//Narra L
Ella. Ella era la persona más importante de mi vida, la que siempre estaba junto a mí y por esta razón ella, Margaret, era la única que de mi realidad salía, la única que era consciente de lo que yo era. Margaret es mi primer recuerdo: ella abrazándome aquella noche de Julio en la que las sabanas se pegaban a la piel, en la noche en la que a toda mi familia perdí; menos a ella.
La miré a los ojos, no esperaba que ella me hiciese esto, ella jamás lo haría, ella no.
- ¿M-M-Margaret? – ella parecía intentar apartar su mirada de mis ojos pero no podía, ella jamás había rechazado mi mirada y ni si quiera en este momento tendría el valor de hacerlo
- E-eh – ella tartamudeaba mientras forcejeaba conmigo para irse pero seguía luchando por mucho que yo apretase y la detuviese
- ¿Por qué? – dije mientras fruncía el ceño
- N-No lo entendería – paró de esforzarse por algo en lo que no saldría ganando
Desde pequeña ella y yo jugábamos a "pelearnos" pero jamás nos hicimos daño. Para el poco tiempo que yo tenía para estar con ella siempre lo invertíamos bien y me enseñó a luchar pero ahora yo era más fuerte que ella, más fuerte que mi maestra.
- Si lo entenderé, solo dime ¿Por qué haces esto? – tragué saliva, sabía que no iba a ser muy bueno pero fuese lo que fuese necesitaba saberlo, la curiosidad me concomía y ella dijo que jamás me escondería nada pero, ahora, ¿por qué esconderme esto si ella siempre me contó todo?
- Lo siento, debo volver a hacerlo...
- ¿H-hacer el qué?
- L-Lo que hice en el pasado...
Mis ojos comenzaron a inundarse de cristalinas lagrimas que poco a poco comenzaron a derramarse por mis mejillas, ni si quiera pararon en la herida que mi propia tía me había hecho, ni si quiera en lo que me había hecho la persona a la que más había querido en toda mi vida.
- ¿P-por qué no lo sé? ¿Por qué no me lo has contado? ¿Por qué me lo escondes?
- Tortuguita... P-por favor perdóname... - me trató de limpiar las lágrimas pero no la dejé, no sería tan débil como para dejarla consolarme por algo que ella había hecho.
- Y-ya no soy tu tortuguita; ahora, cuéntame lo que me escondes, solo dímelo – lo peor de todo era que acababa de meter el dedo en la herida, no ligeramente, pero ¿tortuguita? Hace cuanto que no utiliza ese mote hacia mi ¿el doble de años desde que K me reclutó al KELL? Ella ya no era merecedora de utilizar ese mote, jamás lo volverá a utilizar.
- T-tus padres están vivos – su voz se quebró nada más comenzar la frase – e-ellos jamás murieron...
- ¿Q-que?
- E-ellos se quedaron sin ti p-por... - antes de terminar la frase caí al suelo y todo se volvió negro
Volví a abrir los ojos y allí estaba K, podía verla en la oscuridad por la luz de la luna y con un paño me limpiaba la piel
- ¡ L ! – me abrazó, parecía angustiada.
Me vi en el espejo que estaba tras ella. Mi piel llena de sangre y lo que fuese con lo que me estuviese limpiando. Toda mi tez estaba hinchada e incluso aparecían moratones sobre ella. Todo el resto de mi cuerpo tenía marcas de disparos, partes quemadas y cortes. Pero lo peor de todo eran mis manos, allí, el nombre de los que creo que son mis padres marcados a sangre, como si a un animal de manera cruel se lo hubiesen hecho, parecían hechos incluso con un molde.
Hwan y Hye.