Capitulo 13.5

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Sábado,12:59. Chicago, Riverdale.

Tome otra calada del cigarrillo que tenía entre los labios, luego lo sostuve entre mis dedos y lo lleve hasta el borde de la lata vacía de energizante para luego darle unos golpesitos con uno de mis dedos libres en la parte de color marrón para liberar las cenizas, me lo llevé nuevamente a la boca y observé la pantalla con diferentes códigos y el mapa de Google Maps a un costado, el brillo de la pantalla me estaba matando los ojos y creo que no ayuda mucho que el lugar no tenga mucha luz más que la neón verde que estaba en el suelo.
- Ya llegué, perras.- La voz femenina llegó a mis oídos pero no me volteé para ver a la persona que la poseía.
- ¿Trajiste lo necesario?.- Le pregunté mientras apretaba los cuadrados de platico con letras que tiene una luz blanca para poder verlas en la obscuridad.
- Obviamente, sino no hubiera venido.- Dijo para luego escuchar un golpe duro contra la mesa de madera que había a un costado del cuarto de 6x7.
Me levante de mi silla de oficina y deje a tras a la computadora par acercarme a la mesa y a chica que sacaba lo que le había pedido dentro de uno de los bolsos negros.
Lily es la encargada de encontrar el armamento necesario para mis robos, reuniones con mis clientes y para evitar a los ganstars que están detrás mio, detrás de la persona de la máscara.
Yo no robo por gusto, robo por obligación, para poder sobrevivir, la sociedad me tiro a cometer estás "atrosidades", como dicen ellos.
El cabello lacio rubio y con las puntas de varios colores cae como cascada a los lados del rostro de mi amiga impidiéndome ver su rostro rudo, saco unas bombas de ruido y otras de humo del bolso que se encuentra frente mío sobre la mesa , Lily retira una 9mm con silenciador y unos C4 de otro.
- ¿Dónde esta...- Pregunto pero ella me interumpe señalando uno que se encuentra en el suelo.
Me agachó y lo abro para encontrar con la metralleta negra con varias cajas de municiones, cierro nuevamente la maleta y camino hacia la silla ocupada por el peli-azul.
- Galileo, tu la usarás mañana, por si algo sucede de imprevisto.- Digo dejando el bolso a un lado de sus pies.
- Siempre es lo mismo y nunca sale nada que no hayas previsto en tus planes.- Dice el sin quitar la vista de la pantalla.
Robaremos un Ferrari 248 F1, pero el robo no sucederá en Chicago, sino en Los Angeles dentro de unas cinco horas los tres partiremos hacia el lugar en diferentes vehículos para evitar problemas y tendremos algunos señuelos para el camino de ida y de vuelta, insistencia de uno de mis más fieles y ayegados clientes.
- Pero nunca está demás.- Digo mientras camino hasta la mesa de madera que se encuentra en el centro del cuarto.- Vengan, repasaremos el mapa del museo y el plan.- Coloco las palmas de mis manos sobre el papel azul con líneas blancas mirándolo con consentracion y enojo.
Ellos se acercan y comienzo a explicar cada movimiento que aremos y cómo está distribuido el museo.
Tecleo unos cuantos dígitos y las claves de las diferentes alarmas colocadas en el establecimiento aparecen en un listado junto a la que zona pertenecen, tomo una lata llena de líquido que hará que me despierte y me consentre mejor, la llevo hasta mis labios y tomo con la intencion de hacer fondo blanco pero la información que me brinda Galileo hace que escupa todo el líquido que tenía en mi boca sobre todo el equipo.
- Uno de los hombres de Ryan está en la zona que siempre vigilas.- Dice mientras cliquea el mapa de esa zona.
Mierda, Remy.
Me levanto y miro la pantalla, el dispositivo de rastreo que le plátamos a los miembros de la banda que me amenaza por robarle su "trabajo", se mueve cerca de la saca de aquella peli-anaranjada que me tiene tan procupado y tan fuera de mi lugar, desde que la conocí la luz en mi túnel oscuro apareció, no es tan grande pero con cada sonrisa que me regala crece.
- Me voy.- Hablo alegandome de la pantalla.
Me coloco mi abrigo negro, tomo mi celular y mi casco completamente negro como la noche para luego salir de la habitación y encontrarme un pasillo largo de una fábrica abandonada.
Es un buen escondite pero dentor de poco nos moveremos nuevamente.
Le escribo un mensaje de texto a Remy, uno normal, uno simple, uno que disimule mi desesperacion por estar a su lado, necesito protegerla, nunca tendría que haberla conocido ni involucrarla en mi vida, pero ya es tarde, no la quiero solar, no quiero tenerla legos de mi, soy tan egoísta, no pienso en su bien y solo pienso en el mío... pero como dije antes es muy, pero muy tarde, ella se está convirtiendo en una adicción, una sana, una especial.
No me contesta y vuelvo a mandarle un mensaje, bajo las escaleras con rapidez y sigilo, cuando llego a la plata baja voy a la zona de descarga de esta antigua fábrica textil, no me contesta otra vez y ya estoy totalmente loco, ya pienso en lo peor, le mando otro mensaje, y no espero cumplirlo al pie de la letra, no esperaré a que me conteste, si lo hago todo podría salirse de control.
Subo a mi motocicleta deportiva, coloco mi celular con mi casco vía bluetooth y lo coloco en el soporte que tengo en el manubrio, me coloco mis guante de cuero negros y pongo en marcha a mi pequeña bestia, se que Galileo me vigila por la cámara de seguridad ya que cuando el motor ronronea la puerta de carga se abre dejándome ver una rampa de cemento y más cemento en el suelo agrietado y con malesa saliendo de ellas, salgo dispara del lugar y como salgo subo a la calle y esquivo violentamente autos, bicicleta, peatones, otras motocicleta y semáforos en rojo, tengo suerte que ahora la pantente no esté puesta ya que sino tendría muchas multas que pagar.
Ordenó con mi voz al asistente de mi celular que llame a Remy, pero ella no me atiende provoca que mi cuerpo se tense.
Estaciono al otro lado de la calle de su casa, su ventana está cubierta por las cortinas, miro el Mercedes amarillo que hay enfrente de la casa y luego observo las posibilidades de entrada a su casa, no las veo tan apetitosas como aquellas veces que me cole en su casa para dejarle obsequios, decido intentar nuevamente y ella esta vez atiende la llamada para luego verla asomarse por la ventana.
Mis ojos brillan al verla tan desaliniada, tan entre casa que provoca que mi frío corazón se descongele un poco haciendo que tres gotas frías caigan en mi interior, nunca sentí tanto alivio en mi vida.
Sé que estoy siendo algo duro con ella pero recordar lo del rastradeor hace que mi alivio desaparezca y la duda haga su presencia con una alarma de alerta.
Cuando Remy corta la llamada por hablarme de aquella necesidad que tiene ahora que logró hacerme sonreír de punta a punta y que unas ganas de enorme de arriesgarme por tan solo tenerla entre mis brazos aparezcan, pero todavía tengo que encontrar al hombre de Ryan y ver que está tramando, por eso llamo a Galileo en un pedido de ayuda.

Nos leemos pronto mi gente bonita.
Los/as amo.
Yolito0015.

La Nerd & El LadronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora