4. Kiss me in the dark (1ra parte)

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"Jamás pensé que aquellos tragos me dieran la valentía para hablarte.

Jamás pensé que mis deseos ocultos salieran a la luz sin poder controlarlos. Y es que es así... hay cosas que a veces se nos escapan de las manos. Pero no me arrepiento de besarte Alisha.

Ten buenos días".

¿Qué harías tú si recibieras un mensaje así? Sí... un mensaje así de tu "mejor amiga".

El pulso se me aceleró a cien mil latidos por microsegundos. No podía creer lo que mis ojos leían en aquel mensaje que recibí esa mañana. ¿Acaso era una broma? O estaba hablándome en serio. Nosotras... ya saben... habíamos... ¿hecho esas cosas?

Y no es que sea homofóbica, o que mi sexualidad la haya tenido confundida pero... debía ordenar las ideas en mi cabeza muy bien antes de embarrar más las cosas. Mi mente daba vueltas, si... le recordaba. Sus labios suaves, su piel, su cabello azabache, nuestras risas y comentarios sin sentidos. Y su mirada, esa mirada que no me esperé de sus ojos color aceituna.

Recuerdo como tomó mi cintura y acercó sus labios a mi oído, susurrándome que siempre le he sido apetecible, que no era bisexual, pero conmigo podría llegar a cualquier cosa. Sí, le recuerdo, su aliento a fresas y wodka, sus manos en mi trasero y su lengua en mi boca.

Sólo de pensar en ello, me produce algo que... no había experimentado. Una sensación de placer y temor, tal vez temor de perder la amistad que hemos cultivado por momentos sin pensar, o temor a querer más... de lo que habíamos experimentado.

Sus pechos siempre me han parecido muy bonitos y provocativos, todos los chicos tienen que ver con sus carnosos pechos. Sus pezones muy suaves...

Se había hecho mediodía y aún no sabía qué contestarle. La vi en línea pero no me atrevía responderle.

Ya no podía verle con los mismos ojos, después de conocer su cuerpo a profundidad y ella, sentir el mío. Además que ese mensaje... parecía más una declaración post-alcohol que un mensaje de arrepentimiento.

Cada que vienen a mí los recuerdos de esa noche alocada, me provocan un deseo incontrolable de sentirla nuevamente conmigo. Y eso... es lo que me asusta. Nuestro grupo de amigas no podían enterarse. ¿Y si ya Tinha y Jazmine lo sabían?... O George también... ¡Dios, sí que esto ha de ser todo un lío! Necesitaba hablar con alguien, que no me juzgara y me diera un buen consejo.

Que me ayudase a aclarar mis ideas y enfrentar la realidad actual.

Pero... ¿A quién podría decirle? ¡Carajo! ¡¿No pudo haber sido con una desconocida?!

Tuvo que ser con Clarisse... mi mejor amiga.

*Llamada entrante: Clarisse Holtem*

Corría por toda la sala sin saber si contestarle o dejarla pasar.

Así pasaron tres llamadas, las cuales perdí. Pensé que ya no llamaría. Hasta que a las siete de la noche repicó mi teléfono nuevamente y lo dejé pasar. Recibí un mensaje y decidí contestarle.

-Alisha, ¿estás?

-Hola.

-¿Por qué me has estado escabullendo toda la tarde? Necesito hablarte.

-No, no es así. He tenido un día ocupado.

-Lo sé, yo también, pero, no se justifica... ¿ya no quieres hablarme?

-Oye no, no es eso. También necesito que hablemos.

-Pues, yo también necesito hablarte.

Hubo un silencio algo incómodo por ambas partes, que dejamos de escribir.

-Está bien, avísame Alish, ten buenas noches.

-Está bien. Igual.

Pasados 12 minútos...

-Y bien... ¿no nos veremos?

-Oh bueno, claro.

-¿Puede ser hoy?

-¿Hoy?

-Sí.

-Pero ya son las 8:00PM.

-No vivo tan lejos, vivo a 15 min de tu casa... LOL

-¡Jaja! Bien... te espero entonces.

Y bien... no pude negarme a decirle que mañana por la mañana podíamos vernos, ya que sería sábado y podíamos planificar una salida con más tranquilidad. Justo en ese momento iba vía a mi casa. Lo sabía y certifico porque ella es así, lo que dice, lo hace. Yo mientras, me cambié la ropa de casa y peiné en cola mi cabello, puse un poco de color a mis labios, sólo para verme presentable, viendo a la ventana la capté llegar a lo lejos, ella me vio, a lo que me saludó mientras se acercaba.

Ya había abierto la puerta, vestía una camisa volada de azul eléctrico, y un jean blanco ajustado, unos botines negros con la cadena de plata que su abuela le había regalado en su cumpleaños 19.

-Alish...- me miraba con las mejillas enrojecidas, tal vez por el frio o por estar apenada- ¿cómo estás?-me preguntó intentando romper el hielo entre nosotras.

-Estoy... confundida- fui directa- esta situación me confunde mucho, yo, jamás pensé que algo así sucedería y menos... menos entre nosotras.

-También yo. Por eso he venido.

Mi piel se erizó al instante. No sé si por su voz, su mirada o sus palabras.
Mi cuerpo sintió una vibracion espontánea, sólo al escucharle. Pero mi mente me seguía haciendo dudar de lo que era correcto o incorrecto.

Quedamos en silencio, sin apartar la vista una de la otra.
Sus ojos recorrieron cada parte de mi cuerpo como si desease en aquel instante tenerlo entre sus manos.

-Entenderé si quieres que me vaya...

Un nudo en la garganta se apoderó de mi. Era lo que menos deseaba, la quería, la necesitaba junto a mi.

Planté mis manos en sus sienes, tomándola firme y suave al mimso tiempo.

Comenzamos a basarnos sin control alguno. Su lengua se movía con fuerza en mi boca y me hacía gemir de excitación intensa.
El sabor de su boca me enloquecía, era fresco, a frambuesas.

Mis pezones estaban a punto de estallar, entre su camisa percibía los suyos.

No aguanté las ganas de morderle el cuello y dejar mi marca de fiera, como símbolo querer hacerla mia.

Sus manos bajaron a mi falda, comencé a sentir sus dedos habilidosos en mi clítoris.
Un gemido se escapó de mis labios.

Cuánto deseaba que se repitiera aquella noche.

Separó sus labios de los mios y me miró con aquellos ojos de gata que me enloquecían.

-Toma tu abrigo, salgamos de aquí.

Hacía mucho frío. Por suerte, mi abrigo me cubría completa. Al correr sus pechos saltaban al aire, haciéndolos parecer tan apetecibles.

Al mirarlos, sólo imaginaba una cosa... Tenerlos en mi boca.

La mire con ojos de perversión y ella me besó apasionado, mordiendo mis labios hasta hacerme sentir un dolor agradable.

Le di una nagada y nos subimos en su auto. Mis manos traviesas comenzaron a juguetear con su cremallera. La sonrisa cómplice de su rostro, me cautibaba al éxtasis.
Que bellos labios dulces... y ojos almendrados. 
La tenue luz de la carretera, le daba una atmósfera acogedora a nuestro paseo.

Mis cabellos volaban al aire, al igual que los suyos. Llegamos a nuestro destino.

"London Hotel Hotter Shan" uno de los mejores hoteles de la ciudad.
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⏰ Última actualización: Sep 01, 2018 ⏰

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