Ser delegado de la clase era un trabajo complicado. Muchas veces había tenido que quedarse más tiempo del necesario en su clase para arreglar cosas. Desde el incidente del festival, procuraba completamente estar atento a lo que sucedía en la clase para ese tipo de planificaciones y no tener que volver a caer en esa trama que estaba seguro que había sido culpa de su compañero de equipo.
Hoy era uno de esos días en los que de verdad había tenido que salir tarde de una de las juntas, con la sola idea de llevar las noticias hacia el equipo de Basket. Pronto se vendría la organización de los clubs del Instituto para poder generar ganancias para el mantenimiento tanto del gimnasio como la compra de materiales para el entrenamiento.
Había meditado el hecho de lo que iban a hacer. Según lo que se había hablado en la junta, se tomó la decisión de que cada club montaría una obra de teatro. La cuestión era precisamente qué tipo de obra de teatro sería para el equipo si estaba conformado únicamente por hombres.
La sola idea de tener que usar una falda que picara hasta el infierno, le estremeció y apresuró el paso hacia el gimnasio. Solo esperaba llegar antes de que una catástrofe sucediera. Estaba en el doceavo lugar y su preciado Lucy Ítem estaba un poco sucio por culpa de Takao que lo había tirado descuidadamente, por lo que su efectividad se reducía.
Cuando llegó al gimnasio, se quedó parado en la entrada. estaba demasiado silencioso aun cuando las luces estaban encendidas. Extraño. Ya todos debían de estar entrenando. Hasta que escuchó voces desde las gradas.
─ ¿Crees que sea adecuado? ─
─ Seguramente si. Es una buena idea. ─
─ ¿Y si no quiere? ─
─ ¡Lo obligo a hacerlo! ─
Ah no. Con esa simple charla estaba comenzando a instalarse en su pecho, aquella pequeña chispa de preocupación. Y siendo sincero quería dar la media vuelta e irse de ahí.
─ ¡Shin-chan~!, Llegas tarde. ─ le reclamó mientras agitaba una mano con lo que parecía ser una hoja de papel. Apretó imperceptiblemente los labios y comenzó a andar dentro del gimnasio con toda la seriedad que le caracterizaba.
Frunció el ceño.
─ Deja de gritar. ─ le regaño cuando estuvo a su lado, pero solo recibió una bonita sonrisa radiante. Era una pésima señal.
─ Midorima. ─ llamó el actual capitán con una voz demasiado... ¿tranquila?. ─ Estamos hablando de la obra de teatro para recaudar los fondos para el Club. Y hemos decidido el recrear el cuento de Cenicienta. ─ el anuncio de tal manera que no se lo creía.
Cenicienta. El cuento hablaba de una muchacha que perdía a su padre y quedaba a cargo de su madrastra y sus dos hermanastras, el baile, el hada madrina, el príncipe, las zapatillas de...
─ ... ¿Se dan cuenta que somos chicos, verdad? ─ fue lo primero que dijo.
─ Sí. ─ dijo con obviedad. ─ Fuiste muy famoso hace unas semanas por tu atuendo del café. Así que ¿porqué no íbamos a intentarlo? ─ ahora fue otro de sus superiores. Separó los labios para después cerrarlos.
Habían enloquecido.
Fue cuando se dio cuenta de algo que no se había percatado desde el comienzo. La sonrisa maligna de su pareja estaba resplandeciendo con una crueldad digna de tenerle realmente pánico. estaba completamente seguro de que aquel chico había planeado todo.
─ ¡Takao! ─ le gritó para solo escuchar unas grandes carcajadas al fondo.
No tuvo más remedio que aceptar semejante estupidez. Si le tocaba un papel de conductor, caballero, incluso del Rey o del Príncipe no le importaba... todo sea con tal de evadir el volver a usar algún vestido y por sobre todo las malditas zapatillas. Así que cuando llegó la hora de elegir los papeles, la idea de hacerlos al azar le dio escalofríos.
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30 días Contigo
FanfictionEllos ya comparten una relación que en realidad no tiene nombre, pero que para ellos así funciona bien... o al menos eso parece. 30 historias cortas de la vida de Midorima y Takao.