🍭⭐Capítulo 1: Por Parejas⭐ 🍭

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El grupo que recientemente habían formado Minatozaki Sana, sus amigas, las ex amigas de Im Nayeon y algunos de los jugadores de fútbol del equipo del instituto era considerado el nuevo grupo de los populares, y como tal, habían sido los primeros en coger su comida de la cafetería y sentarse en la mesa que tenían reservada. 

Sana, Mina y Momo no se terminaban de acostumbrar a que todos les cediesen su sitio en la cola para servirse la comida y que por los pasillos, las personas las mirasen de arriba abajo y hablaran de ellas o, en cambio, que las saludasen como si se conocieran de toda la vida. 

Mientras que comían, Jackson y Yugyeom contaban una anécdota de cuando eran pequeños. El grupo entero estaba atento a esa historia, excepto Momo. 

A ella le costaba seguir las conversaciones porque no era demasiado buena con el coreano. Normalmente se esforzaba y terminaba comprendiendo la historia, aunque fuese algo más tarde que el resto. Pero ese día su mente y sus ojos estaban pendientes de una chica que estaba sentada en una de las mesas más cercanas a la puerta. 

Estaba rodeada de un grupo de personas que hablaban entre ellas y que, a primera vista, nada tenían que ver con ella. Y a segunda vista tampoco, estaba completamente fuera de lugar. 

Momo sentía pena por ella. Desde que las habían sentado juntas en lengua y literatura había estado pendiente de ella desde la lejanía. Y de eso hacía ya una semana y media. 

Nayeon siempre había estado rodeada de gente y todos habían querido ser sus amigos por mucho que los despreciase. Había sido la típica reina de instituto, hasta que fue destronada por Sana, una de las mejores amigas de Momo. Cómo ya no disponía de una posición privilegiada, las personas solían meterse con ella, pero no demasiado, pues seguía siendo Im Nayeon y nunca se dejaría pisar por nadie. 

— ¿Me puedo comer tu...? 

Momo despertó de su ensoñación y dio un golpe a la mano que la estaba intentado robar una patata frita.

Jeongyeon soltó un gemido de dolor y se apartó rápidamente del plato de la japonesa. 

— ¡Casi me clavas el tenedor! — reclamó la de pelo corto.

— Si intentas coger la comida de Momo, morirás — la advirtió Mina con una sonrisilla. 

— Exacto, si lo intentas — añadió Sana—. Cuenta la leyenda que la última persona que consiguió robarle la comida a Momo, formó parte de su cena. 

Todos en la mesa comenzaron a reír, incluida la susodicha, que si entendió el chiste de su mejor amiga. 

— Cuenta la leyenda que la última vez que Sana usó su cerebro hizo el gran descubrimiento de que el té verde es verde — contraatacó Momo.

Las risas no pararon, e incluso se volvieron más escandalosas y llamaron la atención de las personas que se encontraban en las mesas de su alrededor.

Una vez terminaron de reír, siguieron comiendo y hablando sobre el trabajo de historia que tenían que hacer durante el fin de semana.

Después de la hora de comer Momo tenía dos horas seguidas de matemáticas, lo cual era una auténtica tortura para la japonesa, pues se tenía que mantener despierta después de comer mientras su profesor la hablaba de números como si estuviera contando ovejas para que Momo cayera rendida sobre su pupitre. 

Gracias a Mina, quien se sentaba junto a ella en esa asignatura, podía sobrevivir a ese terrible horario que tenía todos los jueves.

Cuando las dos horas terminaron Momo se estiró felizmente, a continuación tenían su materia favorita sobre todas las demás: educación física.

The Queen (Namo / Monayeon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora