Capitulo #2 Su nombre es Raquel

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No podía creer que la chica por la cual estaba empezando a sentir algo era testigo de Jehova, mientras la señora seguía hablando mis ojos no dejaban de ver a la chica que me gustaba desde ya.

—Por eso Jehova quiere el bien para cada uno— seguía hablando la señora. 

¿Y por qué hay tanta maldad? Si existe Dios porque  hay tanta hambre, pensé.

La mayoria de gente sufre y aún piensan en la existencia de un ser poderoso.

—Jesús dio su vida para salvarnos— expresó la voz de la chica.

¡Que Linda voz! pensé, era como si millares de ángeles le cantaban himnos y alabanzas a Dios, algo irónico porqué no creo en Dios.

—Si usted puede ver aquí en Juan 3:16— dijo acercándome la biblia —Nos muestra una verdadera acción de amor, el padre mandó a su único hijo para morir por nosotros  para que en él tengamos la vida eterna ¿No le parece lindo eso? —me pregunto con una hermosa sonrisa.

Demonios como le digo que soy ateo, y que no creo que en nada de esas historias de fantasías.

—Umm sí, me parece lindo— expresé rápidamente.

—Que te parece si el jueves nos acompaña a la charlas para jóvenes— expresó la señora.

—Mmh no sé — susurré con mala gana.

Yo metido en una iglesia, rodeado de gente enferma que solo pone a Dios como el eje principal del universo. Jaja ¡No!

—Vamos va a hacer lindo— expresó con ternura la chica.

¡Que Linda! Pensé.

—Es que... no sé— dije.

—Mira— expresó la chica tomándome de la mano— que te parece si yo te vengo a ver?
Demonios qué hago, aceptar su invitación, o decirles que no que soy ateo, piensa rápido ¡Ya sé! Le diré que no porqué soy ateo.

—Esta bien iré contigo— expresé con tono alegre.
¿Que carajos te sucede Robert? Pensé.

—¡Que lindo!— expresó emocionada.
—Entonces estaré aquí el jueves a las 15:30—
—Si— expresé de mala cara.

—Por cierto, ella se llama  Ruth— señalando a la señora morena— Y yo me llamo Raquel— Que precioso nombre, pensé. 
—Bueno, te esperamos el jueves—  dijo Ruth.
—Está bien— expresé.

—Dios te bendiga— exclamaron ambas, mientras se iban marchando.
¿Que carajos acabo de hacer?

Al cerrar la puerta me di cuenta que aún no había ido a comprar los panes.
—Ya para qué—

Al sentarme en el mesón me di cuenta que tenía varios mensajes en el WhatsApp, e incluso una llamada perdida de mi buen amigo Rodrigo. Marqué para llamarlo.

—¿Que quieres Rodrigo? Expresé friamente.

Estaba cansado, primero me gusta una testigo de Jehova, luego absurdamente acepto una invitación a la iglesia, luego ¿Que será?

—Oye Viejo dónde estabas— dijo preocupado —Stephanie te anda buscando, mira tu WhatsApp—

Era cierto, la chica a la que le hice sexo anal la noche anterior me andaba buscando.

Me enamore de una TestigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora