| Capitulo 7 |

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//Narra E

Lo observaba desde el balcón, estaba distraído, jugueteando junto con su amigo con un perro callejero, era realmente adorable y me pregunto; si puedo conseguir a todos esos hombres ¿podré conseguirlo a él? Era obvio que sí, él aun siendo especial era otro hombre más en la faz de la tierra y aunque no supiese demasiado sobre él todos los hombres me pertenecían, todos se arrodillaban a mis pies, temblaban ante mí y baboseaban tras de mi por un minuto de atención mía hacia ellos. Pero sobretodo ÉL ERA MÍO, TOTALMENTE MÍO. Y si él no me pertenecía de nadie más sería. Pero ¿esto era sano? Creo que todo lo que hacemos a veces me afecta sobre mí e incluso me lleva a la cordura y de vez en cuando necesitaba un empujoncito de ayuda psicológica pero era lo suficientemente fuerte como para mantenerme fuerte ya que yo soy perfecta, porque ¿si no quien se dejaría llevar por mí hasta la muerte?

Oí el silbido de K y salí de ese trance en el que había entrado mientras lo miraba divertirse. Me giré y allí estaba ella, con el papel misionario en su mano y mirándome con su mirada de "Hay que trabajar"

- Te toca salir, Pablo Cruz– ella señalaba cada dato con sus dedos al papel siempre acertando aún sin verlo – violador, está en "El Flamenco" y "Boom Sakalaka" viernes de 23:15 a 4:45, ya sabes cuál es tu misión ¿verdad?

- Pues claro – dije mientras tomaba en mis manos el papel y leía los datos de el macabro señor

- Fuera de el bar en el que lo encuentres estaremos L y yo con el coche preparadas para el "Hit and Run" – ella siempre lo decía así, creo que ya era su costumbre.

- Vale, ¿el de siempre? – ella afirmó con la cabeza

Me puse mi bonito vestido negro y con ligeras trasparencias pero antes de terminar de subir mi cremallera plateada que iba por la espalda J-Hope y su amigo Suga ya se habían largado de el lugar en el que antes los observaba jugar con ese perro color caramelo que siempre caminaba alrededor de nuestra casa en busca de comida. Me puse aquellos tacones negros de aguja tan incomodos pero bonitos que realzaban mi cuerpo y me hacían parecer incluso más alta de lo que ya era y comencé a andar con ellos por el pasillo como si estuviese en un pase de modelos, Ol se divertía en gran medida viéndome posar y andar de esa manera, L observaba las telas para ver que mejoras podría hacer en los siguientes vestidos que hiciese mientras que K estaba a punto de dormirse en un taburete de manera muy incómoda.

A punto iban a dar las 23:00 mientras K me planchaba el pelo y Ol me ayudaba a ponerme toda la joyería que a saber de dónde K la habría sacado.

Y allí estaba yo, en la puerta de el pub que tenía un flamenco hecho de luces neón, vestida de punta en blanco, preciosa como siempre. Me puse mis guantes de encaje que hacía mis manos parecer más delgadas y sensuales de lo que solían ser y giré la cabeza aunque supuse que ellas ya se habían ido, de hecho, no me equivocaba. Entré al pub y rápidamente visualicé a Pablo, al asqueroso Pablo. Sin dudarlo fui a por una copa, pero sin alcohol, no podía permitirme pasarme con el alcohol y por muy atractivo que fuese el violador, era lo que era y había que darle muerte. Mosto, si, mosto, con las luces del pub no se podría saber bien lo que era y tras lanzarle unos cuantos besos y miraditas al objetivo me dirigí a él.

- Hey preciosidad, ¿Cómo te llamas? – dijo el asqueroso acercándome a él agarrándome por la cadera

- Elisabeth, mi nombre es Elisabeth y se que el tuyo es Pablo, Pablo Cruz– pobre incrédulo, creería que mi nombre era Elisabeth y probablemente si recordaba algo después de muerto sería ese falso nombre.

- ¿Cómo lo sabes? –él me besó en la mejilla rascándome con su corta barba – eres más inteligente de lo que pensaba, rubia.

- Simplemente lo sé. Y, ¿qué te traes? – lo miré de manera seductora

- Estaba esperando encontrar a alguien como tú – me guiñó el ojo mientras acercaba su mano a mi culo

- Que genial – estornudé y como siempre, la cagada del siglo, se me cayó todo el mosto sobre su camisa blanca la cual parecía de gran valor – u-ups, lo siento

- No pasa nada, cariño, esto ahora se limpia

Él fue al baño a limpiar la mancha y por suerte era unisex así que lo acompañé y allí vi el plan final. Todo lo vi en mi mente, sus movimientos, los míos, todo perfecto.

Lo abracé por la espalda pegando mi pecho sin sujetador a este y pareció enrojecer ligeramente. Dio su camisa por perdida y cerrando los ojos parecía buscar mi boca mientras movía su boca y su lengua de forma asquerosa, y allí estaba yo, besándome con un violador con toda su camisa llena de mosto en los que sus pezones estaban tan duros como diamantes y se marcaban de una grotesca manera la cual me incomodaba. Comenzó a meterme mano por la parte trasera de la cual yo "respondí" moviendo la cadera por mucho que no quisiese pero sabía que no tardaría mucho en asesinarlo. Su mano se cruzaba por mis piernas e incluso trataba de entrar a tocar mi coño pero yo no lo dejaba hasta que ya me harté de el manoseo, me daba asco como lo hacía, no sabía ni tocar ni besar así que de mi calza saqué mi cuchillo americano "galáctico" regalo de L y atravesé a el inmundo ser que me comía la boca por la espalda, llegándole a atravesar un pulmón. Comenzó a toser sangre y llegué a atravesarlo de espalda a pecho y la punta de mi preciosa hoja asomaba sangrante. Saqué la cuchilla de su herida y tras tirarlo al suelo comencé a apalizarlo, todo el odio que mantenía dentro de mí lo estaba sacando contra el cuerpo aún vivo de aquel asqueroso tipo que hacía unos segundos pensaba que sentía algo por él, al menos algo mínimo pero estaba totalmente equivocado. Ya dándolo por muerto tras haber comprobado su pulso y haber destrozado su cráneo con el puño salí de el baño escondiendo el cuerpo del ser que acababa de matar y guardando de nuevo mi puño americano en mi calza izquierda la cual tenía un bolsillo para poder llevarlo sin lastimarme. Antes de salir del pub observé la sala con detenimiento y de nuevo allí estaba él con su amigo. J-Hope, mi amor, Jung Ho-Seok.

K E L LDonde viven las historias. Descúbrelo ahora