Lección 37

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Sabia que este dia algún dia llegaría sin embargo, jamas pensé que tan pronto, guarde la invitación de la boda de Kim y Pepe en el bolsillo de mi saco antes de salir de casa, para poder dirigirme a la mansión de los Mottershaw.

-Es un placer tenerlo aquí señor Baker- hablo la señora Rachel Mottershaw- será un verdadero placer este negocio con usted.

-El placer es mío señora Mottershaw.

-Si que eres un joven encantador- respondió la mujer.

-Señora Mottershaw-hablo una sirvienta mientras se acercaba con prisa- no encontrarnos a la señorita.

-¡¿Que!?- gritó la señora Mottershaw asustandome un poco- ¿como puede ser eso posible?, quiero que vayan y encuentren a mi hija. Ella ya no es una niña.

La señora está loca, si fuese su hija también escaparia.

Shhh conciencia ahora no.

-Yo en verdad lamento este pequeño alboroto- se dusculpo la señora Mottershaw.

-No se preocupe por esto, puedo volver después.

-No hace falta, que tal si vamos afuera y tomamos un poco el té.

Dijo tan apresuradamente sin darme tiempo de contestar. Ambos salimos al jardín y tomamos asiento pero a los pocos segundos otro sirviente llego y le dijo algo a la señora Mottershaw, ella se disculpó apenada y se levantó para dirigirse a quien sabe donde.
Bien ahora todo era tan incómodo y aburrido.
Saque la invitacion de la boda para observarla un momento, ¿qué demonios haré ahora?.

Seguir adelante como lo has estado haciendo.

Una brisa de aire se llevó la invitancion yo me levanté par ir detrás de ella, note como calló juntó a un árbol la tome entre mis manos y sonríe victorioso o al menos hasta que un zapato me callo en la cabeza.

-¿Que demonios?- me pregunte mientras levantaba la mirada.

-¡No mires!- oi gritar y de inmediato baje la mirada.

Esperan un momento, ¿qué hace una chica arriba de un árbol?, cuando pensé volver a levantar la mirada, la chica calló sobre mi, tirándonos a ambos al suelo.

-Hay Dios como lo siento.

-Estoy bien, estoy bien- respondí mientras me levantaba.

-Que bueno- la oi decir mientras se sacudida su vestido.

Yo la mire detenidamente luego observe el árbol y finalmente volví mi mirada a ella.

-¿Que hacías arriba del árbol?- pregunte.

-La verdadera pregunta es que haces tu aquí en el suelo.

Amigo, la chica está demente.

-¿Qué?- pregunte confuso.

-¿Que?, ¿de que?- pregunto ella.

-Sólo quería saber que hacías arriba del árbol.

-¿Por que?- pregunto ella.

-Bueno caiste arriba de mi.

-¿Y?- pregunto ella- yo sólo quisiera saber porque caí arriba de ti pero no todo se puede saber en la vida.

-Claro que si, mira yo estaba sentado allá observando esta invitacion- dije mientras le mostraba la invitacion- esta salió volando por el aire y calló justamente aquí en el arbol, entonces tu... Espera un momento, ¿porque te estoy explicando esto?.

La chica se encogió de hombros y comenzó a reír.

-Eres raro- dijo mientras me miraba.

-Tu eres la rara.

-No lo niego- dijo mientras me sonreía ampliamente.

Por un momento ambos nos miramos fijamente, demonios tenía algo que me hacía querer reir, lo cual hice.

-¿De que nos reímos?- pregunto ella.

- La verdadera pregunta aqui es como tienes tu una bella sonrisa- dije y baje la mirada hacia la invitacion la guarde de nuevo en mi saco antes de mirar la hora- si me disculpa señorita tengo el tiempo medido y es hora de retirarme.

-Soy Anna.

-¿Perdona?- pregunte mientras la miraba.

-Soy Anna, Anna Mottershaw- dijo mientras tomaba mi mano y la estrechas con fuerza.

-Tobías Baker- respondi- sabes creo que hace un rato tu madre te buscaba con total preocupación.

-Ya se le pasara- respondió quitándole importancia.

-Eso espero, fue un gusto haberte conocido Anna.

-Y para mi fue un gusto haber caído sana y salva sobre usted.

Yo la mire y no pude evitar reír. Pero que chiquilla tan más rara.
Al salir de la mansión de los Mottershaw,decidí dar una vuelta por Londres, después de todo no e tenido tiempo de recorrer sus calles desde que llegue aquí por trabajo. Sin mencionar que ahora tendría que buscar un regalo de bodas para Kim y Pepe.
Aunque la verdad no tenía muchas ganas de pensar sobre ello, ya habían pasado varios años y aunque ya no pensará en Kim, la idea de que ella se fue a casar no me agradaba del todo, de vez en cuando hablaba con ella pero sólo como amigos ya no pasaba aquel límite que yo mismo había colocado, golpe mi cabeza contra el volante mientras esperaba el cambio del semaforo, esto no era nada bueno, sabía que la quería pero no sabía con exactitud de que manera.

Si lo sabes pero no quieres admitirlo.

Maldita sea conciencia a veces te detesto tanto, levanté mi rostro del volante para tan sólo notar el cambio del semaforo, no en definitiva aún no me sentía del todo listo. Tal vez podría fingir tener trabajo para evitar ir a la boda, no estaba obligado a ir, además no e regresado a París no hace falta mi familia viene a verme. Creo que después de todo si puedo evitar estos sentimientos.

El rey de los Idiotas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora