Capítulo 60 - Sorpresa.

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En ese mismo momento, fuera del recuerdo, fuera del santuario, Zeeb aparece entre los árboles encontrando por fin el lugar que estuvo buscando desde el día anterior, el lugar donde empezó todo. Voluntariamente se transforma a su forma humana mientras se limpia la sangre de su boca con su antebrazo y a continuación una sonrisa se le dibuja en la cara.

―Te encontré.

Él con paso decidido se acerca al santuario sin llegar a imaginar quiénes están ahí dentro ni lo que está pasando en su interior, en donde la extraña visión del pasado acaba con el mismo resplandor cegador con el que empezó todo. Una luz blanca y brillante invade todo impidiendo ver nada, por lo que de nuevo se tienen que proteger los ojos con sus manos y sus brazos hasta que esa explosión de luz acaba perdiendo intensidad.

De nuevo todo su alrededor comienza a cambiar ante ellos, pero del revés al cambio anterior. Todo comienza a envejecer, el tiempo comienza a pasar a gran velocidad hacia delante volviendo a la época a la que pertenecen ellos, al presente. Todo lo que había sido recompuesto ahora se derruye mientras el suelo tiembla de forma intensa, como si estuviera habiendo un auténtico terremoto, por lo que Adam y Lilith se sostienen en pie costosamente con la ayuda de la pared, a la que se agarran. Ellos dos no están seguros de si ese extraño temblor de tierra forma parte del ritual o si han hecho algo mal.

―¿¡Esto debería de estar pasando!?― le pregunta Lilith.

―¡No lo sé!

Miran a su alrededor algo asustados. Grietas comienzan a resquebrajar las paredes, en las que también se abren grandes huecos que dan al exterior dejando caer montones de rocas sobre el suelo. Los alargados bancos desaparecen por completo convirtiéndose en tablas de madera entre los escombros que caen de las partes del techo junto a la mayor parte de las columnas que caen y se rompen en mil pedazos al chocar contra la superficie del suelo, en el que comienza a aparecer la nieve cubriendo todos los restos caídos y del que vuelven a crecer unos cuantos pinos.

El suelo por fin deja de temblar y todo ha vuelto a ser como antes, un santuario casi indistinguible del que solo quedan cuatro paredes maltrechas que contienen en su interior los escombros de lo que un día muy lejano llegó a ser.

Desde fuera Zeeb no se ha dado cuenta de nada de eso, pues aparentemente todo seguía igual ese lugar nada más que cambió para los ojos de Adam y Lilith, fue como una especie de alucinación. De nuevo vuelven a estar sumidos en la oscuridad, solo iluminada por las velas que se siguen consumiendo en cada punta de la estrella invertida del tablero y sus dos linternas encendidas sobre el suelo.

Tranquilos, después de la mala pasada con el potente temblor de tierra, se separan de la pared, sin duda, ese último profeso para volver a la realidad no ha sido nada agradable y eso que en esos casi cuatro últimos años ya se han acostumbrado a los terremotos tan habituales en Islandia, pero ese “terremoto” superó a todos los anteriores.

―Ya volvemos a estar aquí...

Antes de que Adam pueda decir nada las puertas del santuario se abren de golpe con un gran chirrido que al instante atrae su atención. Ellos desvían la mirada hacia ese lugar sorprendidos viendo una figura de un chico a modo de sombra, no son capaces de reconocerlo por la oscuridad, pero pronto se comienzan a sospechar de quién se puede tratar y eso es un gran problema.

Desde la entrada Zeeb se para en seco mirando completamente sorprendido a dos personas que están al fondo vestidas con las mismas túnicas de color rojo sangre, al igual que los monjes que Jökull describe en el diario familiar. No es capaz de distinguir sus rostros por culpa de las grandes capuchas, baja la mirada a lo que hay en el suelo, unas velas rojas consumiéndose sobre una superficie, al igual que unas varas de incienso que siguen humeando clavadas en la nieve.

Saga Secretos Ocultos (Pausada Temporalmente)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora