Estrella Azul [Creek]

Capítulo 6 - "Casa"

Era de noche cuando Craig se despertó, aún recorrían la carretera, el chico miró a su madre, concentrada con la vista fija en el camino, aquella expresión, la de una mujer racional y responsable, sonrió sin quererlo al sentirse a salvo por primera vez en mucho tiempo... Ya no sentía rabia por su padre, solo sentía pena por él... Por la clase de persona que debía haber sido... Seguía siendo alguien importante pero la posibilidad de que hubiese asesinado a su mejor amigo a sangre fría le partía el corazón... Cuando la idea hizo click en su mente, la rabia y el shock le hizo atacar...
Pensó en lo ilógico que había sido, que clase de estupides había cometido.
Craig noto un bendaje en la mano de su madre, la primera idea que vino a su cabeza fue la de su padre haciéndole daño, fruncio la nariz con disgusto.
Tomo una desición importante en ese momento.
Protegería a su familia y seres amados con su vida, sin importar que.
El auto se detuvo frente a una casa grande, realmente bonita, el pelinegro la miró con asombro, únicamente por la presencia de un gran jardín, Laura sonrió cuando vio la expresión del pequeño ante su hogar, la casa donde ella y sus hermanos habían crecido bajo el cuidado de una madre amorosa, pensó en su hijo... ¿Que clase de cosas le habrían sido arrebatadas por los constantes abusos de los que era víctima? ¿Habría tenido una cena de navidad decente? ¿Jugaba con otros niños?
La memoria le ayudó al recordar a los Tweak, miro atentamente a su hijo que esta vez se percibió observado y la miró de vuelta confundido.
–Amor, quisiera hablar contigo...– estaba lista para preguntar sobre su amigo, pero sintió que forzarlo a pasar algo amargo justo al llegar a un nuevo entorno no era lo mejor... Le preguntaría mas tarde, cuando Craig estuviera relajado.
Craig miraba a su madre esperando que hablara, pero ella negó con la cabeza, como pidiéndole que lo olvidara, él no discutió nada en ningún momento, le sonrió y bajó del auto tomando su mochila.
Lo primero que sucedió al cruzar la puerta juntos fue un abrazo cálido y dulce de parte de su abuela, el chico sonrió ampliamente ante el contacto... Hacía mucho que no veía a su familia.
La mujer mayor lo mimaba y se notaba realmente conmovida, mientras una pequeña cabellera rojiza se asomaba desde atrás de un sofá muy grande, sus ojos azules adornados por grandes y rizadas pestañas veían a Craig con curiosidad.
La niña llevaba un vestido azul abajo de las rodillas, pero no parecía una niña del todo, su cabello estaba suelto y despeinado, tenía marcas de raspones y rasguños por sus juegos rudos, aunque con facciones femeninas, probablemente quien los viera deduciria que Ruby era incluso más masculina que Craig.
El pelinegro, libre de tanto abrazo y atenciones noto la mirada sobre él, la niña pretendía esconderse mientras lo observaba, él se sentó en el sofá junto con su madre y su abuela, que parecían ansiosas por hablar con él y comprobar su bienestar.
–Se que estas ahí, deja de verme así, me molesta– dijo Craig arrugando la nariz, Ruby salio disparada de su lugar, admirada por la actitud de su hermano, que le resulto poco común al no estar familiarizada con un trato como ese, Laura vio claramente el carácter fuerte de Thomas reflejado en el pequeño pelinegro, hablando con determinación pero una neutralidad fría, que helaba la sangre.
Su presencia fuerte al momento de hablar hizo temer a su hermana, Craig lo noto y relajo su expresión, notando aquella mirada nerviosa sobre él, su corazón sintió una punzada al recordar a cierto rubio nervioso y como le miraba cuando se conocieron.

Pero no contó con que la chiquilla se dejaria ir contra él corriendo, pateandole en la pantorrilla violentamente, Craig miró a su hermana sin inmutarse mientras Ruby era regañada por las adultas en la habitación.

–¿Porque no lloras? ¡Las patadas duelen mucho!– dijo ella haciendo un puchero, Craig puso los ojos en blanco con fastidio, la chica le empujaba y golpeaba a quien identificó como una figura hostil, Craig se dejó hacer, sin nada más que decir más que un suspiro de aburrimiento.

–¿Terminaste?– dijo el chico cuando la niña parecía cansada, sacudió su pantalón y se quedó tranquilo.

–¡Pelea! ¡Cobarde!– aquella provocación por parte de la pelirroja le resultó irritante, pero decidió no hacer caso de ello, Laura comenzó a llamar la atención de su hija para que se detuviera, pero Ruby fue más lejos que eso, haciendo una desafortunada elección de palabras.