Desperté, estaba debajo de las mantas de la cama de Samuel; me senté y recoste sobre el espaldar de esta, mire a mi lado, y no estaba, eran las 10:23 A.M. me había sorprendido de lo temprano que era, aún con haber dormido poco me sentía bastante capaz de hacer algo productivo en el día. De alguna forma sentí decepción al no encontrarlo a mi lado.
Mi corazón y mi cuerpo se encalidecio mientras recordaba lo pasado en la “madrugada”, me sentía realmente tonta, era mi secuestrador, me maltrataba física y mentalmente, y tras del hecho era mucho mayor que yo. Me estaba enamorando de una persona de mente retorcida, enferma y cruel. Síndrome de Estocolmo, algo realmente molesto.
-Buenos días niña- Habló entrando a la habitación, junto a Samuel detrás suyo con cara de fastidio.
-Eh... Buenos días Frank- Respondí al saludo del pelinegro, quien se sentaba a mi lado y rozaba su mano con la mía.
-¿Lo conocías?- Preguntó Samuel impaciente mientras se arremangaba su camiseta.
-Si, de hecho, yo fui quien la saco para la cena- Habló Frank de mi parte, quien lo había dicho con un tono lleno de satisfacción y orgullo.
-Mmmh... Que bien, me alegra; te esperó en la mesa Ann- Dijo Samuel volteando bruscamente hacia la puerta, mirando así con desdén a Frank antes de salir.
Y así mientras él salía, yo me levantaba de la cama y me dirigía hacía el vestidor; tenía que cambiarme después de lo pasado antes. Sentía la mirada de Frank recorrer todo mi cuerpo, este se encontraba recostado en el marco de la puerta. Me miraba con deseo, timidez y cariño de una extraña manera.
-Estas hermosa- Dijo acercándose lentamente a mis espaldas, uniendo nuestras caderas.
-¿Podrías darme espacio personal?- Pregunte fastidiada por su repentino acto lujurioso.
-Claro... Pero no olvides que tipo de lugar es este, si el dueño te invitó, puedes hacer lo que quieras con lo que esta dentro de este- Respondió a mi pregunta con superioridad, mientras acercaba más y más sus caderas a mi trasero.
-Ah... ¿Puedes parar?- Reclamé sintiendo su miembro medianamente duro rozando con mi parte trasera.
-No pareces quejarte del todo... Dejame escuchar esa linda vocesita que tú tienes- Habló mientras se frotaba conmigo.
-Ah... Yo no, quiero... Ah... Esto- Le conteste entre respiraciones agitadas, y suspiros meramente calientes.
Ya me había cansado de eso, como pude lo empuje con mi parte de atrás; y lo aparté de mi, dejandolo con un problema mayor. Ya me había cambiado antes de que me empezara a joder.
Así que sin mas salí de la habitación a dirigirme al comedor donde Samuel junto a Angélica me esperaban con impaciencia.-¿Porque tardaste tanto?- Pregunto demandante.
-Amo...- Reclamo Angélica ante el regaño de Samuel en mi contra.
-Tuve que cambiarme de ropa- Fue lo único que respondí, no iba a acusar a Frank, era molesto y todo, pero no seria así de mala persona.
-Ya veo- Contesto con indiferencia a mi respuesta, me tomo de la mano y me llevo por un pasillo hasta la puerta trasera.
Salimos por la antes dicha y ví el jardín junto con varias mesas de exterior, y en ellos se encontraban las personas desconocidas de la noche anterior. Unos voltearon a verme, otros ni les importo mi presencia, Samuel se sentó en un extremo de la mesa y yo me tuve que sentar a su lado derecho. Al estar todos en las mesas las sirvientas trajeron el desayuno, como en la cena, se veía delicioso, algo tan digno como para un rey o una reina.
-Hey... Samu... ¿Quien es ella? ¿No nos la vas a presentar?- Hablo una pequeña chica de 14 con un tono de voz chillona mientras comía de su pastel.
-Si, Samuel, ¿Quien es?- Prosiguió divertido mientras preguntaba al mayor sentado a 4 puestos de él.
-¿Acaso les interesa?- Respondió molesto con otra pregunta y seguido de eso me hablo a mi- Presentate.
-Eh... Yo... Mi nombre es Ann. Vivía con mi padre y mi madre antes de que me trajeran aquí. Me gustan los animales. Y también de vez en cuando suelo dibujar... Mi deporte favorito es la natación... Y estudio... O estudiaba medicina. También... Tengo 16 años acabados de cumplir. Eso es todo- Dije un tanto nerviosa por la aceptación de los desconocidos y también porque en una situación así ¿quien no estaría nerviosa? Tú secuestrador te pide que te presentes y si cometes un solo error te ira mal... Era realmente escalofriante tan sólo pensar en lo que me podía hacer.
-Gusto en conocerte Ann, soy Guillermo Diaz, un gran enfermero, de clase 10, y con un montón de chicas persiguiendome, esta es mi favorita- Se presentó y señalo a la muchacha a su lado, le pondría unos 21 años, al señalarla, la cara de la chica se puso rosa brillante.
-Calla... Tonto. Mi nombre es Cris, Cris Diaz, tengo 22 años y comparto tu gusto por la natación- Primero mando callar a Guillermo, se presentó y me sonrió cálidamente.
-Mucho gusto igualmente- Respondí mientras me sentaba al lado de Samuel.
-Venga, venga, no la acaparen! Mi nombre es Alex, tengo 23, soy veterinario y por lo tanto adoro los animales; y además esta pequeña chica a mi lado es mi pequeña amargada- Dijo mientras se refería a una chica con pinta de gótica de “nadie me entiende”, pero parecía buena chica.
-Ajá, esa soy yo, Rose, me gusta pintar y leer libros; no soy interesante así que no te molestes en conocerme- Hablo siendo sincera consigo misma y con los demás.
-Si, bueno, yo soy Frank... Y ya, ya me conoces- Dijo entre risas divertidas.
ESTÁS LEYENDO
Amando a mi comprador.
Fanfic-Ann Torres, tiene 4 años acabados de cumplir, su pureza aun seguirá intacta; vale mucho en el mercado; ¿Que dicen aceptan el trato?- Hablo una voz con amabilidad. -Creo que la suma es muy baja para lo que ella vale ¿no lo crees cariño?- Reclamó una...