Capítulo 2.

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—¿Ya estás lista, Cass? —inquiere Liam desde el otro lado de la puerta de mi habitación—. Hunter y West estarán aquí en un segundo.

Me veo en el espejo una última vez.

Al llamar a Lana y a Olivia, ellas habían elegido que debía usar una camisa dorada con unas cuantas lentejuelas sutiles, acompañada de un short negro que daba a relucir las curvas que en un año de entrenamiento con mis dos amigas había logrado adquirir, y por último, unos zapatos de platarforma negros que combinaban a la perfección con mi ropa.

Por otro lado, había decidido que mi cabello cayera en sus ondas naturales por mi espalda. Mi maquillaje era sutil, ni siquiera había optado por usar sombras, con mascara, un poco de rubor y labial bastaba para que me sintiera conforme conmigo misma.

Abro la puerta y me encuentro a Liam a punto de volver a insistir. Me mira de arriba a abajo y comienza a negar con la cabeza desenfrenadamente.

—Definitivamente no saldrás con eso.

—¿Por qué no?—inquiero sin prestarle mucha atención, recorriendo el pasillo y bajando a la primera planta siendo seguida por mi hermano.—Así es como todas las chicas de la escuela se visten, y no pareces quejarte cuando otras lucen así.

—Así es como todas las chicas se visten, no tú. ¿Tienes idea de lo mucho que babearán West y Hunter cuando te vean? No quiero tener que discutir con mis amigos, Cass.

Me encojo de hombros mientras le doy un mordisco a mi manzana verde.

—Pues no lo hagas. Por favor, Liam. Son West y Hunter, ellos son tan inmunes a mí como yo a ellos.

O eso quería creer.

—Sí, pero...

—Mira, Liam. Puedo verme como una chica superficial, pero eso no quiere decir que piense como una. Sigo opinando que los chicos como tú, Hunter y West son horribles y no merecen una chica que valga la pena.

Al parecer el idiota logra entender mis palabras, ya que suelta una carcajada.

—Tienes razón. No sé por qué me preocupo, jamás te fijarías en los idiotas de mis amigos, ni en alguien parecido a ellos. Te conozco lo suficiente.

Mi hermano es sabio y me conoce como la planta de su pie.

Él tenía razón.

¿Verdad?

—Además, papá ya tuvo una conversación de hombres con ustedes. —le recuerdo. No me habían querido contar qué fue lo que papá les dijo.

Escuchamos como el claxón del auto de Hunter suena, así que ambos nos disponemos a salir de la casa y subirnos en el asiento trasero del Audi A5 del castaño.

—Wow, bebé, ¿acaso quieres perder tu virginidad esta noche? —pregunta Hunter una vez me escanea de pies a cabeza.

Pongo los ojos en blanco automáticamente.

—Ella no perderá nada, porque nosotros estaremos ahí para cuidarla de todos los asquerosos que se acerquen a ella, porque es como nuestra hermana, ¿verdad? —mi hermano habla sonando como un loco controlador, pero sus dos amigos asienten con la cabeza decididos.

El resto del camino son conversaciones estúpidas, como las que solíamos tener todo el tiempo.

Al llegar creí que estar alejada de mis tres idiotas todo un año nos iba a afectar, pero lo cierto es que todo era como si nada hubiese cambiado. Como si yo jamás me hubiese ido... A excepción de todas esas miradas que había recibido por parte de West y Hunter a través del retrovisor. Había chocado mirada con ellos en múltiples ocasiones, pero decidí ignorarlo y no pensar el por qué de sus extraños comportamientos por el bien de todos en este auto.

Being a Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora