CAPÍTULO VEINTINUEVE: Nuevas gemas de la noche.
Seth comenzó a girar su anillo de compromiso en su dedo anular quedando pensativo, teniendo la expresión tranquila; Emmett se había encargado de llevarle y recogerle todos los días del colegio y ahora lo hacía con el instituto, era extraño asistir a estudiar en lugar ya que se podía un tanto nervioso por todas las miradas que recibían ambos ya que su vampiro terminaba despidiéndose de él con un beso en la frente y tras unas cuantas palabras más, con un beso en los labios.
Seth aun recordaba la primera vez que sucedió aquello, todos los alumnos se le habían quedado viendo, deteniendo su paso para ver a aquella pareja que se despedía, y como aquel hombre fornido sostenía de la cadera al más bajo mientras de daba aquel beso; no podían negar de que eran una bonita pareja, un tanto extraña debido al comportamiento de aquel hombre al tratarle, así como también algunos mencionaban a los Cullen, pero Seth se encargó de siempre mencionar que el apellido de su novio es McCarthy y no Cullen, para el menor era extraño decirle Cullen, lo conoció con su apellido de nacimiento y así se quedaba, algunos pensaban que era quizás pariente de los Cullen; Seth se percató lo frágil que podía ser la memoria de los humanos, que para ellos las personas que pasaban por su vida eran todas iguales y que no te acordabas de estas a menos que hayan sido muy significativas para uno. Pero otros en cambio recordaban a Emmett Cullen al lado de una hermosa rubia y no al lado de un joven de 18 años lo cual creaba cierta confusión e ignoraban a aquel atractivo hombre a fin de cuentas ya que terminaban algo confundidos por eso.
Las cosas iban mucho mejor a pesar de que Rosalie en oportunidades le decía niño o enano a pesar de ser más alto que Rosalie, sabía que aquella rubia solo lo decía para molestarlo ya que muy en el fondo ambos habían llegado a limar asperezas. Había logrado que su manada pudiera aceptar más a su imprimación, después de todo no podían lastimarlo aunque lo desearan y sus amenazas se quedaban en eso, solo amenazas. La familia Cullen siempre lo recibía de la mejor manera y Esme era la más entusiasmada ya que gracias a Seth y Jacob hacia nuevas recetas que veía en la televisión o que buscaba en internet, le encantaba cocinar y gracias a ambos chicos lo hacía con mucho gusto.
– ¿Mi amor? Ya llegamos. – La voz de Emmett se hizo presente e hizo que Seth enfocara su vista en el estacionamiento del instituto de Forks, con alumnos entrando y algunos saliendo, dejó de hacer girar su anillo de compromiso en su dedo y giró la cabeza observando a Emmett quien le sonreía e hizo lo mismo.
–Sí. – Emmett bajó del auto rodeándolo para abrirle a Seth quien no pudo evitar sentir sus mejillas y todo su rostro más caliente, quizás eran esos detalles lo que hacía parecer a su novio extraño. Salió colocando su mochila al hombro, ya algunas personas se habían detenido para observarlo y otros solo los observaban a la distancia. Emmett le acarició la mejilla sonriéndole, su vampiro estaba cada vez más alegre, siempre sonriendo y bromeando con él cuando tenían alguna cita o solo paseos por el bosque.
–Estuviste algo distraído en el camino, ¿En qué pensabas?– Seth solo pudo sonreír haciendo que sus ojos se hicieran pequeños, dándole un toque de ese ángel que poseía y que a pesar de que sus facciones se habían débilmente endurecido para darle un aspecto más maduro, Emmett adoraba, le hacía ver a aquel niño de 13 años que lo enamoró muy profundamente.
–Sólo... pensaba en todo lo que había pasado en estos años. – Emmett se mantuvo mirándole, manteniendo su cabeza ligeramente inclinada hacia abajo para verle mejor.
–Fueron unos años muy tranquilos, ¿No lo crees?–
–Sabes lo que pienso con que todo esté tan tranquilo. Eso hace que mis nervios se disparen casi de forma histérica. – El vampiro le acarició la mejilla.

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No se llamaría amor sino Doliera 3 [EmmSeth]
VampireUna nueva aventura empieza para Seth, ahora convertido en el prometido de su imprimación, Emmett, sin embargo al hombre lobo había algo que le preocupaba y eso era que todo estaba demasiado en calma: "Mucha calma solo puede traer una gran tormenta"...