Día 9.

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Ha pasado tiempo. Supongo que al final todo se cura, o al menos parcialmente. No puedo negar que la herida aún sigue abierta en mí, pero no me ha debilitado. Me ha hecho más fuerte, fuerte ante ti. Se podría decir que ya no tengo miedo. Ni a nada ni a nadie, realmente volví a ser apática. Prefiero prevenirme del claro porvenir que dejarme llevar por la pasajera felicidad de la inestabilidad. Hoy estoy aquí, pero mañana no lo sé. Creo que se podría definir así, o al menos es la sensación que me trasmites. Inestabilidad e incertidumbre. Intentan ayudarme, pero nadie lo consigue. Ni yo misma me comprendo. Supongo que el dolor nubló mi vista, y ahora no sé ni cual es mi camino. 

Creo que tú mismo te percatas de ello. De la incertidumbre que reina en mi mente, y en mi corazón por desgracia también. Por ello has cambiado, mejor dicho, intentas hacerme creer que lo has hecho, aunque sé que no es cierto. Es tarde para borrar la imagen que tú mismo me diste sobre ti para que ahora crea a alguien que dice ser alguien diferente a hace unos días. Realmente es así. Tienes miedo de que el dolor también me haya cambiado a mí y que ahora que no tenga pánico a perder, me arriesgue a ello. Para ganar, porque al final, sé que cualquier decisión dolorosa traerá consigo a la calma a largo plazo.

Hace apenas unas semanas no pensaba así. Me sentía la más desdichada si te perdía, o si hacía algo erroneo. Ahora puedo darte la razón en algo, he cambiado. Creo más en mí y en el poder que ejerzo sobre mí misma. La confusión me sirvió para eso. Para darme cuenta de que no se sabe nada. No puedes contar con algo que no tienes. No hay nada que esperar. Hay que vivir el momento y disfrutar, porque realmente jamás sabes cuánto durará con exactitud. 

Si te soy sincera, la verdad es que he sido muy contraria a mi mente. Me tragué el orgullo demasiado, así que lo siento si ahora sale con su grito ahogado en mi lluvia. Ahora voy a ser verdaderamente yo. Sabrás quién soy, y no pienso omitir mis reflexiones ni pensar en las consecuencias, al igual que tú no lo hiciste. Tal vez en este momento no te lo merezcas, pero yo tampoco el día en que fuiste así. Tengo fe en el karma, así que yo no tengo nada que hacer. Tan solo sé consciente de que te deseo lo mejor, pero que la vida da demasiadas vueltas. No me pidas que vuelva a ser lo que no fui, porque jamás volverá a ocurrir. Sigo aquí, y creo que eso es lo que cuenta. Aprendí a sufrir y mi corazón está cansado, aunque no te puede olvidar. Permanezco aquí, tenlo en mente. No sabes que será mañana al igual que yo tampoco. Lo siento, de veras, pero he cambiado, sin destruir lo que fui. Intenté demasiado buscar la salida pero mi vida estaba vacía y llegaste a mí, por lo que por una parte te lo debo todo. Evitaste que hiciera alguna locura desesperada, aunque me llevaste a los brazos de la desolación. Aunque de todas formas, jamás me iré de tu vida. Contigo estaré siempre. Como lo que somos, como lo que no hemos sido o como lo que seamos, pero ahí estaré.

Aprécialo, nunca sabes lo que tienes hasta que deja de estar ahí. No hagas eso. Una lágrima lo puede cambiar todo, y me prometí a mí misma que jamás volvería a surgir una más. No pierdas lo que ganaste, no arriesgues lo que verdaderamente quieres. No juegues con fuego, no quiero quemarte.

Siento no ser lo que creí ser antes, pero me descubrí a mí misma, o al menos estoy más cerca de mí o lo que creo ser.

Te quiero.

Las cartas rotas que nunca leerás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora