CAPÍTULO 08

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Capítulo 08: Besos deliciosos (Parte II).

JASON

—Mierda.

Requiero de una fuerza sobrehumana para apartarme de Rosie; he perdido el control. Se podría considerar que estaría satisfecho por haber obtenido el beso que tanto anhelaba, pero no es así. Por el contrario, ahora quería más; quería mucho más de esos labios..., quería más de ella.

No sé cómo describir todas las emociones aglomeradas en mi interior, van desde el deseo y excitación a la curiosidad y ansiedad.

Los labios de Rosie tienen un sabor que nunca había probado antes, son tan suaves que por unos momentos creí que no eran reales. Que solo era producto de una fantasía o alucinación; sin embargo, no fue así, yo la besé. Ella me pidió un beso.

Y sí, fue un beso intenso; la prueba de ello está en la erección que obtuve con tan solo restregarnos un poco.

Me alejo un poco más y cierro los ojos mientras paso las manos por mi cabello que ya comienza a estar un poco largo. Mi respiración es irregular y los latidos de mi corazón también. Rosie lo descoloca todo, mis emociones, mis deseos... ¡joder! ¿Cómo conseguía ese efecto sobre mí? No es mi tipo de chica, pero miento si digo que no me interesa y me pone con su forma de hablar. Es tan imprevisible y pervertida que me fascina.

—Uh, se levantó  —la escucho decir. Me giro y la encuentro sonriendo con diversión—. Me siento tan orgullosa.

—No es divertido.

—Oh, sí, es muy divertido —contradice—. Estamos igual, para mí también ha sido excitante e intenso. Muy intenso.

Pasa la lengua por sus labios y se ve tan sexi que es injusto tener la tentación frente a mí y no poder poseerla. Tan injusto.

—Siempre puede repetirse si tú quieres...

—Creo que sí quiero otro beso, pero voy a ser honesta contigo, Jason —suspira—. Me atraes, eso ya es bastante evidente, pero no sé si quiera iniciar una relación en este momento. Y quizá no ibas a pedírmelo, solo fue un beso, pero siento la necesidad de aclararte que, aunque me encantas, no eres lo que se suponía tenía planeado para mí.

—Tú tampoco eres lo que esperé —confieso—. Pero me atraes muchísimo y, si no me lo pides, yo puedo ser muy insistente para conseguir otro beso, preciosa.

— ¿Aunque luego tengas que darte un baño de agua fría?

—Aunque deba meterme en cubitos de hielo y masturbarme pensando en ti.

—Eso ha sido muy explícito, Jason —ríe—. Entonces te invito al cine.

— ¿No debería ser yo quien te invite? —cuestiono.

—No. Yo te he invitado primero —indica—. Para lo próxima sé más rápido. ¿Te parece bien hoy en la noche? Hay una película que quiero ver...

—Me parece bien, en la tarde ensayo con los chicos y en la noche estoy libre.

—Te enviaré un mensaje diciéndote la hora a la que me irás a buscar, sé puntual —me advierte—. Puedes tocar la puerta de mi casa, si te abre papá tú solo le dices que vienes a buscarme y si te abre mamá, dices que te equivocaste de casa.

Río.

— ¿Es en serio?

—Oh, sí. Hablo muy en serio —su expresión me dice que no bromea.

—Vale, entonces si es tu mamá le digo que me equivoqué de casa.

—Exacto —dice—, puedes ganarte un beso si lo haces bien.

Bésame [Versión original]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora