La Arena

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Selena.

El sonido del coliseo se oía millas antes de llegar.
Hecho curioso, el coliseo estaba al otro lado de la ciudad del palacio. Selena tuvo que correr por las calles vacías, con su armadura puesta y su rapier en la mano.
Por suerte, aquel día no hacía mucho calor, así que no sudo demasiado.
Mientras mas cerca se encontraba del coliseo, más fuerte se oía el griterío.
Se empezaba a escuchar una voz más potente sobre las otras, una voz de nadie más ni menos que del Maestro de Ceremonias. De su potente voz se alzaba a oír de los alaridos unas palabras.
-El combate esta a la vuelta de la esquina, unanse los que puedan a vislumbrar este majestuoso combate que empezara en cualquier momento, en cuanto ambos contrincantes estén listos. El Príncipe Damian ya ha dado la señal de preparado, solo falta la Princesa, que en cualquier momento deberá avisar que esta preparada.-

Selena se apresuró a la entrada del coliseo, solo para encontrarla cerrada.
-Demasiado para "unanse los que faltan"-
Ante está situación, Selena se congeló. Como entraría si la única entrada en todo el coliseo estaba cerrada.
Selena se quedo absorta en sus pensamientos por un minuto.
Pero súbitamente una idea surgió.
Apoyo su mano en la reja que bloqueaba el paso al coliseo, y empezó a escalarla.
Un problema de diseño del coliseo, la parte superior de la reja contaba con una sección rota, cosa que permitía a una persona entrar por el pequeño agujero.
Una vez dentro, Selena giro a la izquierda y se apresuró a llegar a los vestuarios, para luego entrar en la recamara donde los luchadores se preparaban mentalmente para el derramamiento de sangre (sólo solía ser sangre en eventos muy especiales, la mayoría de las veces era simplemente un combate hasta que uno se rindiera. Como alguien se rendiria preguntara?, bueno, después de estar una semana sin tomar ni comer nada, como que la rendición se vuelve la única opcion.
Selena entró como un huracán y choco contra alguien, arrojándolos a ambos al suelo.
El hombre que acababa de tumbar dijo:
-Intentando sabotearme antes del combate?-
El hombre río un poco.
-Damian?-inquirio Selena- que haces aquí? Creí que estarías esperando en la Arena.
-Vine por algo de agua, creí que estabas preparándote todavía en tu recamara.-
-Está es mi... recamara... maldición- Selena noto el lugar donde se encontraba, la recamara de los hombres.
Selena se sonrojaria si es que hubiera muchachos saliendo de las duchas, cosa que no había, el Día de Seleccion estaba prohibido que entren otros luchadores en las recamaras fuera del círculo personal de cada principe.
Selena se levantó y tendió la mano a su hermano, ayudándolo a levantarse. Este la tomó y se impulso hacia arriba, dando al notar la diferencia de altura entre ambos.
El príncipe sacaba media cabeza a Selena, su pelo era rubio y enmarañado, su figura era musculosa pero algo flaca, sus ojos eran marrones, a diferencia de su hermana.
-Que te parece si espero unos minutos aquí mientras tu vas a prepararte en tu recamara y salimos a la Arena al mismo tiempo.-
Selena asintió, aun sin aliento.
Salió de la recamara de hombres y se dirigió un poco mas a la izquierda, donde se encontraba la recamara de mujeres.
Al entrar noto que estaba vacía, pero no la sorprendió.
Se saco la armadura y se ducho rapidamente, y cuando digo rapidamente, me refiero a literalmente un minuto, sin perder tiempo. Selena salió fresca de la ducha sin molestarse en cubrirse con la toalla, sino que solamente la uso para secarse.
Camino con sus encantos femeninos al aire mientras se dirigia al pequeño ropero donde se encontraban guardados varios atuendos iguales, que consistían en un traje de una pieza, que cubría desde los hombros, bajando hasta los tobillos.
Luego de ponerse el traje se volvió a poner su armadura. Miro el reloj en la pared, que se encontraba encima de los casilleros ubicados en el pasillo frente a la puerta. Habían pasado exactamente 4 minutos.
Agarro su rapier y apretó un botón frente al pasillo que dirigía a una puerta inmensa de madera.
Luego de apretar el botón, las puertas tardaron unos segundos en empezar a abrirse.
Selena inspiró profundamente y salio por las puertas.
El cambio de luz artificial a natural cegó momentáneamente a Selena. Unos segundos después se acostumbro y miró alrededor.
Encontró a básicamente toda la ciudad en las gradas del inmenso Coliseo. El suelo era de arena, cosa que tal vez fue lo que hizo que haya ganado el nombre de la Arena a esa zona en especifico.
La Arena consistía en un círculo de medio kilómetro a la redonda, y en el centro, estaba Damian.
Cuando escuchabas que un príncipe luchaba probablemente esperarias que peleará con una espada reluciente y un escudo impenetrable, como en los cuentos de hadas.
Damian era la excepción con una hacha de su tamaño (para los curiosos, el es bastante alto) de doble filo, hecha con un material bastante exclusivo a la realeza.
Y como si fuera el colmo, blandia el hacha con una sola mano, mientras que con la otra tenía un escudo igual de grande.
Muchos bromeaban que el estaba con esteroides. Tal vez tengan razón.
En ese momento, el resto del mundo desapareció para Selena. Era solo ella y Damian en la Arena. Vagamente escucho al maestro de ceremonias, dando la bienvenida y mostrando sus talentos carismáticos al público.
Selena debería estar nerviosa, pero allí, en ese momento, frente a Damian a punto de entrar en combate.
Se sentía preparada

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Hola, buenas mañanas/tardes/noches/eclipses/apocalipsis.
Volví a escribir, como habrán notado.
Tenia planeado escribir mucho más, pero quería dejar este punto como un capitulo separado.
Y ahora es cuando tal vez me odien por el próximo capítulo, pero igual, aprecio el odio (okno)
Voy a intentar seguir escribiendo para que vuelvan a estar medianamente contentos.
Adiós :)

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2018 ⏰

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