Estaba caminando al liceo y veo a un loco que cacho de alguna parte.
—¡Oye!
El tipo se volteó y claro, era el loco que me dio un pito la otra vez.
—¿Ignacia?
—Si— Le sonreí.
Nos saludamos, hablamos unos minutos, intercambiamos número y me regaló un fino jé.
Me lo fumé antes de entrar a clases, esperé que el olor saliera de mi y entré.
Era súper difícil entrar a un liceo nuevo, más que nada el hecho de que no soy buena socializando
Me adentré a la sala y vi al mismo niño piola sentado solo, así que me senté con él.
—¿Sabes lo bacán que es sentarse solo?— Me preguntó con su característica cara agotada.
—Si, es pulento—Le alcé una ceja.
—Si, y ahora no podré sentir lo bacán porque llegaste tú—Me sonrió.
—Ah ya chao— Iba a tomar mis cosas para irme toda digna, pero tomó mi muñeca y me sentó nuevamente.
—Era broma, llorona culiá— Me miró serio.
Miré a mi alrededor y no habían asientos disponibles, así que me tragué el orgullo y me quedé en el puesto.
—No me trati ná así feo conchetumare— Le dije aún más seria que él.
—Ya— Y se dedicó a mirar adelante.
Me cae mal este hueón.
[...]
Estábamos saliendo a recreo y se escuchaban unos gritos y de pura copuchenta, me acerqué a ver qué hueá estaba pasando.
Quedé petrificada ver cómo le sacaban la chucha al Tomás.
Muchas preguntas invadían mi mente, pero primero tenía que detener esto, liberé toda la fuerza mounstrosa que mi cuerpo conservaba y me acerqué a los dos individuos.
Al tipo x por detrás le tomé el cuello y lo tiré, provocando que callera.
Y me fui donde el Tomás, estaba echo mierda.
—Quien eri vo conchetumare— Me gritó el abusivo.
—Primero, no me habli así perquin culiáo, yo no soy ná amiga tuya para que me trati así, segundo, no te metai con el Tomás sapo culiáo, tengo amigos que te pueden dejar en la senda coma, tercero, viene el director, así que anda inventando una buena excusa para justificar como lo dejaste.
—¡Qué sucede aquí!— Gritó el hombre canoso cuyo traje era bastante formal.
El Tomás no podía hablar, solo le hacía cariño y le decía que todo estaría bien.
—Señor Francisco, inmediatamente a la dirección, en cuanto a ustedes dos— Apuntó al Tomás y a mi,—Ignacia, acompañelo a enfermería y que lo lleven a un hospital.
El viejo de enfermería se había llevado al Tomás al hospital.
¿El Tomás iba en mi liceo?
¿Por qué chucha le estaban pegando?
Mejor me calmaba o las poquitas neuronas que me quedan iban a explotar.
Me quieren dar mil golpes por la tardanza, el capítulo estaba listo desde el jueves, estaba corrigiendo faltas ortográficas y volás.
Espero les haya gustado:( y voten porfi.
Lxs amo<333
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¿Tení Cigarros Sueltos?
De TodoLa Ignacia no pretendía enamorarse, pero el destino le tenía otro futuro planeado. Portada hecha por @mala-onda