El mejoramiento de las condiciones de nutrición y salud por medio de la educación no se explica sólo por la incidencia de la instrucción en el nivel de ingresos, sino también por su influencia sobre la conducta.
El nivel de instrucción de las madres tiene una influencia más importante que el del padre en la alimentación de los niños, lo que confirma en dos sentidos el hecho de que cuanto mayor es la instrucción de los progenitores, mejor alimentados están los hijos.
La educación no sólo mejora el acceso a la atención médica sino que también permite comprender mejor los consejos de prevención y contribuye así a reducir los riesgos de enfermedad y mortalidad.
De los encuestas internacionales se desprende que la mortalidad materno-filial está en relación inversa con el nivel de instrucción de la madre.
En estudios nacionales se han confirmado los efectos positivos de la alfabetización sobre la esperanza de vida.
Más allá de los problemas de nutrición y salud, las transformaciones de mentalidad inducidas por la educación se extienden al conjunto de actividades y conductas de la persona frente a la sociedad.
Algunos autores estiman que la instrucción tiende a promover las mentalidades modernas y la racionalidad aunque se trate de conceptos difíciles de aprender.
Al parecer, el número de decisiones consideradas racionales en materia de ahorro y de consumo aumenta con los años de escolaridad.
El nivel de educación de las mujeres influye a la hora de casarse y planificar sus familias. El número de hijos por familia tiende a disminuir con el grado de instrucción de los progenitores, en tanto que el interés que los hijos muestran por la educación está en función del nivel de instrucción de la madre.
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La educación
Nonfiksiun libro dedicado a la educación, su origen, su función y su definición.