Roku.

204 41 10
                                    

Todomatsu se sentía...

¿Cómo se sentía?

Ni tan sólo se podía definir el estado de su persona, pues el propio Todomatsu no sabía que sucedía por su mente. El miedo empezaba cada mañana al abrir los ojos y le seguía incluso en sueños transformados en pesadillas. Por encima del miedo que sentía, se hallaba la constante confusión que invadía su cabeza.

Las dietas que siguió al pie de la letra no sirvieron para ayudarle con su problema de peso, podía decirse que todo lo contrario, pues cada vez se veía peor. Pensó que Internet le había fallado, o que la gente que publicaba aquellos artículos era gente delgada de por sí que no había notado el cambio.

Él no era delgado. Él quería un cambio.

Tampoco funcionó cuando optó por reducir sus comidas a dos al día, con cantidades que dejarían hambriento a cualquiera de sus hermanos, los cuales se sentían algo preocupados por la reciente actitud del rosado. Pero jamás se atrevieron a hablar, al menos no con él, por miedo a molestarle y que se alejase aún más de ellos.

Si lo hacía, dar marcha atrás sería completamente imposible.

Y aún así, Todomatsu no pensó en las consecuencias terribles que sus actos podían tener. Pensó que era inofensivo reducir sus comidas, inútil ir a un doctor y estúpido explicar a su familia lo que su cabeza le decía diariamente. Nada de eso servía.

Y fue entonces cuando llegó otra idea a su enferma mente, un razonamiento lógico para su persona y nocivo de igual forma, sin ser el consciente.

Dejar de comer.

Por supuesto, no era fácil pensar en aquella opción para una persona normal, pues cualquiera sabe que es necesario para seguir viviendo. Pero para alguien que sentía verdadero pudor por el hecho de engordar un solo kilo, era la única opción viable.

Volvió a recurrir a internet, donde buscó maneras de evitar sentir el vacío en el estómago que le causaba el saltarse absolutamente todas las comidas, sin excepciones. Para su más sincera sorpresa encontró algo que se consideraba un medicamento que, si funcionaba a diferencia de las dietas, sería su salvación.

Supresores alimenticios.

Leyó de que se trataban y la idea le enganchó por completo al producto incluso sin haberlo probado. Siguió leyendo algún artículo de Internet para asegurarse de que podía confiar en ello. Aún así, internet podía resultar engañoso, por lo cual debía comprobarlo por su propia mano.

Por esa misma razón, no tardó en vestirse adecuadamente para salir a la calle, colocándose su ropa más normal y abrigada, pues no estaban en una época demasiado cálida. Se dispuso a colocarse sus zapatos cuando escuchó unos pasos detrás de él que no podía decir que no le sorprendieron.

–¿Vas a salir, Todomatsu? –cuestionó el chico vestido de rojo, cruzado de brazos y observándole desde arriba, ya que el sexto estaba sentado mientras se ponía sus zapatos. No le dirigió la mirada, concentrándose en que debía salir lo antes posible y no distraerse por nada.

–Sí, debo comprar un par de cosas. –habló con normalidad, cualquiera que lo hubiese oído pensaría que así era. Pero su hermano mayor no era estúpido, por mucho que todos lo pensaran. Podía notar de manera fácil que algo no iba bien con sus hermanos. Y Todomatsu no estaba bien, de eso estaba muy seguro.

–Oye, Totty... –empezó, suspirando algo incómodo. Era difícil hablar con sus hermanos  seriamente, pues no se lo tomaban demasiado bien. Desde siempre había sido así, por lo cual debía medir sus palabras con cuidado. –Últimamente te noto más distante de lo normal. Además de que estás muy delgado. No comes como es debido, ¿no es así? –cuestionó, temiendo la respuesta que ya sabía. Aquellas dietas que había empleado no eran las que la gente hacía y eran completamente saludables y recomendables. Aquella estaba siendo distinta, y temía que estuviera perjudicando su salud.

–No te preocupes, Osomatsu nii-san, estoy bien. –aseguró, dedicándole una corta sonrisa de aquellas que solían ir acompañadas con mentiras. Y no de aquellas piadosas, pues aquella ya empezaba a ser preocupante.

–Está bien, no voy a seguir interrogandote. –levantó las manos en señal de paz, pues lo que menos quería era pelear o molestar al menor. –Pero si noto algo extraño de nuevo, volveré a la carga, ¿vale? Todos se han dado cuenta de que no pareces tú. –comentó, añadiendo algo de presión en su comentario para que acabara diciendo lo que realmente ocurría. Y aún así, Todomatsu no mostró de
señales culpa o arrepentimiento.

–Tengo que irme. Nos vemos luego, nii-san. –dijo, para después salir de la casa y cerrar la puerta sin dar oportunidad a que el rojo dijera algo más. Lo dejó allí, más preocupado y consciente de que algo sucedía, y algo grave. Soltó un suspiro, pues no podía obligarle a hablar o sería contraproducente. Debía contarlo por voluntad propia, pero aquello no significaba que iba a dejar el asunto, al contrario.

Vigilaría al chico con lupa, pues no quería que acabara padeciendo de algo grave por no haberse dado cuenta antes de su problema. Creyó que se habían dado cuenta a tiempo y que podrían frenarlo. Pero, por supuesto, solo si el menor de los sextillizos tenía la voluntad de explicar porque le preocupaba tanto su peso.

Todomatsu negó con la cabeza, no debía pensar en su hermano mayor en ese momento. Y aún así, el rostro apenado del rojo no podía dejar de aparecer en su mente, sabiendo que aquello significaba que se había percatado de su estado, o al menos, de que algo estaba distinto en él.

Solo maldeció entre murmullos y se dirigió a la farmacia más cercana para comprar los supresores. No tenía receta, pero sabía que tampoco iban a dudar en venderle algo. Pensó en el bien que le harían y no pudo evitar escuchar aquella voz en su cabeza que repetía una y otra vez todas aquellas palabras que describimos su físico.

Horrible. Asqueroso.

Pero pronto estaría bien.

Pronto sería lindo otra vez.

[...]

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 07, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Pretty. | Todomatsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora