Se escuchan los llantos de mi tía, amigos, mi hermana y yo.
No puedo creer lo que estoy viendo, siempre pensé que yo moriría antes que mi madre. Su cajón está en frente mío, el cielo está nublado, mi mamá muerta, y yo sola.Es como una pesadilla, pero de la que no voy a despertar.
-¿Querés café?
Solo asiento con la cabeza y no dejo de mirar a mi madre en la caja de madera.
-Isis, ¿Vamos a caminar? No te hace bien seguir viendo esto.-Dice entregándome el café.
-¿Por qué? ¿Por qué a ella? ¿Por qué no a mi?-hablo sin mirarlo.
-No digas esas cosas, no te dejés llevar por el dolor, vení. Vamos a caminar.-Me agarra de la mano y una chispa de algún sentimiento extraño se hace presente cuando siento el tacto. A él también le pasa y puedo notarlo, alguna emoción hace que sonría de costado y no puedo ocultarlo.
Por un momento olvido toda pena y solamente me concentro en sus ojos. Me mira y sé que a él le pasa lo mismo.
Lo veo cerrar sus ojos, se acerca lentamente a mi, sé lo que va a pasar. Me va a besar. Yo también cierro mis ojos y me voy acercando. Siento sus labios sobre los míos y miles de emociones se encuentran en mi pecho. Profundiza el beso tomando mis caderas con sus manos y acercándome más a él, mueve su boca lentamente y yo le correspondo ese beso tan dulce. Al quedarnos sin aire separamos nuestros labios, pero no nuestros cuerpos. Me abraza fuerte y yo lo aprieto aún más.
-¿Vamos?
-Vamos.