Spamexcest II

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Puedo recordar tus labios en mi cuello y tus largos dedos recorrer toda mi espalda quitando lentamente la blusa con el sostén.

El mirando y desbrochando su pantalón mientras jugueteaba con tu cabello. Oh España.

Sus respiraciones agitadas nublan mis sentidos, haciendome adicta a ellos, amándolos a cada uno.

En el cuarto el calor comienza a subir, no supe cuando me volvi adicta al perfume que hemanaban los dos. 

Mis sentidos estaban al cien al tenerlos junto a mi.

No se si estoy en el cielo o en el infierno. No se en que momento solo tenia puesto mis calzones y Juan estaba detras de mi tocando mi cintura y cadera.

El mundo se detenia con cada roce de la piel, los ojos de Antonio recorrían nuestros cuerpos desnudos. Su sonrisa pudo parar un micro segundo nuestro pulso.

Los dos tenian los ojos dilatados, admirando cada jadeo o mueca que haciamos.
Los labios tenian una batalla campal para demostrar quien estuvo en cada lado.
Podía estar así toda la noche.

El tacto se hacia mas desesperado, el mundo podía desaparecer pero la verdad no me importaría.

Era algo duro lo que sentía atrás y adelante. No se como estos salvajes e insensibles entraron al mismo tiempo.

Sentía que subía y bajaba, sus voces roncas me hacían caer en la realidad.

-Despacio, malditos insensibles.

-Nos harás morir de placer y desesperación.

-Mi pequeña flor, tan delicada como siempre. Antonio depositaba besos en mi pecho



Al despertarme ninguno de los dos estaba y tenia mi camisón puesto.

-No te levantes, te cargare hasta la tina para que te bañes.-Decía alegre Juan

Estos mens me habia dejado paralitica, toda mi cadera me dolía.

Al llevarme hacia la cama, esta ya estaba tendida y en la mesa habia churros, chocolate, café y fruta.

-¿Esto porque?

-Te quiero consentir.-Susurro españa



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