Empezamos a comer sin mas decir, hacía un día bastante soleado, por suerte la mesa en la que estábamos ubicados tenia una gran sombrilla para amortiguar el sol. Nadie hablaba; aunque había una que otra mirada traviesa que se atravesaba por ahí, dando así uno que otro momento incómodo. La mayoría comíamos omelet, las chicas presentes, exceptuandome, comían ensalada de frutas y vegetales; claro, siempre siendo tan “Saludables y fitness”. Pero no las puedo juzgar.
-¿Porque nadie habla?- Pregunto Guillermo aun con la boca llena.
-Oye!- Reclamo Cris por la educación que le había puesto Guillermo a ese acto.
-Agh... Deja de molestar- Dijo gracioso.
-Tal vez... Nadie habla porque estamos comiendo... No se, creo yo- Escuche la voz de Samuel proveniente de mi lado.
-Ya- Contestó Guillermo.
-Samuuu...- Chillo la niña de 14- ¿Donde conseguiste esta chica? Ni siquiera es tan bonita ni tiene un buen cuerpo, o algo especial; es alguien corriente...- Pregunto a la persona que se encontraba a mi lado.
-¿Acaso te importa Sara?- Reclamo Samuel ante la pregunta de la niña.
-¿La verdad?, seria interesante saberlo- Poso sus codos sobre la mesa y sus manos debajo de su barbilla creyendo parecer una genio criminal, divertido.
-La compré ¿Por qué?- Contesto Samuel un tanto molesto.
-Mmhp... Ya veo- Dijo y continuo partiendo otro trozo de pastel, mientras lo hacia me miraba de una forma extraña; creando así un momento incómodo.
Todos habíamos terminado ya de comer, las chicas junto con angélica recogieron las sobras y los platos sucios, y los llevaron dentro de la casa. Los chicos se pararon y junto a ellos sus refinadas damas, cada una de ellas traía ropa victoriana o algo así como súper elegante, pero femenino.
-¿Que quieren hacer hoy?- Pregunto Frank pensando igualmente en que hacer.
-No lo se, ¿Vamos a la playa?- Respondió con una pregunta Alex.
-El pronostico del tiempo dijo que llovería en la tarde- Dijo Rose- Entonces no creo que sea una buena idea ir.
-Estaba pensando en quedarnos en casa pero hacer una parrillada o algo, también podríamos entrar en la piscina- Pronuncio Samuel después de Rose, mirando a Frank, Alex y Guillermo guiño un ojo; sin que las damas se dieran cuenta.
-Claro, porque no- Dijeron los tres seguido de tres risas divertidas pero maliciosas.
-Esta decidido entonces- Sentencio Samuel.
Las chicas se quedaron, algunas en las escaleras y las otras en tumbonas o hamacas. Los chicos habían entrado a la casa a hacer sus cosas, Samuel a programar la comida y todo eso; y los otros no tengo idea. Mientras tanto yo me encontraba sentada en el césped apartada de todos, como siempre.
-¿Puedo acompañarte?- Pregunto una voz suave, de inmediato supe quien era.
-Claro, después de todo no me molesta- Conteste ante la pregunta de Angélica, seguido de eso, arreglo su vestido y se sentó junto a mi.
-Este es un lugar muy lindo ¿no lo crees? Es agradable vivir aquí- Pregunto cerrando sus ojos para sentir mejor la brisa y los rayos del sol.
-Dilo por ti- Respondí desanimada.
-Samuel... No es mala persona, el me cuidó- Reclamo con nostalgia.
-¿De que hablas?- Pregunte intrigada mirándola.
-Yo, antes vivía en las calles, mi familia era bastante pobre; mi padre nos abandono a los 6 meses de yo haber nacido, era un cobarde, mi madre no tenia para alimentar a mis hermanos, mucho menos a mi...- Dijo mirando al suelo, y continuó- Empecé a trabajar a los 12 años vendiendo golosinas en la calle; termine con eso a los 14, pues mi madre me hizo trabajar en un restaurante, nos iba bien, no ganaba mucho, pero alcanzaba para alimentar a mis pequeños hermanitos. Pero sabes, las personas aveces las corrompe la avaricia y eso fue lo que paso con ella; busco y busco una trabajo donde yo pudiera ganar mas dinero, y lo encontró, dama de compañía, pero no en el buen sentido. A mis 16 años ya había tenido no se cuantas relaciones fugaces, de esas que son solo revolcones. Todo el dinero que ganaba mamá lo gastaba en los lujos que ella quería en ese entonces mis hermanos tenían 10 o 13 años.
Un día, no pude más y decidí irme de casa junto con mis hermanos; a ellos los deje con una tía, cada tanto llamaba a mamá para que me siguiera la pista a mi y no a mis hermanos; lo único que quería en ese momento era protegerlos.
Después me entere que esa bruja había tenido su merecido, je, la había atropellado un tren y no tuvo posibilidad de salvarse.
Pero yo había terminado sola, estaba muy lejos de casa. No tenia dinero para comida o ropa, incluso intente conseguir trabajo pero la gente no me lo daba... Termine viviendo en el callejón de un barrio esperando que alguien me diera algo de comida o agua.
Ahí fue cuando apareció, llevaba un gabán gris bastante oscuro junto con jeans azul igualmente oscuros, caminaba con un paraguas arriba de su cabeza. Me vio y al parecer se intereso en mi, y bueno, aquí estoy. Lo resto es historia.-Vaya... Yo... No sabia que habías sufrido tanto, en verdad lo lamento- Dije nerviosa y con un nudo en la garganta.
-No es nada, eso ya paso ¿sabes? Me alegra que estés aquí tenia un buen presentimiento sobre tu llegada- Hablo mientras se recostaba en mi hombro con los ojos cerrados.
-¿Presentimiento?- Pregunte con la cara colorada por el reciente acto de Angélica.
-No es nada cariño, tranquila- Pronuncio sin responder a mi pregunta.
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Amando a mi comprador.
Fanfiction-Ann Torres, tiene 4 años acabados de cumplir, su pureza aun seguirá intacta; vale mucho en el mercado; ¿Que dicen aceptan el trato?- Hablo una voz con amabilidad. -Creo que la suma es muy baja para lo que ella vale ¿no lo crees cariño?- Reclamó una...