–¿No es increíble? –cuestionó el alegre sexto hijo de la familia Matsuno, mientras reía, acompañado por algunas de sus amigas con las que solía quedar para charlar.–Sin duda, tus hermanos son muy extraños. –comentó una de ellas. Al fin el rosado se atrevía a hablar de su familia, aunque tampoco precisamente bien. Pero hacer reír a dos hermosas chicas le compensaban el pensar si quiera que aquellos eran sus hermanos. –¿Aquél no es uno de ellos? –preguntó la rubia de ambas, con una sonrisa divertida. Todomatsu se giró un poco y afirmó con la cabeza que sí lo era.
–Sí, si lo es. Pero no sé que hace aquí. –dijo, algo confuso, pero tampoco le importaba en aquel momento. Volvió a mirar a sus dos compañeras que seguían mirando confusas al chico.
–¿Cuál de todos es? –preguntó la castaña, que seguía sin diferenciar a ninguno además del rosa.
–Karamatsu, el segundo.
–Sus ropas son extrañas. –comentó la otra chica, riendo al ver aquellas llamativas vestimentas que portaba, llenas de brillo y con aquellas gafas de sol tan extravagantes.
–Es doloroso de ver, ¿no creéis? –siguió con la broma, apuntándolo con el dedo pulgar mientras reía burlón acerca de su hermano. Las dos chicas se unieron a su carcajada, aunque no duró demasiado aquella alegría en cuanto la rubia volvió a hablar.
–Pero tiene buena figura. –dijo la chica, analizando de arriba a abajo al segundo de los hermanos que se había parado frente a un escaparate para mirar su reflejo.
–¿Karamatsu? No lo veo mal, pero... ¿No creéis que yo soy más adorable? –cuestionó, con una sonrisa atrevida y traviesa, mirando a las jóvenes. La castaña sonrió amablemente a su amigo.
–Sí que eres más adorable. –dijo, tratando de animarle un poco. Y realmente, era lo que pensaba. Así Totty lo quería.
–Pero, Totty... Últimamente has engordado un poco, ¿no crees? –cuestionó, y el rosado miró a su otra compañera, la rubia, que le observaba con una expresión aburrida, pero unos ojos completamente juzgadores de lo que veían. El chico tragó saliva nervioso, mirando a la chica algo miedoso.
–¿Engordado? –preguntó el rosado, notando una gota de sudor frío bajando por un lateral de su rostro. La castaña miró mal a su amiga por aquel grotesco comentario.
–Oye, no seas así. –dijo, antes de volver a mirar al preocupado chico. –No le hagas caso, Totty.
–Es cierto. Estaba habituada a verle delgado, pero ahora... –comentó la rubia, ignorando por completo a su amiga. Y Todomatsu no pudo prestar atención a la otra al oír aquello.
–¿Ser delgado es mejor? –preguntó, curioso y aterrorizado por la posible respuesta que le diera. Sentía como su corazón se aceleraba de la impaciencia, pues sólo necesitaba saber aquello.
–En mi opinión, sí. Pero cada uno tiene su punto de vista, supongo... –dijo, y la castaña se entretuvo en regañar a su amiga sobre aquel horrible comportamiento, pero el sexto hermano ya no tenía oídos para ellas.
Él era un chico inseguro. Un chico que sólo se sentía bien con él mismo si era aceptado, si gustaba a la gente. De vez en cuando, mintiendo sobre su vida en momentos de desesperación. Siempre había sido el hermano lindo y tierno. Ahora que había engordado...
¿Dejaría de gustar?
[...]
Quinientas sesenta y cinco.
Quinientas sesenta y cinco entradas en internet eran las que había leído al llegar a casa desde su teléfono. Los ojos le dolían de tanto indagar una respuesta su cuestión, pero no podía arriesgarse. Cualquiera podía ver su desesperación por encontrar algo que nadie sabía, por lo que ni tan si quiera sus hermanos se atrevieron a acercarse por el momento.
Se estaba obsesionando con un simple comentario que le había lanzado su amiga sobre su peso. Quizás exageraba, pero no podía quitarse de la cabeza aquella idea que exponía la rubia. Había leído muchos artículos de revistas sobre modelos muy delgadas, dietas impuestas por médicos profesionales y realizadas por deportistas.
Las apuntaba con un lápiz y papel, atento a lo que leía. Pensó que quizás podría estar en buena forma si las cumplía al pie de la letra, sin ponerlas en duda en ningún momento. Y también pensó que eso le ayudaría a seguir siendo el lindo Todomatsu Matsuno que solía ser.
No le importaba el físico de los demás, pero si el suyo propio. Sentía que era lo único que podía destacar de su persona. Porqué a pesar de todas las críticas que les hacía a sus hermanos, afirmando que él sería el salvador de la familia, no era algo que realmente pensara.
–Totty, my little brother... –una familiar y odiosa voz llegó a oídos del ahora molesto sexto hermano, que apartó la vista del teléfono para mirar con cierto desprecio a su segundo hermano mayor, Karamatsu.
–¿Qué quieres, Dolormatsu? –respondió, claramente irritado, sin aquello pasar desapercibido por el chico azul. Le miraba confuso, pues normalmente no era así de cruel con él, si bien le ponía apodos desagradables de vez en cuando, no lo hacía con aquel tono de voz.
–Es la hora de cenar... –se limitó a informar, y los ojos del rosa se abrieron durante un instante a causa de lo que había oído. ¿De veras había dedicado toda la tarde en mirar artículos en su teléfono? Miró la hora en el dispositivo con el que había estado todo el tiempo y pudo comprobar que su hermano no mentía.
–¿Qué? –murmuró, sin poder evitar asombrarse ante lo rápido que había pasado el tiempo. Negó con la cabeza, volviendo a prestar atención al asunto que su hermano le proponía. Pensó que, si quería adelgazar, quizás tal y como había leído, saltarse alguna comida al día le serviría. –Bueno... No tengo hambre.
–Pero tienes que comer algo. –insistió el mayor, ahora, mirándole con cierta preocupación. Jamás había oído esa respuesta por parte de uno de sus hermanos, y no podía evitar pensar que quizás le pasaba algo.
–Por un día que no coma, no me va a pasar nada, no seas pesado, Karamatsu nii-san. –respondió, levantándose del suelo para dedicarle una mirada vacía a su hermano, una que no expresaba absolutamente nada más que desagrado. Ante aquello, un nerviosismo le hizo limitarse a obedecer.
–Está bien... Avisaré a mamá, entonces. –informó, sonando su tono de voz incómodo. Pero Todomatsu era quien peor se sentía.
–Haz lo que te plazca. –soltó, antes de desaparecer ante los ojos del azul para subir las escaleras. Podía notarse su enfado con el segundo a causa de lo que le habían dicho sus amigas en la cafetería sobre ambos.
–Todomatsu parece muy molesto, ¿no crees? –apareció el mayor de todos, con una sonrisa divertida de oreja a oreja, burlándose de su primer hermano menor. El azul bajó la cabeza, culpable.
–¿Qué le has hecho ya, Shittymatsu? –preguntó el de morado, mirándole de mala manera. Aunque siempre lo hacía.
–¡Yo nada!
–No creo que haya sido Karamatsu nii-san, lleva toda la tarde raro. –comentó el de verde, adoptando una pose reflexiva, mirando hacia donde su hermano más pequeño se había dirigido.
–¡Totty es raro! ¡Está raro! –irrumpió Jyushimatsu, moviendo sus brazos de forma cómica como de costumbre.
–Lo mejor es dejarle tranquilo. Si le notamos un cambio importante de actitud, actuaremos. –habló el mayor, mientras seguía ojeando aquella revista que sostenía en sus manos. Los demás de miraron entre ellos, algo dudosos, pero acabando por asentir con la cabeza.
[...]
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Pretty. | Todomatsu.
FanfictionTodomatsu es lindo. Todos lo creen, y él cree que es lo mejor. Qué todos deberían ver lo lindo que es, apreciar su tan aclamada perfección. "-Últimamente has engordado un poco, ¿no crees?" Porqué lo es, ¿no? 💮De la serie de fanfics de Osomatsu-san...