Terminé de contar lo sucedido soltando un suspiro por mi boca. El director estaba hincado frente a mí, y miraba fijamente a cada gesticulación que yo hacía. El preceptor estaba en una esquina de la habitación, con la espalda apoyada en la pared y los brazos cruzados sobre em pecho.
—Ves, McGuire —le dice al preceptor, irguiéndose para mirarle correctamente—. Fue sólo un malentendido, ella jamás sería capaz de hacer eso, es una de nuestras mejores estudiantes —me sonrió y yo le devolví el gesto sintiéndome complacida.
Y ahí caí cuenta de con quién estaba lidiando hace un rato. No había escuchado de Mason McGuire hacía tiempo, él era el hermano mayor de Devon. Era igual de cínico, petulante y egocéntrico que su hermana. No sé cómo no reconocí su flaco y huesudo rostro en cuanto lo vi. Cuando Devon y yo estábamos en el mismo curso en segundo de primaria, Mason la iba a recoger con su madre. Mientras su madre hablaba con la maestra, él se daba el tiempo para molestarme. Me picaba las costillas, me sacaba la lengua, hacía sonidos que sacaban de quicio o simplemente, me decía cosas mínimamente hirientes pero sí molestas para una niña de ocho años.
—Tal vez —contestó amargamente. Tenía la mandíbula apretada—. Me equivoqué —añadió y el hombre frente a él le sonrió.
—Ya que está todo más que claro —dijo el director—. Anahí Mendes, puede retirarse a su respectivo salón y —se giró hacia Mason—, McGuire, puede retirarse también.
El director desapareció entrando a su despacho y con la mirada de Mason posada en mí, me levanté dispuesta a salir de allí. Una mano se deslizó por mi cintura y me tornó tan rápido que no tuve tiempo para reaccionar porque mi cuerpo ya había sido estampado contra la pared cercana.
—¿Estás demente o qué? —protesté y acto seguido, me tapó la boca con su mano.
Sonrió lascivamente e hice una mueca de desagrado.
—Calla que te irá mal —advirtió extendiendo más su sonrisa—. Será para la próxima —me guiñó un ojo y sentí súbitas ganas de vomitar. Me removí y se acercó más a mí, tanto que pude percibir su apestoso aliento—. Cuidadito —dijo manteniendo la barbilla baja, para observame mejor—. No querrás liarla otra vez —se encogió de hombros—. ¿Recuerdas aquellas veces en la que te molestaba? Era divertido, más cuando le decías a todos lo que yo hacía, pero no te creían —se despegó de mí riéndose—. Nadie le creía a la mocosa de Anahí Mendes —sonrío burlón y se alejó por completo.
—Eres un cerdo asquer...
Él me lanzó una mirada amenazante haciéndome callar. Observé por sobre su hombro cómo apuntaba en dirección al despacho del director y asentía lentamente con la cabeza.
En cuanto tuve la oportunidad de escapar, la tomé sin dudar. Cuando Mason se alejó de mí, me dejó el suficiente espacio libre para girar el pomo de la puerta y salir. Así que lo hice, salí disparada de allí y sin saber bien adónde ir, corrí sin destino alguno. Seguí corriendo por el que parecía ser un vacío pasillo, habían unos cuantos alumnos que aun no entraban a sus clases, estos no parecían prestarme atención y algunos me miraban cómo si estuviese loca ya que estaba corriendo como estúpida por el pasillo. Me detuve a unos metros del respectivo salón en el que debía de estar, pero giré en ciento ochenta grados y me encaminé hacía al baño de chicas. Al entrar, me metí rápidamente en uno de los cubiculos. Esperé a que mi respiración volviese a la normalidad y me senté en un esquina.
—Maldita sea —bramé propinando una patada a la puerta y haciéndola agitarse con estrépito.
Estaba enfadada conmigo misma porque no hice nada al respecto contra Mason, y no era la primera vez que ocurría algo así. Pasé años intentando que no me importase lo que él decía de mí o lo que me hacía, y ahora caía patéticamente. Sin poder defenderme y valerme por mí.
ESTÁS LEYENDO
Baby Sitting {old magcon}
Fanfiction¿Cómo te sentirías al saber que Old Magcon será tú niñera? Ocho chicos calificados como alocados, tendrán que cuidar a la hormonal adolescente Anahí Mendes, la mismísima hermana de Shawn Mendes. ¿Saldrá fatal o todo será de color rosa y saldrá a la...