Bésame [Versión original]

CAPÍTULO 09

Capítulo 09: Corazones flotantes y mariposas chismosas.

ROSIE

No puedo concentrarme.

Yo realmente no puedo concentrarme en la película que esperé meses para ver.

No teniendo a Jason tan cerca, no mientras sepa que con estirar tan solo un poco mi mano, podré tocar la suya. No entretanto mi corazón lata lenguarazmente dentro de mi pecho gracias a su cercanía.

Está descolocándome. Me empieza a gustar tanto.

Y no puedo tenerlo. ¡Maldita sea!

Aprieto mis labios tomando su mano entre las mías y entrelazando nuestros dedos. Los suyos son bastante largos y su mano es muchísimo más grande que la mía, pero sosteniéndola la siento pertenecerme. Es alocado el hecho de que Jason sonríe pero está tan sumido en la película que no me mira.

Sonará algo caprichoso, pero quiero que me mire.

Vuelvo mi vista hacia la gran pantalla y busco centrarme en el filme que ansíe ver desde el momento en que anunciaron su filmación, pero que ahora parece ser algo superfluo en mis pensamientos. Bajo la mirada hacia mis uñas pintadas de un perfecto rojo carmín con diseños dorados. Mamá se había esmerado en cuidar de mí para que me viese guapa en esta cita; le encantó la idea de yo haciendo amistades así de rápido.

Si ella supiera...

—Solo muérete y ya, Mark —mascullo, escuchando los aullidos de dolor del protagonista.

—Eso ha sido cruel —murmura Jason.

—Eso ha sido realista —corrijo—. Ni siquiera sé porque está muriendo justo ahora, no se supone que es así.

—El otro pretendiente de la chica le disparó.

—Basura, esto no tiene nada que ver con el libro. Odio esta película.

—No ha llegado al final, no puedes sacar una conclusión sin verla completa.

—Mírame, Jason —se gira y me observa, sus ojos grises penetrándome—. Yo leí el libro, todos aquí leímos el libro y esta película no le hace justicia, ¿vale?

—Yo no leí el libro.

—Pues léelo, y luego mira la película otra vez —puntualizo—. Qué decepción —añado girándome a la pantalla de nuevo.

Se inclina en mi dirección y siento su aliento mentolado en mi nuca; quiero estremecerme. Susurra con voz rasposa en mi oído:

—Te ves tan provocativa cuando estás molesta. Me dan ganas de besarte aquí mismo hasta doblegar ese bonito carácter tuyo, princesa.

¡Por todos los libros! Yo le regalaría mi virginidad, mis bragas..., bueno, tachen la primera; la segunda sí se las daría.

Sonrío ampliamente y me giro para mirarle, es realmente guapo, por eso me encanta recordárselo constantemente. Su cabello cae despreocupadamente por su rostro y tiene esa sonrisa socarrona que incita a la perversión, sus casi inapreciables pecas están ahí, y le dan un aspecto inocente contradiciendo a todo lo demás en él que parece gritar «soy un chico malo». Creo que por primera vez en mucho tiempo estoy viendo corazones flotantes alrededor de alguien y esas mariposas chismosas revolotean en mi estómago.

—Yo te dejaría besarme todo lo que quieras, pelirrojo.

Un último quejido de dolor se escucha y los llantos aumentan, yo leí esa parte en el libro y, debo agregar, no me irritó tanto como lo hace ahora.