Eran las 9 de la mañana cuando la alarma de mi celular sonó, me levanté de la cama y lo primero que hize fue lavarme la cara, se oía un silencio en toda la casa, entendí que mis padres ya se habían ido a trabajar, fui al comedor y vi que ya no habían panes en la mesa —Maldición— susurré.
Había entendido que tenía que salir a comprar mis propios panes, para un chico de mi edad de 18 años es tedioso ponerse ropa solo para ir a comprar cuando puedo permanecer en boxer todo el día.
Cuando subí a mi cuarto por unos jeans, me acorde de Stephanie y lo que hicimos en su cuarto la noche anterior.
—No podrás ser el chico mas guapo Robert pero tienes algo que cautiva a las chicas— expresó Stephanie, mientras estaba acostada con la piernas abiertas
—Sólo sé tratarlas bien— susurré.Me encontraba arrodillado de frente a las piernas desnuda de la chica mas sexy que había conocido y mi lengua repasaba su húmedo clítoris mientras que con uno de mis dedos lo frotaba, solo en ese momento escuchaba los gemidos de Stephanie que con ímpetu no cesaba de decir; —Si, no pares—.
Ese recuerdo me bastó para entender que mi pene estaba tan excitado como yo, me bajé el boxer y empecé con mi mano izquierda a hacer movimientos ligeros de arriba hacia abajo, aumente la intensidad y vi que ya no eran ligeros sino mas fuerte, llenado de calor e intensidad me imaginaba como le hacía sexo anal a Stephanie y sentí que pocos segundos me bastaba para terminar el trabajo que empecé y fue así.
Un sonido desgarrador salió de lo profundo de mi alma, había acabado, cuando me incorporé de mi fantasía sexual, escucho dos golpes en la puerta -Demonios- pensé, mientras trataba de limpiarme todo el semen que había dejado rápidamente.
Dos golpes mas sonaron pero seguido de una voz que decía: -Buenos días-
Me puse un pantalón, una camiseta de mi banda favorita "twenty one pilots" y salí lo más rápido para atender el llamado.—Buenos días— expresé con nerviosismo al abrir la puerta. Fue ahí donde se encendió lo que nunca había sentido, al ver a una chica de más o menos 17 años, rubia con hermosos ojos, con una falda que le llegaba a los tobillos, sentí lo que los primeros hombres sintieron al descubrir el fuego, era una sensación hermosa que cautivó no sólo mis ojos sino mi corazón.
Sus ojos denotaban felicidad y con una gran sonrisa de mejilla a mejilla me demostraba lo feliz que se me veía al estar parado a escasos centímetros de la puerta.
Fueron los 5 milésimos de segundos más hermosos en toda mi vida.
—Dios le bendiga— expresó una señora de mas o menos 49 años de edad, piel morena.
—Le vengo a hablar que Jehova tiene un propósito para cada unos de nosotros- prosiguió la señora.
¡Que mierda son Testigos de Jehova! Pensé.
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Me enamore de una Testigo
RomanceRobert es un ateo que ha vivido una vida dada a las pasiones sexuales por ser adicto a ellas, y se vera forzado a cambiar su forma de ser porque se enamora de una Testigo de Jehova. Ambos pelearan para que su amor no sea un problema de ideologias...