#5 Castigada.

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Estaba ya lista para enfrentarlo, ya lo había asimilado, perdería mi virginidad con una horrible persona y por sobre todo que yo no amaba. Cuando, de repente, abren la puerta con brutalidad, y luego de unos segundos sentí un dolor punzante en mi hombro derecho y junto a eso el sonido ensordecedor de un disparo, algo me había atravesado. Y junto con mi hombro, atravesó el corazón de Cambrich. Su cara tenia una expresión indescriptible, era como si hubiese visto a su madre degollada en la sala de su casa. Y en mi cabeza se plasmo como si de una cámara fotográfica se tratase. Pues esa imagen, me perseguiría por el resto de mis días. Seguido de eso, su cuerpo desnudo cayo sobre el mio, rozando así su miembro con mi pierna, el cual había llegado al clímax al mismo tiempo que su corazón había explotado como una bomba de sangre. Era ciertamente perturbador el solo pensar en la sensación que había tenido al sentir esas dos cosas a la vez.

Al retirarlo de sobre mi, lancé su cadáver lo mas lejos de mi que mi fuerza me permitió. Y luego de eso, mi cuerpo se vio cubierto de la sangre que antes mantenía vivo a Cambrich y de mi propia sangre salida de mi herida; mis pechos estaban cubiertos por esta y también llegaba hasta la entrada de mi zona íntima. Mientras tanto, Samuel me miraba con excesiva excitación y enojo a la vez, con un toque de satisfacción que solo personas crueles como él sabían sentir. Lo mire con impresión y miedo; mientras me alejaba lo más que podía de el cuerpo muerto del policía. De mis ojos volvían a salir lágrimas, que acompañaban desconsoladamente a mis gritos de horror. Los cuales eran más fuertes cada vez que recordaba la escena de cinco segundos atrás.

Entre mis ojos cristalizados, ví, como Samuel salía de la habitación y Angélica entraba corriendo, tirándose así al suelo manchando su traje de sirvienta de un rojo carmesí, para abrazarme y consolarme. Ella parecía una madre, aunque teníamos a penas unos años de diferencia, entre sus brazos, me sentía protegida y segura. Y mientras me abrazaba fuertemente acariciaba mi cabello con su otra mano; recostando así mi cabeza sobre uno de sus hombros y dejándome llorar sobre su pecho.

Habían pasado ya veinte minutos, tal vez, y me había quedado dormida con Ángel a mi lado. Esta me dejo en aquella sala manchada de rojo por ordenes de su Amo, aunque a mi lado también había dejado varias vestimentas limpias, unas mantas y una almohada. Lo que significaba que no le había hecho caso del todo. En otro rincón de esa pequeña habitación aún se encontraba el cadáver del policía. Me moví junto con mis cosas en diagonal hacia la otra punta de la habitación para estar lo mas lejos posible del cuerpo.

Me recoste sobre mi almohada y me tape con las mantas. Empecé a llorar mientras me quedaba dormida. Realmente no podía creer lo que estaba viviendo.

Desperté, más no abrí mis ojos, sentí como alguien entraba en la habitación, escuche que una chica con tacones arrastraba el cadáver de Cambrich y que otra se dirigía hacia donde me encontraba yo. Extrañamente también oía que arrastraba algo.

-¡Bien, perra levanta!- Exigió la voz chillona de antes, mientras encendía el agua fría de la manguera que cargaba.

-¡Ah!- Me quejé, pues el agua estaba helada, mientras me levantaba con debilidad de mi cama improvisada; la cual había terminado empapada junto a la ropa que me había traído Ángel.

-¡Así me gusta, sumisa y rápida!- Siguió parloteando mientras me lavaba de manera brusca la sangre que se había secado. Y mojando así también el trapo puesto en mi hombro, que había puesto Angélica para detener la hemorragia -bien, terminamos aquí, vámonos- Dijo mientras soltaba la manguera y la cerraba.

-Disculpa, ¿podrías darme algo para secarme? Yo... Podría enfermar- Suplique con humillación.

-Tsk... Arreglatelas sola- Respondió a mi suplica con desprecio y seguido de eso soltó una carcajada. Salieron de la sala y me dejaron allí, con mi cuerpo húmedo y helado, sin algo limpio y seco para ponerme; sin algo con que acobijarme y donde dormir.

Quería llorar, pero estaba seca por dentro; ya las lágrimas no salían, ya no sentía nada mas que dolor y frío. Me acurruque esperando a que el poco aire que entraba por debajo de la rendija de la puerta me secara, suena imposible ¿no?. Mi cuerpo tiritaba y sentía que mi nariz se tapaba, y como era de esperarse empecé a estornudar una y otra vez, tenia muchísimo frío, al estar sin ropa y mojada era peor. Quería dormir, pero los vientos helados me lo impedían. Me di cuenta que había una pequeña ventana de cristal que daba vista al césped y que en este se veían los últimos rayos del sol que quedaban, saque mi mano a través de esta y sentí por un momento el glorioso calor del sol en el atardecer, y al tiempo de esto me dije para mi misma.

-Todo va estar bien Ann. Nunca olvides esta frase. Por favor.

Amando a mi comprador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora