que no recuerdas nada?
—No sé donde vivo o algún número de un pariente. Ni siquiera recuerdo a mis familiares.
Él se pone nervioso y llama a un doctor para que me revise y luego de unos minutos los veo dialogando. Se me acerca de nuevo y me comenta:
—¿De verdad no recuerdas nada?
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MI PEQUEÑO Y TRAVIESO FANTASMA «TERMINADA»
FantasyLucía es una chica que murió cuando ella tenía 9 años y durante los próximos 10 años su alma deambula al tener asuntos pendientes como conocer cómo y por qué murió. Un día Carlos, un ángel moderador, le ofrece la oportunidad de volver al mundo de lo...