Capítulo 7: cinco minutos.

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Domingo 14 de enero del 2018

-Lo lamento, Jennifer- contesté a su oferta -No puedo ir contigo.

Ella me observó de pies a cabeza y sus ojos perdieron brillo. Mi nieta de verdad deseaba que me fuera con ella pero solo gastaría el resto de su vida cuidando a un anciano que no podía hacer nada por sí solo. Jenny es tan pequeña, tan joven... Lo mejor para ella es vivir con el amor de su vida, tener hijos y ser feliz, no perderlo todo por algo tan insignificante como yo.

-¿A dónde irás ahora?- preguntó.

No lo sé. No tengo idea de lo que haré en cuanto salga del hospital. Estoy más débil que antes como para enfrentar a Alfonso y reclamar mis cosas. Quiero la foto de Lupe, mis obsequios y mi cobija, la única que tengo, que me ha protegido del frío que siento desde que mi linda hija se fue. He escuchado millones de veces que la vida es un hermoso regalo pero nadie me había dicho que dolía tanto. Desde niño he creído que a esta edad sería alguien humilde y que viviera de sus frutos en aquel rancho pero solo me mentí. No pude ir a vivir mi sueño, no pude plantar ni un árbol... No hice nada de lo que alguna vez soñé. Mi yo de antes seguramente me hubiera matado.

-Iré a un asilo- respondí.

-¿Cómo así?- no lo entendió. No esperaba que lo hiciera -¿Es que acaso cree que usted será un estorbo para mí? Porque si es eso, es una mentira- insistió.

-Jenny, tienes una vida por delante- comencé -Te casarás y tendrás hijos, serás alguien exitosa. Puedo verte brillando incluso antes de que lo hagas.

Ella se quedó callada y bajó la mirada. Definitivamente no lo entiende. Espera que me vaya con ella o tal vez tiene esa esperanza de que esté bromeando como lo hacía antes. No. No sé lo que está pasando por su cabeza ahora mismo, solo puedo ver a una niña triste que se niega a aceptar la realidad. Eso no está bien.

-Abuelo, nunca me fui con mi amiga. He estado sola desde el momento en que salí de este lugar... Venga conmigo y hágame feliz- su voz se volvió más gruesa.

-¿Y si muero? Te dejaré sola de nuevo ¡No quiero eso!

Ella negó con la cabeza y se acercó a mí. Tomó mi mano y me sonrió sin decir nada. Esta niña es terca, como su madre solía serlo, también es dulce, como Lupita.

Abrí la boca para decir lo que pensaba en ese momento, cuando la enfermera entró a la habitación y pidió a Jenny salir un momento. Tenía otra visita importante que, por lo que dijo la señorita, duraría solamente cinco minutos.

¿Quién querrá verme ahora?

Jenny salió sin quejas y entró una mujer que ya conocía. Petunia tomó asiento y me saludó con una sonrisa en su rostro, como si nada hubiera pasado. Me alegraba que el monstruo no la había dañado, pero tampoco deseaba verla. Me daba pena.

-Que bueno que se encuentra bien, señor Guillermo- dijo por fin -Lamento que tuviera que pasar por todo esto por culpa de Alfonso- bajó la mirada y guardó silencio un segundo. Cuandl iba a contestar a su comentario, se reanimó y continuó -Le pido por favor que perdone a Fonsy, es un jetón malhumorado pero se arrepintió tanto al ver como su cuerpo se desplomó. Es una persona incomprendida, solo... Perdónelo, por favor.

...

¿Qué?

...

¿Yo... Perdonar a Alfonso?

Perdonar al hombre que dañó, engañó, golpeó y gritó a mi hija, es como si su propio padre la traicionara.
Perdonar al miserable que no hizo nada más que alejarme de mi nieta es como si no hubiera pasado nada.
Perdonar al desgraciado que me robó mis cosas es traicionarme a mí mismo.
Dios mío, perdóname, de verdad que lo lamento mucho pero yo no perdonaré a ese hombre que hizo sufrir a mis dos niñas.

Negué con la cabeza. Perdóname, Petunia pero la persona que lo ama, eres tú, no yo. No voy a perdonarlo hasta que pague lo que le hizo a Lupe. Además él no está arrepentido, lo sé. Intentó matarme varias veces en tan solo 3 días y eso no es correcto. Verme caer fue lo mejor que le pudo haber pasado, no quiero que esta mujer venga a mentir ¡ese hombre no es bueno!

-Don Guillermo, en serio no quiso hacerlo... Solo necesita algo de tiempo para darse cuenta de las cosas.

-Petunia- dije con el tono de voz más seguro del mundo -No perdonaré al hombre que dañó a mi hija y a mi nieta. Quiero que me de mis cosas ya- Me molesté.

Ye he aguantado bastante, ya lloré mucho, ya le rogué a Dios por mí. No puedo seguir así, estoy molesto. Me enfurece que ese hombre sea así.

-Oh, Guillermo- rió -sus cosas ya no están en casa. Fonsy las tiró a la basura el mismo día en que se desmayó.

-¡¿Cómo dices?!

-He venido a decirle que no volverá a casa nunca más porque no hay nada suyo ahí dentro. Lamento el comportamiento anterior de mi prometido pero si usted no quiere perdonarlo, no tengo por qué hacer más por usted- al decir esto, se levantó y caminó hasta la puerta -Ojalá se muera pronto, Guillermo. Usted solo está aquí como un zombie y en realidad es una mala persona- rió de nuevo y se acercó hacia donde se encontraba el suero que tenía pegado a mí -Ya muérase, de verdad.


¿Quién es esta persona?

¿Esta es la verdadera naturaleza de Petunia?

Señor GuillermoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora