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— Nos vemos después — dijo él besándole la frente a su pequeña.

Helo observó cómo Patrick fue caminando con ese estilo pandillero y chico malo hacia el auto azul celeste de Belch. Helo agitó su mano saludando a los chicos, pero sus facciones cayeron al ver a Henry.

La escena de anoche le vino a la mente. La conciencia le carcomía al recordar que su propio hermano la había besado, era algo que no se sentía bien.

No sabía si contarle o no a Patrick, así que decidió no decirle nada. Ella sabía muy bien que Patrick no iba a reaccionar para nada bien.

— ¡Helo! — gritó una voz de chica.

Helo miró al frente y sonrió al ver al grupo de los perdedores. Richie se acercó a ella y le dio un abrazo, seguido de Stan y Eddie. Helo miró a Bill y este la sonrió; pero fue más cómo una mueca.

Helo se acercó a él, y le abrazó lo más fuerte que pudo. Bill correspondió al abrazo tristemente.

— No quiero perderte, Bill — dijo ella aún sin separarse.

— N-No lo haz h-hecho — se separó de ella.

— No sabes cuanto te extrañamos — le dijo Richie.

— Si. Todo es por culpa de Bill, él era quién nos decía que no te saludaramos — le acusó Eddie.

— L-Lo siento, no sé q-qué pasó — dijo Bill apenado.

— No importa — le sonrió Helo.

La vista café de Helo se posó el la pelirroja que iba entrando a la escuela.

— Tengo que irme, chicos. Los veo después — les sonrió para caminar tras su mejor amiga.

Bajó los escalones y tocó el hombro de Beverly, la chica volteó confundida y sonrió al ver a Helo.

— Hola, Helo. ¿Cómo estás? — habló Bev.

— Bien. Tengo algo muy importante qué decirte — comentó riendo.

Beverly la miró con los ojos entre cerrados. Sabía que esa sonrisa tenía un motivo.

— ¿Qué ocurrió? — preguntó con voz pícara.

Betty Rippson pasó a un lado y les sonrió al par de chicas, y ellas le devolvieron el saludo. Betty de verdad era una chica agradable.

— Es Patrick... — se sonrojó.

— Helo — la llamó alguien.

La morena miró la persona dueña de aquella voz, encontrándose con Bonnye Edweards. Era una pelinegra con los ojos verdes, una chica muy linda había que admitir.

Ella y Henry habían terminado hace tres meses, cuando él se enteró de que Bonnye se había revolcado con Vic. Era una total perra.

— ¿Qué? — contestó Helo.

— ¿Patrick ya hizo el amor contigo?.— alzó sus cejas — Pues déjame decirte que él practicó conmigo antes de estar contigo — la miró de arriba a abajo.

— ¿Por qué dices eso? — cuestionó ella.

— Cuando le pediste hacer el amor, él fue a mi ayuda. Me pidió que le diera unas... Clases — sonrió — Besa bien, ¿no crees?.

Helo negó con la cabeza. ¿Patrick la había engañado?, eso se le hacia difícil de creer. Beverly la miró y intentó tomarla de la mano, pero Helo ya se encontraba retrocediendo.

— ¡No es cierto! — negó con las lágrimas picándole en los ojos.

— ¿Por qué no le preguntas? — sugirió.

Helo corrió hasta la salida y pasó entre el gentío con el fin de llegar a aquel auto celesta. Los chicos se encontraban fumando, cuando Patrick vio a Helo; rápidamente tiró el cigarro a un lado.

Helo ya tenía algunas lágrimas regadas por las mejillas. Aquella sensación de tener en mente que Patrick había estado con otra chica era como puñaladas en el estómago.

— Bonnye Edweards — fue lo primero que ella dijo al llegar ahí.

La sonrisa de Patrick cayó y la miró preocupado. Él sabía perfectamente que la había cagado.

— Helo... — pronunció él, intentando tomarle la mano.

— ¡No me toques! — gritó ella mientras corría lo más lejos posible.

— ¡HELO! — gritó Patrick.

— ¿Qué le hiciste? — preguntó Henry.

Patrick jaló su cabello hacia atrás y botó aire por la boca. Había perdido a Helo, había perdido a la única chica que no le gritaba psicópata.

Y todo por una perra necesitada.

En este momento, lo único que quería era asesinar algo. Pero más quería ir detrás de Helo, así que lo hizo.

~*~

— ¿La encontraron? — preguntó Oscar apenas el oficial entró a la casa.

— No señor, buscamos por todas partes. No encontramos a su hija — negó quitando su gorra.

— ¡¿DÓNDE MALDITA SEA SE METIÓ TU HERMANA?! — le gritó a Henry.

— No lo sé — respondió preocupado.

Patrick estaba sentado en el sofá, con la cabeza escondida entre sus piernas. Ya eran las doce de la noche y Helo no había vuelto; pero lo que más le preocupaba era que el toque de queda ya había empezado, porque el toque empezaba a las siete.

— Quiero que busquen a mi hija hasta por debajo de las piedras, y si no la consiguen te despido — le amenazó al oficial.

Él sólo asintió.

La puerta se abrió y una Helo cabizbaja entró con la cabeza baja.

Todos quedaron en silencio al ver el estado de la muchacha, tenía algunos cortes pequeños en sus brazos y sus zapatos estaban llenos de barro.

Patrick se levantó directamente para ir a darle un abrazo y preguntarle si estaba bien, pero Henry se interpuso y negó con la cabeza.

— No quiero que te le acerques — murmuró.

— ¡¿Dónde estabas?!, ¡¿no tienes idea de lo preocupado que estaba?! — la sacudió de los hombros Oscar.

Helo seguía mirando al suelo, perdida en la decepción.

— ¡Respóndeme Helo! — la volvió a sacudir.

De la nada, la chica comenzó a sollozar.

Y ahí Patrick supo que todo eso, era por su culpa. Por haber pensado en él y no en ella.

Weak Mind |Patrick HockstetterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora