"L" de letras con "A" de amor

Ser como árbol

Los árboles, hermoso ejemplo de fuerza y poder.

Es ADMIRABLE ver cómo durante el invierno más cruel que puedan vivir, a pesar de que sus hojas mueran; ellos se mantengan firmes.

Sufren, lloran en silencio durante ese proceso, pero saben muy bien que luego llegará su recompensa: la primavera; y que sus hojas saldrían más hermosas que nunca y sus raíces serían mucho más profundas.

Nosotros muchas veces tendemos a abandonar cuando las duras estaciones de la vida nos afectan, muy pocas son las veces que nos ponemos en pie de lucha a resistir la adversidad.

Pero... ¿Por qué no ser como árbol?

Todos, antes de ser frondosos, mostrar nuestros frutos u hojas, fuimos pequeñas semillas que en el inmenso terreno de la vida obtuvieron mucha agua y cuidado; para poder crecer rectos y fuertes.

Sabemos bien, que estamos expuestos a los inviernos, y ésto ocurre sólo para probar qué tan vigorosos y fuertes somos; por lo que debemos estar preparados.

Y sí, es muy difícil soportar, pero forma parte de nuestra naturaleza, para ello fuimos creados por Dios.

¡Y cuán grande es la recompensa que viene!

El proceso es duro, cuando nos damos cuenta que nuestras hojas se debilitan y van cayendo una tras otra, comenzamos a sentirnos inútiles, sentimos que ya no tenemos el mismo valor...

Pero justo en ese MOMENTO, que creemos que todo está echado a perder; un rayo de esperanza llega, nuestras hojas salen; y resulta que el valor que pensamos que perdimos, ahora es tres veces mayor.

Y lo mejor de todo, es que durante ese dolor nuestras raíces se afirmaron, llegamos un poco más cerca del espléndido cielo.

¿HERMOSO, NO?

Debemos reflexionar en ésto, tomarlo para nosotros como un reto y hacerlo visible en nuestra vida.

Les dejo esta frase:

"Ser como árbol, es no sentir miedo al invierno, soportar la caída de las hojas teniendo la esperanza de que otras mejores saldrán, alcanzar el cielo sin las raíces olvidar."

¡Dios te bendiga!

-LUZ.