Día 15.- Noche de Películas

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Ese fin de semana era descanso completo. De hecho desde el día viernes habían salido temprano del Instituto. Después de tantas cosas que habían estado compartiendo, a Takao le pareció completamente normal el pasar semejante fin de semana largo, completamente solos en casa del mayor, ya que los padres de este, estarían en un Simposium de Medicina en Hokkaido.

─ Vamos a elegir buenas peliculas Shin-chan, al final mañana no tenemos que despertar temprano. ─ no le costó mucho convencer a su novio de aceptar, aunque admitía que era más comprensivo y estaba más cariñoso, no dejaba de ser aquel tsundere controlador orgulloso que tanto adoraba.

─ Hmp. ─ no dijo nada, ya que al final de cuentas estaba de acuerdo con él.

Caminaron por la calle entre platicas flojas de parte del menor mientras que el más alto apenas respondía con monosílabas. Y aunque quienes los escucharan siempre veían esa misma relación de siempre, para ambos era una compañía más que suficiente en las calles de la ciudad.

Pasaron a comprar algunas golosinas, bebidas y complementos para la cena. Takao dijo que era preferible pedir pizza para cenar mientras miraban películas en la enorme pantalla de plasma de la sala del peliverde a que tuvieran que cocinar. La sonrisa resplandeciente de Takao contrastaba tanto con el ceño fruncido de Midorima, pero en realidad estaban bien así.

Llegar a esa casa era como llegar a su hogar. Takao pasaba más tiempo en esa casa que en la propia, ya que los padres de su novio casi nunca estaban por sus profesiones, la hermana menor de Midorima siempre se la pasaba lejos de casa con sus compañeras. Al año siguiente, se iría a un internado en otra ciudad para seguir estudiando.

Sabía que el peliverde se quedaría solo.

Cuando se enteró de la situación familiar del escolta de su equipo, entendió un poco acerca de su forma de ser, ya que al final de cuentas, sus padres eran unas personas muy estrictas que le habían inculcado la independencia desde muy joven, y su hermana era exactamente igual a él en ese sentido, así que no había un verdadero lazo fuerte que los uniera. Si bien no se llevaban mal, no eran una familia muy unida.

Supo también que en Secundaria, había creído que Akashi sería un buen amigo, así que había confiado en él hasta que sucedió algo que no ha querido contarle. Al comienzo tuvo sus reservas, conociendo a semejante muchacho como lo era el pelirrojo, intuía que no era nada bueno, sin embargo, cuando empezó a tratarlo un poco más -después de aquellas clases de baile- supo que no tendría de qué ponerse celoso.

Pero si se preocupaba.

Ahora era más abierto. En el primer año había costado muchísimo el romper todas las barreras que tenía el alto escolta para acercarse a él. Ser su compañero había sido el más grande reto de la historia, pero lo que más le dejó asombrado fue el conocer lo sensible que bien podría ser el mayor. Porque aunque no lo pareciera, Midorima Shintaro tenía un corazón enorme.

Quizá desde ahí se enamoró de él. Francamente no está seguro.

Dejó salir un suspiro hondo que llamó la atención del más alto. Ya estaban en ese enorme sofá, con ropa completamente cómoda después de haber tomado una ducha. Se estaban relajando y estaba comenzando la primera película, pero Takao solo estaba pensando.

─ Lo que sea que estés pensando. Seguramente es una tontería. Deja de matar tus neuronas en vano. ─ el menor sonrió. Tiempo antes se hubiera ofendido por aquellas palabras, pero con el pasar de los meses se había dado cuenta que eran solo palabras que escondían su verdadera preocupación por él.

─ ¿Y si estoy pensando en ti? ─ preguntó, fue cuando Midorima dejó el control remoto a su lado para girarse completamente a su novio, estirando sus brazos hacia él.

30 días ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora