Capítulo 2

15 4 0
                                    

En él transcurso de la noche, me desperté, estiré mi mano hacia un lado para ver la hora por mi celular, y cuando ví me reflejaba en la pantalla las una y veinte de la madrugada. Fue como si alguien me hubiese despertado, pero no y aún a oscuras, un poco lateado, aburrido con mi teléfono en la mano, activé los datos móviles y me puse a ver un poquito  de porno. No tarde en excitarme al ver a una pareja heterosexual, hacerlo como si se acabara él mundo, terminé masturbándome, y después de un rato aquellos del vídeo se volvieron poco interesantes, debido a que estaba mi Brian en mente, deseando que éste tuviera su virilidad dentro de mí.
—¡Agh!, pe...pero que es...estoy haciendo. Oh Brian-gemí por lo bajo muy excitado.
¿Qué haces que me provocas y excitas mi vida?.Agregué con vehemencia.
Hasta que después de unos instantes más tarde, acabé en la palma de mi mano pensando en él, terminé muy agitado y cansado, fui al baño para limpiarme porque no quería dejar sucia mi cama, ni nada en caso de que alguien de mi familia invadiera mi espacio personal e irrumpiera en mi cuarto y le diera por revisar algo. No me gustaría que vieran mis sábanas llenas de semen y les diera asco, bueno eso contando en que no tendrían porque hacer, revisar o ver mi cama tan meticulosamente.
Después de un rato volví a mi habitación, tomé otra vez mi celular, saqué en porno viendo la hora al mismo tiempo, ya eran las dos de la madrugada, y aún sin sueño decidí ver algunos vídeos en youtube, entre ellos música romántica y me tocó escuchar una hermosa canción llamada pienso en tí de Chayanne. Dejé que la canción terminara, salí de youtube, apagué los datos móviles, puse a cargar mi móvil, cerré mis ojos y comencé a dormirme para no estar con tanto sueño en la mañana próxima.
Yo sólo sentía mi respiración a lo lejos, concentrado en ella sin la más mínima tensión, hasta que derrepente y de la nada se inició un sonido, cada vez se hacía más fuerte y más fuerte.
Instantes más tarde por fin había podido abrir mis ojos, estiré mi brazo hacia donde estaba mi teléfono y al ver la hora ya eran las siete de la mañana.
—Hay no, ¡que temprano es!-exclamé con sueño.
Enseguida me levanté de mi cama, y así no volver a dormirme porque la idea era ver de nuevo a Brian. Con ánimo me fui a bañar, me sequé, me vestí y me perfume mucho para éste, me agache a recoger mi mochila, ordené mis cuadernos y me fui al colegio.
De camino a la escuela, él viaje se me hizo eterno, tanto que ya quiere ver a éste, cuando ya estaba cerca de la escuela, se me desataron los nervios y me preguntaba si estaría bien para mi amado, hasta wue después de unos cortos minutos llegué.
Inmediatamente fui en busca de Brian, de repente sentí que alguien llegó por detrás de mí, me tapó los ojos y me preguntó ¿quien era?. Por supuesto que reconocí esa voz, me sonroje colocándome muy nervioso, y no podía evitar sonreír.
—B....B......Brian-tartamudee por los nervios, saqué sus manos, me volteé hacia él y lo miré directamente a los ojos.
—Si Daimon, soy yo-me respondió sonriendome y notando como irradiaba felicidad a través de sus verdosos y brillantes ojos.
No sabía que hacer para acariciarle su rostro, sin que los demás se fijaran y pudieran sus ojos en nosotros, así que mejor entramos al salón de clases.
Durante la mañana y él día, los profesores de los distintos materias, cuando las explicaban, no podía concentrarme, porque tan sólo teniendo a la persona en él asiento de al lado, no me dejaba hacerlo, simplemente porque yo no quería concentrarme, él ocupaba todo él espacio de mi cabeza y no había tiempo en ese momento para las materias, ya que todo era tan bello con él a mi lado, pero jamás le diré nada porque somos amigos, no quiero perder su amistad por mis sentimientos que tengo hacia él, para mí no son más que una tontería.
Él día en el salón de clases ya casi terminaba, nos dieron otro trabajo sobre biología que era para él día lunes y estábamos a jueves.
Brian y yo nos miramos enseguida, esa mirada de complicidad que existía entre los dos, hacia que tuviera una sensación agradable.
—Recuerda que saliendo de aquí, me voy a tu casa mi amigo-murmuré sonriente y feliz.
—Si bonito-me susurro acercándose a mi oído.
En ese instante tuve que disimular mi sonrisa, pero no mi sonrojo, ya que la profesora se dio cuenta e hizo que todos voltearan y quedaran mirándonos.
—¿Tienen algo que añadir a su trabajo de biología señores?-nos interrogó seria y en medio de un silencio incómodo, interrumpí.
—No profesora, no tenemos nada que agregar-respondí avergonzado frente a mis compañeros de clase.
—Bueno sino tienen nada que añadir, entonces dejenme terminar con él trabajo de la materia por favor-profirió molesta, la maestra.
Durante esos minutos antes de salir ya definitivamente de la jornada escolar, la profesora dió unos tips para realizar bien la actividad con nota para él lunes, hasta que de repente la profesora hizo él mismo procedimiento que la vez anterior, saliendo del colegio.
Mi partner me daba la mano y yo se la quitaba porque estábamos en la calle, de momento me colocaba serio, disimulando lo que yo decia que es imposible. Minutos antes de entrar a su casa, nos miramos mutuamente un poco embobados o por lo menos yo quería verlo así.
Rato más tarde entramos a su casa para hacer él trabajo de biología, nos sentamos en las sillas del comedor, quedando uno al lado del otro igual que él día de ayer.
Después de un tiempo, nos concentramos tanto que no nos dimos cuenta de la hora, ya eran las nueve de la noche y afuera estaba oscuro, cómodamente Brian no me dejó irme a mi casa porque no quería que me pasara algo de camino a mi hogar.
Con su teléfono fijo, marcó él número de mi domicilio, avisando que me quedaría en su humilde morada. Sencillamente no sé cómo lo hizo, ya que mi mamá dió una respuesta positiva. Me sorprendí enseguida  porque al escuchar él altavoz sin poner problemas me parecía raro, pero nada del otro mundo. Cuando mi amigo colgó la llamada, estaba feliz, fácilmente me señaló que fuera a su habitación.
Con anterioridad dejé mi mochila en él sofá de éste, caminé rápidamente, ya que quería dormir, hasta que lo ví llegar.
—¿Qué pasa mi amo...amigo?-le pregunté viéndole con ímpetu.
—Nada malo Daimon-contesta con una voz más seductora y sonriendome.
Se acercó a mi lentamente, me tomó por la cintura, y empezó a besarme lenta, delicada y apasionadamente, a tocarme despacio parte por parte de mi cuerpo. En vez de rechazarlo porque era mi amigo, por dentro sentía que quería seguir hasta hacernos delirar de placer, mientras seguíamos besándonos y acariciándonos caímos a la cama, quedando él encima de mí.  Enseguida comenzamos a desnudarnos, lo miré con micha vergüenza después de quedarnos sin ropa. Al ver su miembro erecto y él mío, me excitaba, pero a la misma vez me daba miedo porque soy virgen, jamás había tenido relaciones con alguien y no sabia como se sentía él que Brian tuviera su pene dentro de mí.
Di un suspiro tremendo que mi amado en ese momento se dió cuenta, me sonrió y cuando lo ví de repente estaba masturbando mi miembro, ya no dejaba de gemir con pasión e intensidad. Debo admitir que me gusta que me toque, lo hace muy bien y muy rico, tanto que ya no me resistía acabar en sus manos, hasta que me surgió una duda.
—Brian detente, ¡detente!-exclamé dudoso, agitado y sonrojado.
—¿Qué pasa mi amor?, ¿Qué tienes?-me interrogó enseguida parando mi masturbación.
—Va a llegar tu mamá, amigo van a ver aquí, en tu cama y que lo estamos haciendo-le respondí de inmediato sin titubear, pero por dentro quería que siguiera.
—No amor, no va a llegar, ni nadie de mi familia, estarán fuera todos estos días y estaré solo para ti mi cielo-me habló con ternura y volvió a tocarme, besarme y a masturbar mi pene tan rápido como pudo.
Yo por otro lado seguía gimiendo cada vez mas fuerte, pidiéndole más y más. Por un momento miré su cara y se estaba riendo, pero no de mí sino que era por mis quejidos altos, ya que parecía mujer al hacerlo. Y de un momento a otro de tanto frotarme hizo que me viniera en sus manos, avergonzado de haber acabado en sus dedos y palmas, dejándolo sucio.
Intenté levantarme de la cama, cuando de repente lo veo encima de mí, besándome y excitandome más de.lo que imaginé, haciendo que flectara mis piernas hacia mí. Puso su miembro erecto y duro por la entrada de mi ano rozandolo suavemente, siendo muy cuidadoso conmigo.
Sólo me dejé llevar por la situación, empecé a sentir como entraba en mí tan lento y tan apasionado que lo veía, terminamos haciendo él amor por unas horas, y no solamente una vez, sino que lo hicimos varias veces. Él me enseñó lo que eran las posiciones sexuales, me sentía tan feliz de ser su mujer o que mas bien diga su hombre, y durante nuestro acto de amor gemía pidiéndole más, siendo insaciable, hasta que terminamos abrazados, besándonos y durmiendonos muy cariñosamente hasta él día siguiente, en su cama.

Tan Sólo quiero que seas míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora