Capítulo 6 El lenguaje de los nocturnos

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Lo primero que hace al llegar a la cabaña después de cerrar la puerta es lanzarme a la cama. Estoy más aterrada que antes y retrocedo hasta la esquina cuando lo veo acercarse, no quita sus ojos de los míos en ningún momento, ni si quiera cuando se va acercando lentamente y pone sus brazos a ambos lados de mis hombros. Yo estoy hiperventilando y pongo mis manos sobre su pecho para mantener algo de distancia.

— ¡A-alejate bestia! - tartamudeo nerviosa - no quiero que vuelvas a toc- sus labios se posan sobre los míos y de inmediato cierro la boca al sentir su lengua.

Una de sus manos me sujeta de la nuca y la otra me toma la pierna obligándome a enredarlas a su cadera.  Retrocede y sin problema de deja tendida en la cama. Lucho tratando de correr el rostro pero me es imposible y más cuando presiona mi cadera. Jadeo por la extraña sensación y aprovecha para profundizar el beso, explora con su lengua y trato de morderla. Se separa y ataca mi cuello dejando besos húmedos en zonas que hacen a mi cuerpo reaccionar mal. Su manos rompen fácilmente mi vestido y dejan mis pequeños pechos descubiertos, Rohlo aprovecha y acuna uno de ellos de una manera no ruda, sino estimulante. Juega con mi pezón y eso hace que mi temperatura aumente, no me gusta nada como estoy reaccionado y trato de quitarlo de encima pero lleva mis manos encima de mi cabeza.

— Basta... - jadeo y me autoreprendo - p-porfavor...

— Relájate - susurra bajando hasta mis pechos y cubriendo uno con su boca.

Un gemido se me escapa y muerdo mi labio inferior para callarlos, parece notarlo y aumenta la tortura con los movientos de lengua y pellizca mi otro pezón con los dedos. Lejos de ser doloroso es malditamente exitante, hay Dios ya estoy callendo en su juego. Trato de pensar en otra cosa que no sea el y sus besos descender hasta mi vientre, sopla su aliento tibio y un cosquilleo sorprende a mi parte íntima ¡¿Que demonios te pasa Marcela?!

— Rohlo para... - chillo - ¡¿Qu-que demonios crees que hacer?!

La única respuesta que tengo son sus dedos colarse en mi feminidad y masajear ese botón tan sensible. Jadeo por la extraña sensación y me arqueo involuntariamente hasta que siendo mis caderas coordinarse con sus toques, mi razón se va a la mierda cuando arranca la última prenda y hunde su rostro entre mis piernas. Grito y mis manos son liberadas, sujeto las pieles con fuerza y hecho mi  cabeza hacia atrás tratando de rebelarme pero me es imposible.

Siento vibraciones recorrer mis extremidades y acumularse en mi vientre, no quiero llegar a eso, pero mi cuerpo lo pide a gritos. Se detiene cuando estoy a punto de llegar, me da la vuelta sujetando mis tobillos y lo siento hundirse en mi. Esta vez no es brusco ni duele, es suave y cuidadoso, incluso gentil. Sus caderas se mueven lento, haciendo que la experiencia sea lo menos incómoda posible, trato de hablar pero el oxígeno me falta y pronto estoy gimiendo sin control. El ritmo va aumentando y no puedo crear una idea coherente, menos aún cuando continua masajeando mis pechos. Deja un camino de besos de mi espalda hasta mi cuello donde un cosquilleo me atraviesa cuando suelta su aliento.

Me siento otra vez llegando al límite, sus movientos son embestidas que me hace dar vueltas, mi espalda se arquea para sentirlo más y llego a mi liberación en un gemido abogado por las pieles.

Estoy agotada.

El sueño se apodera de mi, sólo siento todo mi cuerpo flotando, trato de parpadear pero es imposible. Cierro mis ojos sintiendo a Rohlo acomodarme de tal manera que estoy casi sobre el. Lo último que se es que está peinando mi cabello.

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