#7 Encuentro vergonzoso.

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Desperté, y para mi desgracia mi corazón aun latía. Frank no se encontraba conmigo en esa oscura sala... Mire por la ventana, “¿Las 5:00 A.M.?” Me pregunte a mi misma, me levante del suelo, e hice unos cuantos estiramientos, tenia que hacerlos, porque si no, mis músculos nunca dejarían de doler.

-Y si voy... ¿Que pasaría?- Le hable a la nada haciéndome dudar sobre si era correcto ir a la habitación de Samuel a recoger algunas ropas.

“Que más da” respondió mi conciencia y emprendí camino, todo estaba extrañamente silencioso cuando pasaba por las habitaciones, se me hacia bastante raro que ninguno estuviese despierto a esa hora. Mi corazón dio un salto cuando ví que la luz de su cuarto estaba encendida. Me acerque sigilosamente y mire por el pequeño espacio que dejaba la puerta medio abierta.

Ahí estaba él, follandose a esa rubia
en posición de perrito; ¿que era lo peor? Estaban mirando hacia la puerta, aún no se como no me vieron en ese momento.  Mi corazón latía tan rápido como una bomba de tiempo, y mi cuerpo se sentía caliente; pero tenia una sensación de repulsión hacia ellos a pesar de todo. De un momento a otro sentí como su mirada se clavaba en mi, Samuel me estaba mirando mientras lo hacia con esa zorra, cuando me vio fue aumentando el ritmo de sus embestidas contra ella. Hacia un sonido lascivo al chocar sus caderas y los glúteos de ella, todos lo fluidos que los dos compartían se veían claramente en las sabanas.

-No pares, me gusta así- Hablo la rubia mientras hacia una expresión de gusto.

-No lo haría- Replicó el bastardo dándole una embestida aun más fuerte. Aun seguía mirándome.

Tenia una mirada llena de lujuria, excitación y mordía sus labios con fuerza. Me miraba como si yo fuese inferior a él. Daba palmadas al culo de la chica, como si de verdad estuviese con una prostituta. Supongo que era sexo de pareja, y me molestaba el hecho de que aún teniendo a alguien, haya intentado hacerlo conmigo. Era asqueroso. De pronto sus ojos se apagaron, se volvieron mas serios y llenos de furia. Aparto a la chica de un empujón y la boto de la cama y junto con sus ropas le demando irse. Esta la recogió y salio de la habitación con enojo, como un niño al cual no le compraron el dulce que pedía.

Cuando ella salio, me escondí, luego que se había ido; entré a la habitación a buscar mantas y ropa. Samuel se encontraba desnudo y completamente duro sentado y encorvado a orillas de la cama con las manos sosteniendo su cabeza.

-Lo siento por eso, creo que fue mi culpa- Dije mientras entraba al gran vestidor. Rebuscando y rebuscando hasta encontrar lo que quería.

-Quedate- Hablo desde la cama, con un tono de voz fuerte y ronco.

-No, yo solo venía... Por algunas cosas- Hable saliendo del vestidor y mirando las mantas y vestimentas que cargaba en mis brazos mientras pronunciaba las ultimas palabras. Estaba a punto de salir cuando lo escuche.

-¡Dije que te quedaras!- Grito fuertemente con una voz grave e impaciente.

Yo simplemente me comporte sumisa ante su regaño, empecé a desvestirme, después de todo... Ya me había visto desnuda, ya no importaba. Aun así, me voltee para que él no viera mi rostro avergonzado mientras lo hacía. Al ver las cicatrices y las decoloraciones en mi piel, me comencé a sentir mal conmigo misma; y rápidamente me puse ropa mas cómoda, no valía la pena ponerse pijama si eran ya las 5:46 A.M.

Sentía la mirada de Samuel cada tanto, cuando terminé de ponerme la ropa, me senté junto a él.

-¿No te vas a vestir?- Pregunte con un tono gracioso y una sonrisa llena de tristeza plasmada en mi rostro.

Samuel alzo su cabeza y se me quedo mirando frente a frente, fue acercándose poco a poco; sentía sus respiraciones sutilmente tocando mi cara, y, me besó. Así, sin más, no era un beso lujurioso y salvaje; era un beso inocente, puro y limpio. Sus labios eran suaves, y cálidos, me transmitían una falsa sensación de seguridad. Era hermoso, aún siendo fingido, se sentía muy bien.
Se aparto de mi tranquilamente, mi cara se tornaba en un rojo brillante, que bien podría guiar a un barco en la noche.

Él se río divertido de mi expresión, y soltó una carcajada mientras ponía una mano sobre su boca para evitar reírse. Seguido de eso lo empuje sobre la cama, y él cayó sin más; aproveche que estaba indefenso y me senté encima de él olvidando completamente que aún seguía desnudo, hizo una expresión de satisfacción cuando me senté sobre su miembro. Podía sentirlo claramente, era una sensación excitante y placentera que no quería que desapareciese; yo nunca había tenido pareja, por ende nunca había experimentado este tipo de sensaciones.

Mi respiración se había puesto agitada y mi pecho subía y bajaba como un loco, igualmente la de él, aunque obviamente sabia disimularlo mejor. Solté un pequeño suspiro y empecé a mover mis caderas de atrás para delante, como si lo estuviera acariciando con mi entrepierna, a medida que lo hacia Samuel se ponía más y más duro, y nuestros cuerpos subían de temperatura al compás de nuestras respiraciones calientes. Sentí que mi entrepierna se mojaba mas y mas, tanto por dentro como por fuera; el fluido pre-semimal de Samuel había empapado completamente mi short, y yo había empapado mis bragas con los fluidos que salían gracias al placer que sentíamos. Aumente la velocidad de mis movimientos mientras mi cara mostraba una excesiva excitación por lo que estaba haciendo. Samuel se veía realmente salvaje en su forma lujuriosa, mientras proseguía me acerque a sus labios, los besé, dejando así que él indroduciera en mi su lengua, dejando cada rincón de mi boca completamente explorado. Ese beso salvaje aumento más nuestro deseo sexual, como si de una droga se tratase. Samuel había llegado a su punto límite y se corrió mientras me besaba salvajemente. Ya había detenido mis movimientos y me levante de encima de él, me acosté a su lado y puse mi cabeza sobre su pecho y los dos nos quedamos dormidos y agotados.

Amando a mi comprador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora