Capitulo 2 - Un mal presentimiento

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Ya hacía una hora que sus hermanos habían dejado el castillo, y Lucy no podía estar más preocupada por ello.

Seguía en el mismo lugar donde Edmund la había dejado, en la terraza de sus aposentos dirigiendo constantes miradas ansiosas hacia la puerta cerrada, esperando que en cualquier momento esta se abriera revelando a la alta e imponente figura de su hermano diciéndole que todo había ido bien y que ya volvían a estar en casa, aunque sabía que esto no ocurriría, al menos no de momento.

Por alguna razón que la chica desconocía, se sentía inquieta, ansiosa y nerviosa por algún extraño motivo. Sabía que no debía preocuparse por sus hermanos, Peter y Edmund eran los mejores espadachines de Narnia, y Susan una excelente arquera, por no hablar de la guardia que los acompañaba, estarían a salvo. La joven trataba de convencerse de aquello, repitiéndoselo una y otra vez en su mente, pero había algo en su interior que no le hacía sentir segura.

Observó como sólo una línea de fuego cruzaba el horizonte del oeste mientras la noche iba cayendo cubriendo Narnia con su oscuro y frío manto, sin embargo aquella intensa preocupación y el temor que llevaba sintiendo desde que Edmund había abandonado su habitación la estaban carcomiendo por dentro, y Lucy se sentía cada vez más desesperada, sabía que algo oscuro y peligroso se avecinaba, y estaba segura de que aquello se debía al extraño y preocupante comportamiento por parte de los antiguos seguidores de Jadis.      

No había querido decírselo a sus hermanos para no preocuparlos, pero desde hacía unos días tenía un mal presentimiento que la mantenía en una constante intranquilidad y nerviosismo que le impedían dormir plácidamente por las noches. Y aquello se lo había confirmado la ausencia de Aslan en sus sueños. A pesar de que el majestuoso y gran león no se hubiera comunicado con ella desde el día de su partida, la rubia siempre alcanzaba a verle mientras dormía, su silueta dorada y casi imperceptible observándola desde la distancia.

La joven tenía pleno conocimiento de que nada ni nadie podía mantener a Aslan alejado por mucho tiempo de su querida y amada Narnia. Nada, excepto, por supuesto... que el presagio de una nueva oscuridad, y hasta entonces sólo una única persona había podido mantener al majestuoso y gran león fuera de su camino durante largos interminables 100 años.

Y asustada por el ritmo que estaban tomando sus pensamientos trato de poner su mente en blanco, sin querer detenerse a pensar en la nueva y terrible idea que como un relámpago si había colado en su cerebro como un mal augurio.

La chica se estremeció cuando una brisa mucho más fría que las anteriores chocó contra ella. Se abrazó con los brazos tratando de darse calor y miró en dirección al bosque ya cubierto en aquel momento por las crecientes sombras.

Un escalofrío bajó por su espalda. De repente y sin saber porque, el bosque ya no le parecía tan maravilloso y pacífico como en otras ocasiones, sino tenebroso y peligroso como si en su interior se ocultasen criaturas que desde incluso esa distáncia la estuvieran acechando.

Sacudió la cabeza, convenciéndose a sí misma de que aquello no era más que ideas absurdas que su mente atormentada por la preocupación y el miedo de aquel mal presentimiento se empeñaba en hacerle creer, sin embargo, y a pesar de estar completamente segura de que no era más que simples imaginaciones, no pudo evitar retroceder un paso, escudriñando la oscuridad frente a ella.

- Vaya, ¿pero a quién tenemos aquí? -

La rubia se quedó helada al escuchar esa voz a su espalda, desprovista de cualquier sentimiento excepto el de una oscura diversión.

Se volvió sobresaltada y grande fue su sorpresa y espanto al encontrarse a tres jóvenes parados en el umbral de la puerta que comunicaba la terraza con su habitación...

Oro y Plata,Fuego y Hielo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora