—¿Por qué te has puesto lívida? —cuestionó Vicky preocupada, no se podía ni imaginar a lo que me estaría exponiendo si le contaba la verdad.
Tal vez a la ira de Cam, a su furia, ¿quién sabe? A lo mejor días más tarde encontraban mi cadáver a las afueras de la ciudad, abandonado o tal vez incluso enterrado. Una parte de mí, ese lado racional que todos tenemos, me instaba a callarme, a que me guiara por la razón en lugar de por la desesperación. A veces me preguntaba cuánto más sería capaz de soportar, si este era mi límite o si por el contrario podría callar tan solo un poco más. El problema era que estaba asustada, tenía miedo, muchísimo miedo, y lo único que deseaba con todas mis fuerzas era gritar a los cuatro vientos lo que me estaba ocurriendo. Pero cómo hacerlo si la amenaza estaba ahí constantemente, cada vez que cerraba los ojos la imagen de Cecily aparecía frente a mí.
Enfrentándome a las consecuencias que mis acciones pudieran conllevar comencé a hablar.
—Todo comenzó la última noche antes de empezar las clases, tuve un sueño en el que no sé cómo Cam estaba en él, por eso, cuando lo vi en el instituto quería irme de allí, eso era lo que te quise contar pero temí que me tomaras por loca. —Desvié la mirada hacia el suelo—. En la pelea que tuve con Jessica, Cam me dio su número de teléfono. —El papelito que me metió en el bolsillo—. De ese modo pude llegar a la fiesta. Después lo vi en la cafetería donde trabaja Katia y me insinuó que era consciente de mis sueños, pero no estoy segura de ello, lo único que sé es que sabe mucho más de lo que cuenta —afirmé con decisión. Eludí la parte en la que aparecía Christian—. Cuando nos enfadamos, la noche de la fiesta, subí a los pisos de arriba, había una puerta cerrada, entré y vi a un hombre encapuchado que me dijo que todos mis secretos saldrían a la luz y que cuando lo hicieran sería el fin. —Mis ojos empezaron a ponerse vidriosos—. No puedo dejar que sean desvelados, Vicky, sabes lo que ocurriría ¿verdad?
—Te juré que nunca diría nada y me los llevaré a la tumba, Noah, te lo prometo. —Quería confiar en ella, sin embargo, algo me decía que por mucho que intentara ocultarlos no podría hacer nada para evitar mi destino.
—Ahora es cuando viene la peor parte. —Respiré hondo—. ¿Te acuerdas cuando Cam dejó el juego y se fue? Bueno pues le seguí y le vi besándose con Cecily.
—¿QUÉÉÉÉ? —Se tapó la boca con una mano—. ¿Es una broma no? Yo pensaba que no estaba interesado en ella. —Vicky seguramente pensaba en que esto solo era un chismorreo de clase, pero era mucho más grave de lo que imaginaba.
—Cam no estaba interesado en ella —sentencié con un nudo en la garganta, no era nada fácil contar que habías sido testigo de un asesinato—. Ellos no sabían que les estaba espiando, por eso cuando terminaron de besarse, Cam... —Me tembló la voz—. La mató —susurré, mientras un montón de lágrimas rodaban por mi rostro.
—¿Cómo...?
—No lo sé, de repente vi sus ojos sin vida y su cuerpo se desplomó en el suelo, no vi ningún arma, Vicky, solo sé que murió y no hice nada para detenerle. —Ahora que por fin lo había contado, una parte de mí se había desahogado, pero la otra no tenía ni idea de cómo reaccionaría Cam al haber revelado su secreto.
Nada bueno ocurriría después de mi confesión.
—¿Qué ocurrió después? —murmuró.
—Solo recuerdo que me descubrió allí escondida, al día siguiente cuando desperté me encontraba en un hospital. Las enfermeras dicen que me trajo él.
—Tal vez pueda preguntarle a Fredy...
—¡Ni se te ocurra! Nadie puede saber nada de esto, nunca, este secreto tiene que quedar entre nosotras —exclamé asustada—. Cuando desperté, había una nota que me amenazaba diciendo que si contaba algo de esto a quien fuera habría consecuencias. —Mi voz sonó estrangulada—. Y te lo he contado a ti.
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Secretos Escondidos
Teen FictionUna ciudad repleta de ignorantes. Una chica cuyo pasado prefiere no nombrar. Un misterio sin resolver. Una venganza que cobrar. Y un chico peligroso y atractivo cuyo secreto esconde la verdad. Antes de comenzar, déjame advertirte. La curiosidad mató...