—¿Mamá dónde está la camiseta blanca?— pregunté mientras me ponía los zapatos.
—Buscalo en tu cuarto— respondió mamá.
Faltaban 10 minutos para que Raquel me viniera a ver y juntos fueramos a su iglesia pero aún no estaba listo fisicamente y psicológicamente.
Cuando encontré la camiseta que buscaba, rápidamente fui por uno de los perfumes de mi papá, quería que ella notara mi olor como yo noté el suyo.
—¿Robert dónde te vas?— Preguntó mamá.
—Me voy a una fiesta ma— respondí dudando.
—¿Una fiesta a las 3 de la tarde?—.
—Mamá, una amiga me invitó a una iglesia—.
—¿Tú a una iglesia? umh desde cuando—.
—Después te explico— Respondí mientras me iba a peinar.
—Hijo lo que me preocupa es que va a hacer un ateo a una iglesia, pero ya después me cuentas—.
—Buenas tardes— gritaron desde afuera.
Al ver me di cuenta que era Raquel, traía su cabello recogido, se la veía tan linda—
—Ya salgo— grité.
Al girarme choqué abruptamente con mamá que andaba espiándome.
—¿Mamá, qué haces?— grité mientras me incorporaba.
—Así que una chica, por eso vas a la iglesia—respondió mamá.
—Mamá, es una amiga— respondí rápidamente.
—Lo mismo le decía tu padre a mi suegra, Robert Underwood ¿Te gusta esa chica verdad?
—Me tengo que ir— respondí mientras abría la puerta.
Al cerrar la puerta me paré para verla un segundo de pies a cabeza, tenía hermosos zapatos para vestir, una falda floreada y una blusa negra con lentejuelas.
¡Esta hermosa! pensé.
—Buenos tardes— saludé mientras le di un beso en la mejilla.
—¿Qué tal Robert?— respondió.
Mientras caminabamos a su iglesia no dejaban mis ojos de pasear por su hermoso cuerpo tentativo y cada segundo me imaginaba teniendo sexo salvaje con ella.
—Tienes hermanos Robert— preguntó Raquel.
—Tengo una hermana, se llama Carol, pero ella vive Madrid con su marido.
—¿Qué edad tiene?
—27 años, ¿ Y tú tienes hermanos?— Pregunté
—Sí, una hermana y un hermano pero lo conocerás allá.
Demonios, la familia esta allá, pensé frustrado.
—Te siento un poco tenso— expresó Raquel mientras me miraba a los ojos.
Era linda, sus ojos cafeces que con cariño me miraba.
—La verdad es que si— respondí.
—No tienes nada que temer, va hacer lindo te lo prometo— expresó mientras sonreía.
—¿Y todas Las mujeres de su iglesia se visten asi?— pregunté.
—Ríe— así como yo, no creo.
—Igual a ti no, sino asi con falda—
—Aah, bueno la verdad nadie usa pantalón en la iglesia ni en un otro lado por motivo de no hacer pecar— Respondió
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Me enamore de una Testigo
RomanceRobert es un ateo que ha vivido una vida dada a las pasiones sexuales por ser adicto a ellas, y se vera forzado a cambiar su forma de ser porque se enamora de una Testigo de Jehova. Ambos pelearan para que su amor no sea un problema de ideologias...