Capítulo 4

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— lo siento, ahora fui el niño engreído.

— también fue la mía, debí hablar contigo.

— se nos ha hecho costumbre decir "lo siento"-—sonríe—para que esto funcione debemos ser sinceros, y no ocultar nada, ¿Entiendes?

—¿Esto? ¿A qué te refieres?

— nuestra relación.— guiñando.

— ¿Relación?!

—así es, ¿Acaso piensas que me beso con cualquiera? ¿Crees que soy un chico fácil?—modo dramático activado.

— tú tienes a Luna, ¿La olvidas acaso?

—¿Piensas que entre ella y yo ocurre algo? Ella es solo mi amiga.— riendo.

_ ¿Amiga? No sabía que los amigos vivían juntos.

— conozco a Luna desde que era pequeña, yo le cambiaba los pañales. ¿Estás celosa?

— ¿Yo? Claro que no.

—ahora entiendo porque te pusiste de esa manera. No me gustan las obsesivas.— drama king.

— ya! Eso quedó en el pasado, aparte que yo recuerde aún no me preguntas nada

— ¿Preguntarte? Estoy cansado que el hombre deba de preguntar, vamos hazlo tú.

En ese instante suena mi celular, era Carlos.

—Cata, te llamaba para agradecerte por las galletas, te sobre algunas pero Marylin se las quiere comer!

—(río) de acuerdo iré para allá.

— ¿Tienes que irte?

— sí, luego nos vemos.

— está bien, pero antes dame tu brazo

— ¿Para que?

— este es mi número.— escribiendo en mi brazo.— ¿Me llamarás verdad?

— oye! No lo escribas ahí, será difícil quitarlo!

— deja de quejarte, anda ve.

Luego de subir al autobús, guarde su número en mis contactos, ¿Relación? ¿Acaso está loco?, Cuando llegue al hospital, vi a Marylin comiéndose mis galletas.

— hola chicos, ¿Sobraron galletas?

— no, ninguna, Marylin se las trago!

— lo siento, pero estaban deliciosas.

— bueno, entonces estarás llena, lástima ,compre una rica torta helada afuera.

— ¿Llena? Para nada, quiero torta.

— luego a mi me dicen glotona!, ¿Cómo sigue tu abuela, Carlos?

— mejor, pronto saldrá.

— me alegra escuchar eso.

— vámonos a la cafetería ahí podremos hablar mejor.

Jairo

— ya llegué, espero que tengas listo la comida.

— ¿Ahora mi hija es tu cocinera?— dijo el señor Antonio.

— Señor Antonio, buenas noches!— dije inclinando me.

— deja las formalidades, ven dame un abrazo.— riendo.

— como te dije, Jairo me tiene como su sirvienta!— dijo Luna haciendo pucheros.

— ¿Eso es cierto? Jairo.

— para nada, solo le pedí que cocinara un poco, todos los días quiere que pidamos comida!

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