Capítulo 6

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—¿Diana?— dije bajando las escaleras.

Por un momento pensé que era Diana pero en realidad se trataba de Luna, tenía unas ojeras grandes y los ojos rojos, había llorado.

— ¿Luna? ¿Qué haces aquí?—dije sorprendida.

—hola, ¿podemos hablar?

— claro, vamos a mi habitación, ahí estaremos más cómodas.

Le ayude con su maleta, estaba pesada, me pregunte si se iría a otra parte.

—te pido disculpas por molestarte tan temprano.

—no es ninguna molestía, ¿Ocurre algo?, ¿Es Jairo?

Con los ojos llorosos, asienta con la cabeza.

— te necesita.

— ¿Dónde está?— dije poniendo su maleta en el suelo.

— hace unos días nos fuimos a la casa de playa de un amigo, está a 3 horas de aquí, si vas ahora lo encontrarás.

—¿Cómo te sientes?

— ¿Qué?, ¿Porque me preguntas eso?, Ve a verlo!

—¿Ya comiste?

—¿Qué ocurre contigo?, Él te necesita! ¿No te importa?

— claro que me importa, pero ahora tú también me importas. Ven bajemos a comer algo.— dije sonriendo.

— ¿Porque haces esto?

— para Jairo eres una persona muy importante, y se que si tú estás bien, él también lo estará. Así que quédate aquí.

—está bien, pero ve con él, por favor...

En su mirada notaba mucha preocupación, tenía que verlo.

— ¿Segura?... Cuando vaya por él no lo dejaré, ¿Sabes a lo que me refiero, no?

— si, aunque la idea me duela, es lo mejor, eres la única que lo traerá en si.

— de acuerdo, bajemos. A mí madre le encanta las visitas.

Antes de bajar me puse una casaca polar y unas zapatillas.

—hola de nuevo, ¿Te quedarás a desayunar?—dijo mi madre con una dulce voz.

— yo...—dijo entrecortado.

—se quedará. Mamá, ahora tengo que irme, luego regresaré.

—¿Irás con Carlos?

— ah si, tenemos varias cosas que hacer.

—entiendo, entonces ve.

Cogí mi mochila que estaba en el sofá y salí de mi casa, cuando la voz de Carlos me detuvo.

— Cata, espera!

— ¿Carlos? ¿Qué haces aquí?

— pues tenía pensado pasar el día contigo y Marylin. Mañana es el gran día.—dice nervioso.

—me parece una gran idea, pero ahora tengo que hacer algo urgente, ¿Lo podemos dejar para la tarde?

— claro, no hay problemas. ¿A dónde irás?

—pues a un lugar lejos de aquí.— dije mirando la dirección.

—¿Quieres que te lleve?

—pero esta muy lejos...

— no te preocupes, ¿Para que están los amigos?—sonriendo.

Aún me era difícil aceptar que Carlos Ya conducía, no por nada era mayor que yo. Era agradable estar en su auto.

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