☔Bam|Gwa|Bi☔ |Noche y lluvia| «SEVENTEEN» «The8 Y Tú» «Minghao» «Xú Mínghào»

04

¡Nuevo ciclo!

¡Al fin había cumplido once años! Y ya me encontraba en el último año de primaria.

Estaba a tan solo un año de la secundaria. ¡De un mundo nuevo! Aunque...Pensándolo bien, ¿Podría entrar a la misma secundaria de Minghao?

Quizás, quizás.

¡Entonces convenceré a mi mamá!

¿Por qué no?

Prácticamente ya soy una señorita.

¿Señorita Sofia?

No suena mal, no suena nada mal...

Como siempre, era habitual llegar temprano, pero ya no me molestaba en ganarle a Minghao en lo más mínimo, bueno, debo de admitir que si quisiera pero...

Él siempre estaba ahí, sin importar cuántas veces insistí a papá, para llegar mucho más antes.

— Pero no importa, no importa...¡Ya me voy papá! — Mencioné con la autoestima más que alta. Creo que estaba pensando al último en voz alta.

Salí del automóvil, y recibí otra despedida de parte de él, pero entonces me detuvo.

— Espera, Sofía. ¿No crees que olvidas algo importante?

¿Algo importante?

Veamos...

Desayuno.

Dinero.

Zapatos.

Uniforme.

Mochila.

Calcetines.

Despedida.

Mmm, ¿Qué olvido?

— Pero ya te dí el besito de despedida. ¿Qué más podría olvidar, papá?

Él dulcemente me sonrió, y de la guantera del automóvil, sacó la bolsita celeste en donde venía algo especial.

— Lo hiciste con mucho esfuerzo, que no se te olvide.

Mi papá me dió la bolsita.

— ¡Oh por dios es cierto! ¿Cómo pude, cómo pude? Eso no tendría perdón, pero, ¡Gracias!

Volví a despedirme de él, y entré a la escuela con aquella bolsita.

— La próxima vez no te olvidaré.

Cuando por fin pude llegar al jardín, el cuál no importa a donde vayas, siempre, siempre, se debe de pasar...

Visualicé a Minghao Kailan, pero ésta vez no estaba sentado, sino que se encontraba jugando con un aro pequeño, y otro algo grande, dandoles vueltas sobre sus muñecas.

— ¡Haooooo! — Grité, para que él mirara a mi dirección.

Y vaya que lo hizo, pero por mi grito, perdió el control que tenía del aro mas grande en su mano, y salió disparado a mi dirección.

Ay, adiós, dulce carita mía...

— ¡Cuidado, Sofía!

Pero el aro, cayó justamente en la bolsita celeste.

Uuff.

— ¡Lo atrapé, lo atrapé! — En realidad, la bolsita lo atrapó.

Minghao salió corriendo hacía mí, se veía alterado, y muy avergonzado.