El pelinegro ya estaba cansado de tanto correr en la pista del gimnasio.—Vamos, Kim. Aún te faltan otras siete vueltas. —Dijo su entrenador tratando de ser motivador para el joven.
Yugyeom solo suspiró, tomo aire y empezó a trotar para aumentar su velocidad y empezar a correr otra vez.
—¡Yugyeom! —Grito una chica rubia a lo lejos. —¡Dijiste que pasarías por mi y quede como tonta! —Gritó llamando la atención de las otras personas.
—Lo siento Yeri, es solo que ocurrió algo y no pude ir. —Se excusó y sonrió al final. Yeri solo sonrió con sus mejillas rojas y le dio un corto beso en los delicados labios del pelinegro.
—Más te vale no tardar otra vez. Deseo enseñarte algo, aún más íntimo. —Dijo con un tono coqueto y Yugyeom solo tragó.
Odiaba a las personas así.
—Si.. Talvez otro día. Necesito despejarme un rato, adiós. —Se despidió y salio del gimnasio para ir a dejar su mochila en su casillero y seguir a su clase de biología.
Camino a su casillero y desbloqueo el candado con facilidad. Metió su botella de agua y saco su libro y libreta de biología para luego meterlos dentro de la mochila y cerrarla. Cerró su casillero y se coloco su mochila detrás, en su espalda. Camino a la biblioteca antes de que dieran el tercer toque que indicaba que debía ir a biología. Había salido antes de física solo para ir a por un libro a la biblioteca.
Camino entre los cortos pasillos del lugar. Se ubicó en cada sección y tomo cada libro que le diera tiempo de ver, solo lo veía un segundo y lo dejaba en su lugar. Camino un poco más, hasta la última estantería. Reviso los primeros libros y hojeo las primeras páginas, los cerró al no avivar su interés y los dejo de nuevo. Camino otra vez, reviso cada libro que se le aparecía y lo dejaba otra vez al no ser el que buscaba.
Suspiró.
No había ningún libro que se acercara o que fuera el que deseaba ver. Resignado, dio las gracias a la bibliotecaria y salio justo a tiempo para ir a su clase.
Talvez otro día.
♦Π♦
—¡Jackson! —Grito la profesora Dorine, llamando la atención del rubio. —¡Es la tercera vez que se duerme en mi clase!
—No es mi culpa que aburra tanto. —Respondió y Dorine, su profesora, lo mando a dirección. Otra vez.
Salió del salón llevandose unas miradas por detrás. Bajo las escaleras y fue directo a dirección. Paso por distintas aulas al igual que el salón de algunos clubes. Al llegar enfrente de la dirección, toco dos veces la puerta y la directora lo hizo pasar.
—Joven Wang es la octava vez aquí. ¿Ahora que pasa? —Preguntó la peliblanca.
—Solo deme mi expulsión. —Respondió con desgano. La mujer solo suspiro y empezó a firmar unos papeles.
—No te expulsaré, pero tu madre estará muy decepcionada. Le comentare esto.
—Bien. —Se levanto de la silla y camino hacia la puerta.
—Espera. —La mujer lo detuvo con sus palabras y el se volteó para verla cara a cara.
—¿Qué pasa? —Preguntó.
—Para la próxima se más respetuoso con tus mayores, niño.
Jackson solo rió y salió de ahí con una sonrisa adornando sus labios.
Camino de regreso a su salón después de haberse pensado que haría afuera. No había nada que hacer afuera, más que gastar el dinero y él no quería hacerlo. Aunque si deseaba algo de tomar. Faltaban unos minutos antes del último toque de la mañana que indicaba un descanso para el pobre cerebro de los estudiantes y un paraíso también para el estomago de otros. Cuando estaba cerca de la cafetería, alguien choco con él, cayendo ambos al suelo.—¡Lo siento!, ¡Lo siento! —Se disculpaba el chico que lo había tirado.
—Esta bien. —No le tomo importancia y solo se levanto. Se sacudió un poco su ropa para sacar el polvo.
El chico aún seguía abajo, tomaba cada papel que se le había caído y cuando los tuvo todos, se levanto y recogió su mochila para luego acomodarsela. El chico de nuevo pidió disculpas y volvió a caminar en dirección a su salón pero Jackson lo detuvo al ver lo cargado que estaba.
Era malo pero de buen corazón.
—¡No es necesario! —Dijo casi gritando el chico.
—Claro que lo es. —Le dijo Jackson.
—Nonononono.
—Sisisisisi.
—No.
—Si.
—No... —Jackson le quito sus papeles ya cansado y se los llevo en sus brazos.
—¿A que salón? —Le preguntó.
—Biología, con Dorine. —Suspiró.
—¿De primero? —Volvió a preguntar.
—Segundo. —Confirmó el pelinegro.
Después de eso, ambos caminaron hacia el salón del más joven.
—¿Tu de qu-.
—Tercero. —No lo dejo terminar y contesto.
—Te ves de primero. —Dijo sorprendido el más alto.
—¿Es por mi estatura? Mi tamaño no define lo que puedo o lo que tengo. —En su voz se pudo notar un poco de picardía que solo hizo reír al pelinegro.
—No es como si me interesara saber que tienes, solo que te ves, no sé, ¿Tierno? —Se defendió el pelinegro y el rubio solo lo tomo mal. Nadie le decía tierno. Nadie le había dicho.
Después de ese momento incómodo, no volvieron a hablar. Caminaron en silencio hasta llegar al salón, en el cual el pelinegro le agradeció que lo ayudará y Jackson no correspondió a su agradecimiento.
—¡Espera! —El pelinegro corrió detrás del rubio que ya estaba lejos pero se tropezó con su propio pie y termino siendo sostenido por los fuertes brazos del mayor.
—¿Estás bien? —Preguntó con un poco de preocupación. Sus mejillas estaban ardiendo, ¿ardían?
—¡Si! —Se levanto de sus fuertes brazos y se paro enfrente de él mientras trataba de ocultar su rostro. Ardían sus mejillas.
—Bueno, ¿Qué pasa? —Observo que le ganaba en estatura al rubio.
—Quería saber tu nombre, solo eso. —Dijo nervioso. ¿Cómo podía estar nervioso?
—Jackson Wang. —Sonrió el rubio y si no fuera porque estaba enfrente del rubio, ya estuviera en el suelo, desmayado por su hermosa sonrisa.
—Kim Yugyeom. —Lindo nombre, pensó Jackson.
—Tu nombre es bonito, debo admitirlo. Me gusta. —Confesó Jackson y Yugyeom ahora mismo estaba debatiendo en que sería más cómodo. ¿Su cama o el suelo?
—A mi me gusta el tuyo. —Jackson solo soltó una sonrisa y se despidió del pelinegro. Yugyeom solo sonrió tontamente.
¿Porque su corazón latía tan fuerte?
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Cute Boy ❦ Jackgyeom
FanfictionYugyeom era un chico muy lindo, tierno y amigable. Jackson era todo lo opuesto.