—Debe de ser una broma, ¿no es cierto? —inquiero posicionando las manos en las caderas—. Muy divertida, eh —les digo y dándoles una mirada general, me acomodo un mechón detrás de mi oreja.
—¿Te parece que algo de esto una broma, Anahí? —carcajeó él y continuó—. Para nada —me asegura con una sonrisa ligera. Sus ojos caen en los míos y siento la necesidad de apartar los míos—. Es más, a partir de éste exacto momento —e inevitablemente sentí la obligación de observar sus ojos—, seremos tus queridisímas niñeras.
Me quedé un rato mirando el suelo. Dejé ambas manos sobre mi regazo y las entrelacé entre sí.
—No —sentencié y clavé la mirada en la pared tras él sólo para evitar el contacto visual con sus globos oculares azules tan lindos. Fruncí los labios en su dirección—. Nash, por favor dime que es una broma —ruego.
Siento una gran mano en mi espalda y esta se queda allí. Al mirar sobre mi hombro, vi al moreno sonreír en mi dirección con una expresión que no logré descifrar.
—Lo siento, Anahí. No es una broma —asegura, dándome unas palmadas suaves.
Me crucé de brazos, los descrucé y finalmente, caí lúcida sobre el sofá y dejé que mi cabeza descansara en el hombro de Aaron. Respiré hondo, fruncí el ceño y junté los labios en una fina línea.
—No hagas eso.
Le miré y toqué con la punta de mi lengua mi labio superior, confundida.
—¿De qué hablas? —pregunté.
—Fruncir tu precioso rostro —Nash sonrió ligeramente cruzándose de brazos y aquel gesto hizo que casi me cayera de espaldas.
—Ah. —dije encogiéndome de hombros intentando ocultar cómo la sangre empezó a bombear dirigiéndose directo a mis mejillas—. Gracias, supongo.
Dios mio. Si estuviera menos avergonzada, mis hormonas hubieran chispeado saltando a todas partes, felices porque él dijo que mi rostro es precioso. Se sienta en el brazo del sofá individual y mantiene la mirada en mis ojos cafés, con los suyos azules sin mostrar expresión alguna.
—En fin, pueden ir yéndose de mi casa —dije haciendo una mueca—. Ya saben dónde está la puerta —sonreí ampliamente.
—¿Cuántas veces más hacen falta para que creas que sí somos tus niñeras? —dijo Carter y mi sonrisa se esfumó.
—Las que yo considere suficientes —repliqué tajante, con el semblante serio y en consiguiente, el entrecejo arrugado.
Levantándome del sofá y caminando al centro de la sala, les di la espalda y suspiré pesadamente haciendo mis manos puños. Ya sabía y estaba completamente segura de que ellos sí eran mis "niñeras". Pero yo no quería aceptarlo.
—Cálmate, fiera —una mano se deslizó por lo largo de mi espalda y un súbito escalofrío se esparció por todo mi sistema. Aquello logró aflojar los puños
—. No querrás lastimarte —evité mirar mis manos y me giré para observarle.Quedando a la estatura de su pecho, con mis ojos viajé hasta encontrar su rostro.
—Cameron —musité. Él esbozó una sonrisa y sonreí abrazándolo.
La presencia de él me calmó. Apaciguó mi enojo, escondiéndolo bajo mil capas en mi mente. Cameron apareció de la nada. No se encontraba en la sala hace unos minutos y no le tomé mucha importancia, ya que faltaban algunos más para formar completamente a las siete niñeras.
—Te noto un poco pálida —dijo después de deshacer el abrazo—. ¿Has estado comiendo bien estos días?
Sacudí la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
Baby Sitting {old magcon}
Fanfic¿Cómo te sentirías al saber que Old Magcon será tú niñera? Ocho chicos calificados como alocados, tendrán que cuidar a la hormonal adolescente Anahí Mendes, la mismísima hermana de Shawn Mendes. ¿Saldrá fatal o todo será de color rosa y saldrá a la...