I- ¿Les gustó?
Adam y Daisy, sentados aún en el café literario Les Cascades de París, quedaron petrificados ante la pregunta de Brett.
- ¿Dije algo malo? ¿O no les gustó el concierto y les apena decírmelo?
La pareja relajó la mirada al segundo.
- Me gustó el concierto. Los músicos fueron geniales. Me apena haberme perdido el inicio. Gracias por la invitación -dijo Daisy.
- Gracias a ti por la compañía. -le dijo Brett.-Por un momento pensábamos que no llegarías! Adam estaba impaciente, mirando su reloj a cada instante.Daisy inmediatamente miró a Adam, quien la vio, dirigió su mirada al suelo y luego la elevó otra vez hacia la expresión sonriente del rostro de la actriz.
- Estaba acompañando a Kika. Yo sí quería venir y aquí me tienen. Perdón por tardar. No quería causar inconvenientes.
- Oh no, no hubo ninguno -la tranquilizó Brett.- Adam, no nos has comentado, ¿qué opinas del recital?Adam sentía que el brillo en la mirada de Daisy atraía a la suya como un imán, pero uno de los grandes.
- Aunque no sepa el idioma -respondió Adam - creo entender los sentimientos que quiere transmitir y eso me gustó mucho.
- Realmente estoy feliz de que les haya agradado -comentó Brett. - Ah, Daisy, solo te perdiste de tres canciones, pero pudiste escuchar la mayoría.
- ¡Excelente! Creo que agregaré algunas a mi playlist.
- Por cierto, ¿quieren tomar algo? Este café no va a cerrar aún. ¡Yo invito!Adam y Daisy se miraron otra vez.
- Yo creo que aún puedo estar aquí un tiempo -respondió Daisy. -¿Adam?
- Claro, ¿por qué no?
- Adam, me recordaste un poco a Nacho Vegas.
- ¿Yo? Es por el cabello, ¿verdad?
- Definitivamente sí, además de la estatura y su expresión en el rostro. Parecía que nada lo perturbaba.
- ¿Parece que nada me perturba?
- En situaciones normales no, al menos.
- ¿Y en qué situaciones se ve que algo le perturba? -preguntó Brett.Adam fijó sus ojos en Daisy, pendiente de la respuesta.
- ¡Cuando siente una perturbación en la Fuerza, por supuesto! -respondió Daisy.
- ¡Ja ja! ¡Cómo olvidarlo! - comentó Brett- Sí, al actuar no tienes para nada la apariencia de los días comunes.
- Soy un gran tema de conversación- bromeó Adam.
- Lo eres, lo eres -respondió riendo Brett. - ¿Pido ver la carta?
- Sí, claro.
- Sí, gracias.Brett miró hacia su alrededor en busca de alguien que lo ayudara con la carta. Mientras tanto, Daisy empezó a tararear una de las canciones que habían sido interpretadas en el concierto. Adam la observaba, o más precisamente, la contemplaba. Lo hacía con sutileza: el rostro en dirección hacia el frente, ligeramente hacia abajo, pero dirigiendo su mirada hacia un lado para poder verla.
Qué inevitable era sentir bienestar en un micro momento así, pensó él.
- ¿Y qué piensan hacer mañana? -preguntó Brett.
- Yo personalmente no tengo nada planificado, pero probablemente seguir de visita y descansar un poco por la mañana también -mencionó Daisy. - ¿Y ustedes?
- Yo revisaré información de un proyecto que me acaban de mandar hoy. Me dijeron "no te molestaremos para nada el sábado" pero al final todo cambia.
- Todo cambia al final -repitió Daisy.La frase era una sola pero todos pensaron en algo distinto.
Pidieron algo sencillo, conversaron un poco acerca del concierto, de otros conciertos y música que suelen escuchar y del ambiente de París hasta ahora. Era una visita que estaban disfrutando. Para Adam y Daisy, las temporadas de rodaje eran pesadas y era siempre bueno tomar un respiro.
Al terminar de comer, todos se alistaron para regresar a sus casas. Adam y Brett se ofrecieron a acompañar a Daisy hasta su hotel en el auto, quien decía estar algo cansada.
- Yo iré en el asiento del copiloto -dijo Brett. - Ustedes pueden ir atrás, para que les sea más cómodo.
Daisy y Adam pasaron al asiento trasero y saludaron al conductor.
- Así que mañana también habrán cosas que hacer -dijo Brett.
- Sí, pese a que será domingo -dijo Daisy.
- Ya es domingo -dijo Adam.
- ¡Cierto! Pasaron las 12 -observó Daisy.
- Sunday morning, brings the dawn in... -canturreó Brett. - ¿Recuerdan la canción?
- Claro -dijo Daisy. -Lou Reed.
- Velvet Underground -precisó Brett. - Lou Reed, gran compatriota de Adam.Adam asintió y sonrió sin abrir los labios. Notó que Daisy en verdad estaba cansada y pestañeaba ligeramente.
- Ah, recuerdo cuando falleció Lou. No podía creerlo. Soñaba con hablar con él algún día... -dijo bajando la voz Brett, quien empezó a revisar su móvil. - Adam, ¿quieres visitar en estos días el cementerio Père Lachaise? Está aquí cerca. La mayoría de restos de intelectuales y artistas enterrados en París están aquí.
Adam miró por la ventana del auto si lograba distinguir el cementerio. Vio cómo avanzaban por lugares como parques, plazas, museos y demás. Brett de cuando en cuando seguía entonando uno que otro verso de la canción de Lou Reed.
- Adam, no olvides llamar a tu esposa-le recordó su amigo.
Luego de esa frase, Adam permaneció algo pensativo. En realidad, bastante pensativo.
- Sunday morning and I'm falling, I've got a feeling I don't want to know...
Adam giró a su derecha y vio a Daisy dormida. El movimiento del carro hacía que ella se acercara a él. Cuando su cabeza rozó su hombro, él contuvo el aliento. Tuvo cuidado de que no se lastimara. La dejó seguir durmiendo mientras la observaba. Buscó solamente vivir ese momento, lo más internamente posible. Era casi como forzarse a no despertar de un sueño.
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Canción mencionada:
Sunday Morning, by The Velvet Underground and Nico
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La armonía del silencio. Cuando los sentimientos son inexpresables.
Fanfic#Daiver Amor imposible. Adam Driver viaja a París por la posibilidad de participar en un nuevo proyecto. No sabe que en esa misma ciudad se encuentra alguien que ha cobrado importancia en su vida: Daisy. Ambos descubrirán la profundidad de su unión...