Capitulo #4 Consejo

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Al otro día me levanté tarde de la cama y mientras tomaba el desayuno me imaginaba su hermoso rostro, sus olor fragante que se me había pegado en mis fosas nasales y su hermoso cabello rubio.

¿Qué hago? Pensé. Me gustaba la chica pero también sabía que ella pertenecía a una de las religiones que ha tenido trascendencia en estos últimos siglos, y un ateo con una religiosa, no era para nada normal.

¡Ya sé! Llamaré a Rodrigo, él me dirá que hacer.

Cogiendo el celular marqué su numero.

—Qué hay Robert— me saluda Rodrigo

—Bien... quería saber si estas en tu casa—

—Sí, si estoy ¿Por qué?—

—Necesito un consejo, amigo, estoy mal, no sé que me pasa—

—Umm si claro vente nomás—

—Ya saldré para allá— dije colgando la llamada.

Ojalá Rodrigo me ayude, pensé. Rodrigo le gustaba vivir la vida como yo, a él no le interesaba ni un poquito enamorarse ni peor casarse, solo le bastaba con sastifacer sus deseos y lo demás era basura para él, estaba consciente  que si le pedía un consejo de ley iba a ser malo, pero necesitaba a alguien que me haga ver el error que estaba cometiendo, enamorarme de una religiosa.

Después de vestirme con un jean negro, una camiseta blanca y unos zapatos deportivos; tomo el telefono y marco a mi padre.

—¿Qué quieres Robert? Estoy trabajando hijo— responde friamente.

—Quería ver si me podrías prestar tu auto un segundo papá—

—Ay Robert, tomalo pero cuidado con dañarlo o pagaras los arreglos—

—Gracias pa, descuida no te lo dañaré, chao— me despedí.

Papá era uno de los mejores doctores del país y él más codiciado, tanto que no había día que no trabajase. 

Un día los tres salimos de viaje a Paris y mientras desayunabamos, el primer día de estadía en Francia uno de sus colegas lo llama diciéndole que un paciente de él estaba muriendo, y se marchó, nos dejo a mamá y a mi en Paris como si  conocieramos muy bien la ciudad.

Ha de estar ocupado, pensé mientras cogía la llave de un Hyundai Tucson ix color negro.
Al entrar sentí la calidad de los asientos de dicho carro y colocando la llave, prendo el carro y acelero saliendo del garaje.

En casi 20 minutos llegué  a la casa de Rodrigo ya que este vivía en el centro de la ciudad.

Al tocar su puerta me abre su mamá que con un caluroso saludo me invita a entrar.

—Sube Rodrigo estan su cuarto— me dice amablemente.

Al subir noto que la puerta estaba cerrrada, y al momento de abrir se oye un grito dentro del cuarto. —Mamá, toca primero la puerta—

—Soy yo— respondo

—Hey Robert la próxima tocas— me dijo mientras se encontraba acostado jugando GTA online.

—Lo siento— expresé con lamento.

El cuarto de Rodrigo era del típico cuarto de un chico gamer con su televisor 4k, con un play station 4, con una Core I7 de un Tera de Memoria y no faltaba la suciedad de la comida que se encontraba alrededor.

—Bueno, ¿qué tienes?— me dijo mientras no quitaba la mirada del juego.

—Es que... estoy enamorado, o eso creo— dije con nerviosismo.

Me enamore de una TestigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora